El año 2014 será recordado como clave en la historia del sector eléctrico español por la entrada en vigor de una dura reforma orientada a eliminar un déficit de tarifa que ponía en peligro la sostenibilidad del sistema. Sin embargo, 2015 no va a ser tampoco un “año de trámite” para el sector, ya que están pendientes importantes decisiones y normativas, en un año electoral y con intensa agenda internacional, en el que se reabrirá sin duda el debate sobre nuestro modelo energético.
Para empezar, es posible que el Gobierno tenga que tomar en 2015 medidas complementarias para terminar de cerrar un déficit de tarifa que se resiste a desaparecer del todo, debido a unos ingresos regulados menores de los esperado, dificultades para recuperar reliquidaciones del antiguo régimen especial e incertidumbres sobre el canon a la producción hidroeléctrica.
Para los consumidores domésticos, la novedad más destacada será la introducción de precios horarios a partir del 1 de abril para los acogidos al PVPC (precio voluntario para el pequeño consumidor) que cuenten con contador inteligente, que podrán reducir sus facturas desplazando consumos a horas de menor precio. Otra cuestión relevante para los consumidores será el Decreto sobre autoconsumo que puede ser decisivo además para el futuro próximo de las renovables (en especial la fotovoltaica).
2015 será también importante para la eficiencia energética, ya que está previsto aprobar en enero un Decreto que termine de transponer la directiva europea y permita cumplir con el objetivo del 1,5% acumulativo de ahorro anual de energía entre 2014 y 2020.
Por su parte, los distribuidores estarán atentos al desarrollo de aspectos pendientes que afectan a sus ingresos, como los estándares de costes y los factores de eficiencia.
Se deberán tomar también importantes decisiones que afectan al mix de generación. En enero vence el actual mecanismo de apoyo a las centrales de carbón nacional, mientras la Directiva de Emisiones Industriales les obliga a optar antes de octubre entre un plan de reducción de emisiones o un programa de cierre. Por otra parte, no se puede postergar la solución a los ciclos combinados que apenas producen y que soportan importantes costes fijos sin que se les autorice a cerrar o “hibernar”. Y en 2015 debería conocerse la decisión sobre la renovación de la autorización de explotación de Garoña hasta los 60 años, la primera para una nuclear española.
No deberá perderse de vista tampoco la intensa agenda internacional prevista para 2015. El año será decisivo para asegurar un mayor nivel de interconexión a través de la frontera francesa a futuro. Nuestro país deberá aprovechar el éxito logrado al incluir este tema en la agenda de energía de la UE. Deberá seguirse además el desarrollo de los códigos de red europeos, que tienen por objeto alcanzar de manera efectiva el mercado interior de la energía. Antes de concluir el año, se celebrará la Cumbre de París, hito marcado para llegar a un acuerdo global en materia de lucha contra el cambio climático, y que afectará de lleno al futuro modelo energético nacional.
Finalmente, la cuestión energética surgirá en el contexto electoral de manera ineludible. Ante la ausencia de consenso en un tema tan crucial, sería deseable que las distintas propuestas en cuestiones de energía vengan acompañadas de un análisis claro de sus implicaciones económicas, ambientales y de seguridad de suministro, asegurando un debate serio que evite repetir errores del pasado.
Autor: Alberto Martín Rivals, Socio responsable de Energía de KPMG en España
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