Derribar barreras al comercio y a la inversión y fijar estándares comunes en la región Asia-Pacífico. Son los principales objetivos del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), que firmaron doce países el pasado 4 de febrero en la ciudad neozelandesa de Auckland, tras cinco años de negociaciones. Se trata de un acuerdo sin precedentes que creará la mayor zona de libre comercio del mundo. Abarca un conjunto de economías que suponen el 40% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, un mercado de más de 800 millones de personas y alrededor de un tercio del comercio mundial.
Los ministros y representantes de EEUU, Japón, Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Perú, Malasia, México, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam se comprometieron a cumplir este tratado que incluye 30 capítulos sobre comercio de bienes, aduanas, comercio electrónico, derecho de los trabajadores y propiedad intelectual, entre otros aspectos. “Nuestra meta es mejorar la prosperidad compartida, crear empleos y promover un desarrollo económico sostenible para todas nuestras naciones”, señalaron las partes firmantes en la declaración final.
Tras la firma, se abre un plazo de dos años para que cada país miembro lo ratifique, y para su entrada en vigor es necesario que lo confirmen al menos seis de los firmantes originales y que representen el 85% del PIB combinado del bloque. EEUU, su principal impulsor, confía en contar con el apoyo del congreso de su país, que este año celebra elecciones, porque supone grandes beneficios para la economía estadounidense. En total, 130.000 millones de dólares anuales de crecimiento del PIB, según el representante de Comercio Exterior de EEUU, Michael Froman.
El presidente Barack Obama aseguró que “el TPP permite que sea EEUU y no países como China quienes escriban las reglas del camino en el siglo XXI, lo que es especialmente importante en una región tan dinámica como la de Asia-Pacífico”. Y añadió que “las reglas del comercio global demasiado a menudo socavan nuestros valores y ponen a nuestras empresas y trabajadores en desventaja. EL TPP lo cambiará, ya que elimina más de 18.000 tasas que varios países aplican sobre los productos hechos en EEUU”.
Por su parte, el Ministerio de Comercio chino reaccionó a la firma con palabras de apoyo al proceso de apertura del comercio y la inversión en la región y mostró su interés en el pacto. “El TPP es un acuerdo exhaustivo. China lo está estudiando y realizando una evaluación” del texto, señalaron las autoridades chinas en un comunicado.
El TPP se define como “un acuerdo histórico propio del siglo XXI” porque elimina o reduce barreras arancelarias y no arancelarias incluyendo el comercio de bienes y servicios y la inversión. De esta manera, se crean nuevas oportunidades y beneficios para las empresas, trabajadores y consumidores. Busca que las economías de cualquier nivel de desarrollo y empresas de cualquier tamaño puedan beneficiarse del comercio. Y pretende ser una plataforma para la integración económica regional y para que se sumen otras economías de la región Asia-Pacífico.
La primera ronda de conversaciones para cerrar este pacto comenzó en Melbourne (Australia), en marzo de 2010, donde se constituyeron los grupos de trabajo. Desde este momento se fueron incorporando a la negociación diferentes países como Malasia, Japón, Canadá o México. Fue en octubre de 2015 en Atlanta (EEUU) cuando se anunció el pacto alcanzado sobre el libre comercio en la zona, tras superar importantes desacuerdos en agricultura, propiedad intelectual y patentes farmacéuticas
Impacto en las empresas españolas
Según Antonio Hernández García, socio de Internacionalización de KPMG en España, “la actividad española en el área TPP es aún reducida en términos de exportaciones pero importante en cuanto a inversiones directas, ya que el stock de inversión española allí supera los 90.000 millones de euros y representa el 26% del total de inversiones españolas en el exterior. Por su parte, las exportaciones a esta zona han registrado una tendencia creciente en los últimos años (en 2010 representaban el 8% del total de las exportaciones españolas y en 2015 ascienden al 10%). No obstante, es preciso diferenciar entre las regiones afectadas, ya que la presencia española en la zona TPP es significativamente mayor en los países latinoamericanos firmantes y en EEUU”.
Fuente: Secretario de Estado de Comercio, 2016.
El impacto de este acuerdo para las empresas españolas es, por tanto, incierto. De hecho, Antonio Hernández García habla de un doble efecto. “Por un lado, un efecto ‘desviación de comercio’ inherente a acuerdos de este tipo, que podría afectar a nuestra cuota de mercado en la región: el TPP otorgará a países como Estados Unidos, Canadá, Japón o Australia un acceso preferente a economías asiáticas de gran potencial y dinamismo, como Vietnam o Malasia y, además, facilitará el acceso a otros competidores de la zona TPP a Estados Unidos, principal mercado extracomunitario de las exportaciones españolas. Frente a este efecto, el acuerdo tendrá un impacto positivo en las economías latinoamericanas firmantes (México, Chile y Perú), lo que beneficiaría a las numerosas empresas españolas establecidas en estos países”, concluye Hernández.
Hacia el libre comercio entre EEUU y la UE
La firma del TPP podría servir de precedente para consolidar el acuerdo de Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión entre EEUU y la UE, conocido por sus siglas en inglés TTIP. De hecho, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, calificó al final de las negociaciones que el acuerdo transpacífico supone una “buena noticia” para el TTIP, que se está negociando desde junio de 2013. Ambas partes representan cerca del 60% de la actividad económica mundial, el 33% del comercio en bienes, el 42% de comercio en servicios y 800 millones de consumidores.
Según la Comisión Europea, que trata los acuerdos comerciales en nombre de los 28 países miembros, el TTIP tiene como objetivo mejorar el acceso de las grandes y pequeñas empresas europeas al mercado trasatlántico; reducir los trámites y los costes sin que baje la calidad; y crear nuevas normas para facilitar la importación, la exportación y la inversión.
En octubre de 2015 un equipo de investigadores nacionales e internacionales presentó un estudio, dirigido por la profesora de la Universidad Complutense María de la Concepción Latorre y el Instituto de Estudios Económicos, sobre el impacto que tendría este acuerdo en la economía española. Según este análisis, España conseguiría ser el 4º país de la UE que más ganaría en empleo generando 335.000 puestos de trabajo y un incremento del PIB del 2,94% en un periodo de cinco años.
Las pymes serían las principales beneficiarias. El 93% de las empresas que exportan a EEUU son pymes según estimaciones de la Comisión Europea. Estas empresas exportan el 88 % de los productos alimenticios españoles, el 93 % de las bebidas, más del 50 % de los servicios técnicos, dos tercios de los productos textiles y más del 50 % del calzado y artículos de cuero.
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