Dicen que la fuerza empresarial más poderosa que se puede utilizar para cambiar las cosas está en los consumidores, por eso no nos damos por vencidos y creemos que la siguiente frontera de la responsabilidad corporativa se encuentra en la capacidad de las organizaciones para ser más confiables y transparentes con aquellos que interaccionan con la compañía. Esto que hasta hace muy poco era prácticamente utópico, hoy la tecnología puede hacerlo posible.
Durante los últimos veinte años, la aproximación a los compromisos sociales y ambientales para clientes se ha realizado a través de las etiquetas de producto, pero tras diferentes desarrollos, su influencia es baja en B2C y podríamos calificar – generosamente – de media en el ámbito B2B.
La situación actual pone de manifiesto que las prácticas responsables se quedan a nivel corporativo y es difícil encontrar información individual para productos o gamas de ellos, más allá de la regulada por la ley.
Aprovechando los avances que la tecnología actual permite, la idea es muy sencilla: Desarrollar un estándar de acceso a información ESG mediante un enlace a través de un Código QR – Quick Response Code– accesible desde un Smartphone o desde la web.
Los QR estarán cada vez más generalizados, y por tanto, una idea a estudiar, es dotarlo de un color específico e identificativo con las tres dimensiones del desarrollo sostenible.
Los QR-Codes fueron desarrollados por Denso-Wave en Japón el año 1994. Las especificaciones de esta tecnología forman parte de un estándar internacional (ISO 18004) de libre acceso
El éxito de esta tecnología se debe a su estándar abierto y a su uso asociado a los teléfonos móviles, que pueden funcionar como lectores. La información que pueden contener es muy variada: desde texto simple, hasta tarjetas de visita electrónicas, pasando por enlaces a páginas web. Aunque existen muchas otras aplicaciones.
España es el segundo país del mundo en penetración de smartphones, por encima de USA. Hoy es el 44% de los teléfonos que se comercializan son de este tipo. De estos el 75% utiliza internet y el mismo porcentaje dice ver video por este medio. Estos datos, obtenidos del estudio presentado por Google en marzo de 2012 “Our mobile planet: Global Smartphone User” indica que el 21% de los españoles ha cambiado su decisión de compra tras consultar su smartphone.
La información debe ser útil para el cliente, bien sea sobre las características ambientales o sociales del producto que adquiere, recomendaciones para disminuir el impacto durante el uso o cómo colaborar con la comunidad a través de la compra.
Ambiental: Materiales con los que está realizado, reciclabilidad o reutilización, huellas de agua o carbono, ausencia o presencia de determinadas sustancias, recomendaciones de uso para disminuir el impacto, etc.
Social: Lugar de fabricación, principios que cumple el fabricante. datos de impacto económico, etc. Posibilidad de colaborar con proyectos locales o generar microdonaciones a determinados proyectos, etc.
Accesibilidad: Física y lógica. Modos y ayudas de uso. Recorridos, usos para personas con movilidad reducida, etc.
Seguridad: Indicaciones y contraindicaciones. Precauciones de uso. Aspectos nutricionales, alergias.
Acostumbrados a escuchar una y otra vez que la información social y ambiental de las compañías no es creíble, vemos claro que la oportunidad para echar por tierra esta sentencia puede conseguirse a través de un proceso de revisión externa e independiente de la información que el cliente tienen accesible a través del código QR.
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