¿Alguien ha oído a algún político español plantear el tema demográfico como una prioridad o tan siquiera como un asunto más de su agenda de declaraciones? Es más, ¿Hemos oído a algún ciudadano como tú o usted abordar el tema de la demografía como se plantea la educación, el terrorismo, el paro o la corrupción?
Seamos sinceros: esta sociedad del siglo XXI permanece/permanecemos ciegos ante el problema demográfico español y europeo, en particular, y ante la demografía mundial en general. Absolutamente ciegos. El problema de fondo es que nos va a estallar en la cara. Mejor dicho, en la cara de las próximas generaciones inexorablemente. Son matemáticas y es geografía.
Vamos a los conceptos más próximos:
1.- Que no suene egoísta, pero el futuro de nuestro Estado del Bienestar, que existe, se mantiene y es excelente, depende ineludiblemente de nuestra demografía. Vamos a ser un país y un continente de personas mayores. Con el consiguiente incremento de enfermedades crónicas neurodegenaritivas.
2.- ¿Quién va a pagar las pensiones y los sistemas de jubilación? La población española no somos conscientes de que nuestro sistema público es solidario, no es de ahorro.
3.- Seguimos, en general, sumidos en un complejo en todo lo que concierne a la Familia. Es como si sonara a casposo, a ultracatólico y a rancio, cuando, en verdad, es la base de nuestro sistema de sociedad occidental. En el caso concreto español es la gran ventaja respecto a otros países de nuestro entorno -dicho se a de paso- hasta que nos carguemos la Familia como institución. Y vamos camino de ello.
4.- La cuestión demográfica no es solo de aritmética poblacional, que también. La explosión en África, nuestros vecinos aquí abajo, es ya una realidad. Hoy, la mitad de los habitantes de Mali o Níger tiene menos de 14 años. Cada nigeriana tiene siete hijos de promedio y es que Nigeria va a ser el tercer país más poblado del mundo en pocos lustros. Sin olvidar a Egipto. ¿Dónde se van a meter? ¿Qué van a comer? ¿Quién los puede reclutar?
5.- A la explosión en África se añade la implosión en Europa. A lo que hay que unir que el movimiento migratorio actual no ha hecho más que empezar.
En conclusión: por motivos económicos, sociales, políticos, de seguridad, y hasta medioambientales, la cuestión demográfica debería constar en el frontispicio de esta parte del mundo. La sociedad europea y muy especialmente la sociedad española deberíamos tomar conciencia de la importancia de los problemas y atender las prioridades a largo plazo.
Porque esto no se soluciona de aquí a las próximas elecciones, ni con políticas locales o políticos autonómicos.
La cuestión demográfica es el denominador común de todos nuestros problemas. Y deberíamos verlo, aunque para ello tengamos que curar nuestra ceguera.
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Ángel Expósito es periodista y coordinador de informativos de la Cadena Cope.
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