No cabe duda de que el negocio bancario experimentará un cambio radical en los próximos años. Así lo expresan tres de cada cinco directivos encuestados para el informe Transformación del sector financiero en España elaborado por KPMG.
¿El motivo? Concretamente se pueden citar tres:
1. En primer lugar, la reducción de los márgenes generados por el negocio bancario tradicional de intermediación financiera, que obliga a generar beneficios adicionales acordes con la capacidad operativa instalada y que permitan recuperar los niveles de rentabilidad previos a la crisis.
2. El aumento de la competencia tras la aparición de nuevos modelos de negocio que eliminan la necesidad de intermediación bancaria (p.e. plataformas de crowdfunding o P2P lending) y de nuevos entrantes ajenos al sector que ofrecen soluciones alternativas a las bancarias, fundamentalmente en términos de crédito y medios de pago.
3. Una regulación restrictiva que, cada vez más, hace que las entidades deban seleccionar adecuadamente la asignación de capital a los diferentes negocios, alejándose de aquellos con altos consumos de capital y bajas rentabilidades.
Por estas razones, más de un 80% de los ejecutivos entrevistados cree que en los próximos años el negocio bancario se transformará, ya sea de una forma radical o gradual.
Queda entonces preguntarse, ¿qué es lo que se avecina?
En cuestión de rentabilidad, las entidades financieras tendrán que esperar algunos años para ver crecer sus beneficios hasta niveles previos a la crisis. Solo un 18% espera que su rentabilidad mejore −aunque sin llegar a los tiempos precrisis−, mientras casi la mitad cree que se mantendrá estable. Para crecer, el incremento de la vinculación de clientes actuales será el principal impulsor, según apunta la totalidad de los directivos. Y, con vista a diferenciarse de sus competidores, la atención comercial, la imagen y la calidad del servicio serán clave.
Por otro lado, también se aprecia un cambio importante a la hora de elegir nuevos mercados geográficos donde adentrarse. Latinoamérica, destino por excelencia en las últimas décadas, ha quedado relegado a un segundo puesto superado por Europa, hacia donde un 75% pondrá rumbo en su expansión.
Las claves de este cambio de tendencia se pueden encontrar en la necesidad de buscar destinos con menores riesgos implícitos, especialmente riesgos políticos, regulatorios y de tipo de cambio. La desaceleración económica de las economías emergentes también está detrás de esta necesaria transformación del sector, así como el elevado coste de cumplimiento regulatorio, que podría conllevar, en determinadas situaciones, realizar inversiones en Estados Unidos. Por último, los directivos del sector mencionan también el interés por concentrar el footprint geográfico en países bajo la supervisión del Banco Central Europeo (BCE).
Para la expansión geográfica resultará clave flexibilizar el modelo de negocio global, así como identificar mercados atractivos y definir el modelo más adecuado para instalarse en los mismos, en función de las implicaciones estratégicas, financieras y regulatorias de cada banco. Asimismo, las entidades financieras deberán establecer los mecanismos pertinentes para aislar los riesgos de unos mercados a otros y permitir, llegado el caso, realizar desinversiones.
Es aquí donde los bancos deben poner punto y final a los modelos tecnológicos rígidos que les han acompañado hasta ahora y que, si bien garantizaban la seguridad en las transacciones y en el almacenaje de grandes volúmenes de datos, dificultaban en cierta medida el desarrollo de nuevos modelos de negocio y servicios a clientes.
El desarrollo tecnológico resultará en este sentido fundamental, como también lo será a la hora de hacer frente a la entrada de nuevos competidores en los próximos años, entre los que destacan las “.com” como las más temidas por un 73%.
La tecnología también será el principal medio que ayude a los bancos a responder mejor a las necesidades futuras de sus clientes, que en un 73% de los casos, se prevé que estén orientadas hacia la posibilidad de interaccionar con la entidad desde plataformas multicanal. Digitalización y multiacceso serán así, junto a la calidad del asesoramiento, las principales palancas para la captación de clientes.
Pero, ¿qué canales serán los más utilizados por los consumidores? Según nueve de cada 10 directivos las apps ocuparán el primer puesto, seguidas por la web. A estos canales se accederá fundamentalmente a través del móvil y también, aunque en menor medida, vía tablet. Por el lado contrario, el call center y la oficina serán los canales menos utilizados, aunque el menor uso de este último es coherente con un modelo comercial en el que la sucursal debería quedar restringida a operaciones de alto valor añadido como el asesoramiento especializado.
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