El 5% de los ingresos anuales de una empresa se pierden por distintos tipos de fraude. Casi tres billones de euros estimados sobre el Producto Bruto mundial de 2013 y muy cerca del PIB de Alemania. Es la conclusión a la que llega un reciente estudio de la Asociación americana de Inspectores Certificados de Fraude (ACFE). Y su impacto sigue aumentando: el 41% de los encuestados así lo señalaron recientemente en una jornada de previsión y gestión del fraude organizada por KPMG (a la que acudieron los directores de auditoría interna de las principales empresas españolas). Un 25% aseguró que el incremento había sido significativo (de más de un 25%).
“El fraude es una enfermedad incurable”, asegura Juan Ignacio Ruiz Zorrilla, director de auditoría interna de Telefónica. “Todas las organizaciones la padecen, en mayor o menor medida, pero los métodos para luchar contra él están avanzando. Se ha pasado de hacer muestreos y revisiones a utilizar la tecnología para crear sistemas. Los mapas de riesgo también son esenciales para conocer la organización”, señala.
La premisa general adoptada por los expertos antifraude es que, en el conjunto de la sociedad, siempre se observarán tres tipos de personas: aquellas que invariablemente desarrollarán una conducta adecuada (25%), aquellas cuyo comportamiento depende del entorno y la oportunidad (50%) y, finalmente, las que tienden a desarrollar conductas desviadas (25%). De ahí la importancia de acotar la posibilidad de que el fraude se produzca.
El primer paso es conocer al enemigo. “Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro”. Con esta frase del famoso libro ‘El arte de la guerra’ del estratega militar de la antigua China Sun Tzu, Ángel Requena, socio de Forensic de KPMG en España, resume esta necesidad. “El perfil del defraudador ha cambiado. Normalmente es una persona con un puesto ejecutivo, que trabaja en finanzas, ventas u operaciones y que normalmente actúa junto con otras personas”, asegura. Otras características son su edad entre 36 y 45 años y una antigüedad de más de seis años en la empresa, según el informe Perfiles globales del defraudador elaborado por KPMG.
A la hora de abordar el fraude, los expertos recomiendan atacarlo en tres frentes. La parte preventiva incluiría, según Juan Ignacio Ruiz Zorrilla, “mecanismos de gobierno corporativo y de control y educación en valores”. Y la herramienta más útil en la lucha contra el fraude es, en su opinión, el canal de denuncias interno en la empresa. Las otras dos patas son la detección y la investigación, a la que ayudan los mecanismos de análisis de Big Data que ya se están generalizando en las empresas. La encuesta realizada en el evento de KPMG determinó que el 62% de las empresas enfoca el fraude desde un punto de vista detectivo, mientras que solo un 38% calificó su enfoque de preventivo.
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