Aunque el admirado Nassim Taleb recomienda ver el futuro más como un gato que como una lavadora, me atrevo a proponerle cinco temas que en mi opinión darán que hablar en la profesión en este 2013. Un año que parece de transición, pero en el que se esperan interesantes avances que seguro merece la pena seguir.
Podríamos decir que uno de los beneficios más importantes del desarrollo de prácticas de RSE es el incremento de la capacidad de escucha del entorno y éste se encuentra en una gran transformación. Las compañías para ser creíbles tendrán que demostrar que actúan ante las preocupaciones reales de una sociedad que sufre. En España, la creación de empleo, la financiación de pymes o la lucha contra la corrupción/fraude. En el exterior, la forzada internacionalización de las empresas enfoca al cumplimiento de los derechos humanos o los impactos de las grandes infraestructuras. Asuntos tangibles que más allá de lo que tópicamente se ha denominado “la integración del concepto RSE en la estrategia”, se centrará en la forma en la que cruda y efectivamente es identificable en los procesos clave de negocio.
Todo parece que antes del verano tendremos lo que será la primera estrategia o plan de RSE de nuestro país. Una oportunidad sin precedentes para hacer legible el concepto más allá del círculo de los iniciados. Un documento que espero deje ver por primera vez y con vista panorámica, un enfoque de gobierno sobre este tema y cuyo proceso de discusión pondrá a prueba la utilidad y eficiencia del CERSE. Me atrevería a decir que esta iniciativa tiene la oportunidad de sacar de la semiclandestinidad las políticas públicas de impulso de la responsabilidad corporativa y enfocar la agenda no solo del resto de legislatura, sino de la década.
Hemos visto los primeros pasos de los nuevos informes integrados y en la primavera veremos muchos más. Nuevos enfoques de informes que tratan de contar de una forma diferente e interesante para el lector, la manera en la que las compañías crean valor y lo distribuyen.
En lo formal, en abril esperamos comience el periodo de consultas de la primera versión de lo que será el marco para la realización de informes integrados y que se espera esté lista a final de año. A finales de mayo tendremos la nueva versión de la Guía GRI – la denominada G4 – que viene con interesantes novedades como son, la eliminación de los niveles de aplicación progresivos, la inclusión de nuevos bloques de indicadores o nuevos criterios para seleccionar contenidos. También en lo formal, esperamos que en el primer semestre se conozca la comunicación de la Comisión sobre la Cuarta Directiva, la cual prescribe la forma las compañías deben reportar públicamente y en la que se esperan interesantes novedades.
Con una visión más amplia deberíamos destacar también los avances que se están produciendo en otros ámbitos de la transparencia y el buen gobierno de las organizaciones. A la tendencia internacional de mayores exigencias que van desde la ley Dodd-Frank en Estados Unidos a los nuevos requerimientos de reporting de la bolsa de Londres, deberíamos añadir la Ley de Transparencia del sector público español que se espera vea la luz también en primavera. Un texto que sin duda supondrá un punto de inflexión.
La agenda de la Estrategia Europea de RSE alcanzará velocidad de crucero y comenzarán a publicarse los primeros documentos. Veremos los primeros diálogos que tratarán de desarrollar códigos de conducta para industrias concretas o de la implementación de principios y comprobaremos la capacidad de articulación de la Comisión para alcanzar primeros objetivos antes de encarar el último año de vigencia de la estrategia.
La evolución de los sistemas de medición es a las crisis, lo que el desarrollo tecnológico es a las guerras. En tiempos de estrechez ganan los más eficientes y los que aciertan en sus procesos innovadores. Las herramientas que hacen a las empresas más sostenibles deben tener un papel importante aquí.
Seguramente seguiremos viendo un interés – incluso la obsesión – por medir para gestionar mejor. Esto es especialmente importante cuando se trata de activos intangibles. Veremos nuevos desarrollos de métodos cuantitativos que van desde nuevas metodologías de huellas de carbono al impacto de los programas sociales o de formación.
Aunque arriesgándome a la crítica de un amigo que con mucho criterio me dirá que los que tienen conocimiento no hacen predicciones y los que hacen predicciones no tienen conocimiento, creo que algunos de estos temas y seguro que otros muchos, nos ocuparan los próximos meses en un asunto que cada vez más forma parte de los proyectos de las organizaciones que desean no solo sobrevivir, sino tener éxito.
¡Buen año para todos!
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