La autoridad de supervisión de las compañías aseguradoras a nivel europeo EIOPA acaba de publicar los resultados del segundo test de estrés, que se ha realizado durante los primeros meses de 2014. Este ejercicio ha gozado de un nivel de participación suficientemente elevado para que el supervisor europeo considere que los resultados son realmente significativos. De hecho, el comisario europeo Jonathan Hill las ha calificado como unas pruebas “serias y profundas”.
El Stress-Test pretende medir la resistencia de las compañías aseguradoras ante potenciales escenarios adversos en los mercados financieros y es similar en su finalidad a los realizados a las entidades bancarias. Los escenarios planteados en el ejercicio consisten, básicamente -de modo sintético- en dos suposiciones. Por una parte, se simula una distorsión en el mercado de activos que ocasiona pérdidas en el valor de los mismos (bonos, acciones, inmuebles, etc…). Por otra parte se simula una distorsión en los tipos de interés, basada en una situación persistente de bajos tipos de interés o en una alteración en el formato de la curva de tipos. Bajo estas hipótesis se evalúa el impacto que estas situaciones podrían tener en la capacidad de las compañías aseguradoras para cumplir con las obligaciones contraídas en sus contratos de seguro.
El resultado general ha sido bastante satisfactorio, particularmente para las compañías españolas, las cuales han mostrado una escasa sensibilidad a estos hipotéticos shocks. Sin embargo, no ocurre lo mismo en toda Europa, ya que algunas de las otras jurisdicciones europeas sí que han presentado potenciales descuadres en las duraciones y rentabilidades, que según EIOPA deberían ser objeto de monitorización por parte de las autoridades de supervisión de esos Estados Miembros. El nivel de capitalización de las compañías aseguradoras europeas –y particularmente españolas-, es suficiente en términos generales, incluso si finalmente se materializaran los eventos desfavorables planteados en el examen. Los resultados demuestran que el tamaño es un factor muy importante de solidez financiera, de forma que cuanto menor es el tamaño, mayor es la vulnerabilidad a posibles shocks. Sólo una pequeña parte del grupo de entidades que han participado en el test de estrés han declarado problemas para cumplir con el capital regulatorio mínimo y estándar. Las compañías aseguradoras españolas que han participado en el ejercicio han obtenido unos resultados muy positivos, siendo de las que en menor medida se verían afectadas por unas alteraciones como las planteadas, como ya se ha comentado. Como se ha señalado desde el sector, esto es debido a que los mecanismos técnicos que ahora son novedosos en Europa, se vienen utilizado desde hace años en la industria aseguradora española, a la vanguardia en la gestión de activos y pasivos.
No obstante, EIOPA destaca la importancia de un par de cuestiones para todas las compañías aseguradoras que conviene poner de relevancia. Por una parte señala a los planes de recuperación y a la extensión del periodo de recuperación (llamado “dampener” de Pilar II, cuyas características son objeto de consulta pública desde el pasado 27 de noviembre), como herramientas de gestión de circunstancias adversas inesperadas, áreas donde la supervisión va a poner el foco hasta la puesta en marcha de Solvencia II y que por tanto, deberá ser una clara línea de trabajo de las compañías de seguros en los próximos meses. El objetivo es trabajar en la predefinición de estos planes, estableciendo su estructura, variables y líneas de acción con carácter previo a la situación de crisis para evitar la improvisación cuando se presentan tales circunstancias. En segundo lugar, EIOPA también destaca la importancia de que las compañías aseguradoras conozcan y sepan utilizar de manera adecuada todas las herramientas que Solvencia II pone a su disposición para la gestión de riesgos. En este ámbito EIOPA se está refiriendo particularmente a las medidas del paquete de garantías a largo plazo, unas medidas técnicas que es importante conocer para evaluar en qué medida interesa a cada compañía su puesta en marcha. No olvidemos que la mayor parte de estas medidas requieren una autorización administrativa, y por tanto conllevan la tramitación de un expediente en el que habrá que acreditar el cumplimiento de los requisitos, por lo que la planificación previa es esencial. Además, las compañías pueden apoyarse en la opinión de un experto independiente, lo cual ayudará sin duda al supervisor a formarse un criterio con carácter previo a la toma de una decisión.
Autor: Álvaro Urrutia es director del área de Financial Risk Management (FRM) de KPMG en España
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