La banca digital no es el futuro, es el presente. En Estados Unidos, donde hay más datos oficiales al respecto, al menos ya lo es. Según el informe Consumers and Mobile Financial Services 2014, de la Reserva Federal, en 2011 un 21% de los usuarios de móvil ya utilizaba algún tipo de servicio bancario a través de él, y la cifra se alzó al 33% en 2013. Las oportunidades que trae el cambio son infinitas y nuevos competidores, muchos de ellos con ADN digital, ya han entrado a ciertos negocios tradicionalmente aglutinados por la banca.
Los servicios de pago fueron los primeros que acogieron a estos nuevos jugadores. En Estados Unidos, Google tiene en marcha Google Wallet, una herramienta para efectuar pagos o realizar y recibir transferencias, y Starbucks ha cosechado un éxito notable con una aplicación que, escaneando un código, permite hacer pagos en sus puntos de venta o incluso dejar propinas. Pero esto es solo la punta del iceberg. Los expertos coinciden en que el próximo campo de batalla serán los créditos: desde el crowdfunding que ya nació en Internet hasta empresas más tradicionales que usan la red para ponerse en contacto con compañías que buscan financiación (firmas de capital riesgo, hedge funds o compañías de préstamos peer to peer).
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