Nuevo supervisor, nuevos requerimientos

Artículo escrito por Ramón Cañete.

Con la entrada en vigor de la unión bancaria, el Banco Central Europeo (BCE), como nuevo supervisor único y apoyado por los supervisores nacionales –entre ellos el Banco de España–, necesitará recopilar una gran cantidad de datos de las entidades financieras para un adecuado desempeño de su labor. Se presenta un gran reto para la nueva supervisión. La necesidad de contar con una información homogénea de toda la banca europea conllevará la inevitable modificación de las diferentes legislaciones nacionales con el objetivo de unificar la información a presentar al supervisor.

Para ello, el Banco de España modificará tres circulares: la de normas de información financiera, la de estadísticas de los intereses a los depósitos y a los créditos de empresas y particulares, y la que regula la información sobre la Central de Información de Riesgos. La modificación permitirá, por un lado, incorporar los nuevos requerimientos de información estadística y supervisora que el Banco de España debe facilitar al BCE, y por otro, avanzar en la homogeneización en la elaboración, la terminología, las definiciones, periodicidad y los formatos de los datos a presentar.

Estos cambios son de gran importancia para que la transición hacia la supervisión se haga de forma ordenada. Así, los nuevos estados financieros y las modificaciones realizadas en los datos a declarar a la Central de Información de Riesgos (CIR) se han diseñado para facilitar la aplicación de un modelo integral e integrado, tanto en la elaboración como en el control de la información financiera, pública y reservada, que tienen que facilitar al Banco de España las entidades. Los nuevos requerimientos de información implicarán la inclusión de nueva tipología de información que anteriormente no se reportaba, que dicha información se reporte al máximo nivel de detalle (se reportará operación a operación en vez de información agregada) y con una mayor profundidad (mayor número de atributos para una misma tipología de información).

Con esta ampliación de requerimientos se incrementará considerablemente el volumen de datos a almacenar, tratar y reportar por las entidades que, además, deberán asegurar una coherencia entre los distintos tipos de reportes a realizar, ya que los cruces y cuadres de información formarán parte de la actividad de validación del supervisor. Las entidades financieras, por tanto, deberán realizar modificaciones en sus procesos de generación de información para adaptarse a los nuevos requerimientos y plazos exigidos por el regulador. El nuevo panorama regulador es, sin duda, cada vez más exigente, y no solo en cuanto a la información a reportar. El esfuerzo que las entidades deberán realizar para adaptarse al mismo es evidente.

Sin embargo, las nuevas exigencias traerán también consigo una gran oportunidad para aquellas entidades que sean capaces de definir una estrategia informacional apropiada que les permita obtener el máximo valor de la información. La industria en general, salvo algunas excepciones, está fallando a la hora de enfocar la solución al problema, ya que no se ha desarrollado un adecuado entendimiento de las implicaciones que tiene el alineamiento de la estrategia corporativa de datos con la estrategia global del negocio. Por otro lado, la crisis financiera de los últimos años ha puesto en duda si el proceso de toma de decisiones era el idóneo y sobre todo, si la fiabilidad de los datos sobre los que se tomaban las decisiones era la adecuada. Es por ello que los nuevos requerimientos regulatorios deberían considerarse como un catalizador del proceso de transformación que impulse la mejora de los datos internos que se manejan para la toma de decisiones.

Si las entidades no logran transformarse con éxito, no solo no conseguirán cumplir con el regulador, sino que seguirán sin disponer de la información necesaria para gestionar convenientemente sus negocios, por lo que perderán cuota de mercado a favor de los bancos que sí lo hayan logrado. Todo ello requiere sin duda de una visión estratégica de largo plazo, que no siempre es fácil, ya que sería necesario afrontar grandes inversiones en proyectos multianuales de IT relacionados con la gestión de datos, sin olvidar la necesidad en el corto y medio plazo de cumplir con los hitos regulatorios.

Fuente: El Economista. Publicado el 27 de octubre de 2014