Los bonos verdes son una alternativa de financiación relativamente madura en EE .UU que crece a pasos agigantados en Europa y que ha desembarcado en España de la mano de Acciona e Iberdrola. Ofrecen un doble dividendo: son atractivos para empresas e instituciones (las emisiones de Unilever, GDF Suez o Toyota así lo confirman) y para los inversores, que apoyan iniciativas beneficiosas socialmente que ofrecen un retorno atractivo.
Los proyectos verdes, los únicos a los que pueden financiar los bonos verdes, se definen como aquellos que “promueven la sostenibilidad climática o ambiental u otros propósitos sostenibles”. Ramón Pueyo, director del área de Governance Risk and Compliance de KPMG en España, señala que el mayor interés hacia la emisión de bonos verdes podría estar en “sectores como la energía, las infraestructuras, el transporte o la automoción”.
El tamaño del mercado de bonos verdes superará en 2014 los 40.000 millones de dólares en todo el mundo. Las estimaciones indican que se situará por encima de los 100.000 en 2015.
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