Eduardo Navarro es una figura clave en Telefónica. Tanto es así que, tras ocupar diferentes cargos de relevancia en Telefónica, la compañía acaba de nombrarle presidente y CEO de sus operaciones en Brasil, puesto que asumirá a finales de este año. Hasta entonces, seguirá ejerciendo como director general comercial digital, su cargo actual, desde el que es responsable de definir la oferta de la compañía ante un cliente hiperconectado e hiperinformado. Ingeniero de Minas de formación, a lo largo de sus 15 años de vinculación a Telefónica ha ejercido cargos muy diferentes de responsabilidad estratégica.
En su opinión, ¿qué cualidades requieren hoy en día los ejecutivos para liderar con éxito empresas globales como Telefónica hacia el futuro en un periodo de transformación?
La primera es la capacidad de adaptarse a los cambios. Estamos en un momento de la historia en el que es fundamental entender qué está pasando e inferir las implicaciones de los cambios en nuestro negocio y en nuestra vida. Esto conlleva también voluntad de aprender, o sea learning agility. Las cosas que aprendimos en la escuela, o incluso hace cinco años, ya no valen, de modo que es necesario ser capaz de renovar el conocimiento constantemente.
La segunda es la habilidad para derribar barreras. Las empresas tradicionales están muy organizadas en silos. El departamento de marketing, el de recursos humanos, el de tecnologías de la información… Muchas veces estas áreas solo confluyen en un nivel muy alto de la organización. Sin embargo, para llevar a cabo la transformación necesaria hoy en día hay que tocar procesos que son multifuncionales.
La gran diferencia entre las empresas que son nativas digitales es que en ellas no existe esta configuración en silos que, por el contrario, es tan fuerte en las empresas que vienen de sectores más tradicionales. Por eso es tan importante poder romper estas barreras y trabajar en grupos y proyectos multifuncionales.
La tercera cualidad que destaco es lo que llamamos la “actitud de hacker”. A veces la palabra hacker se confunde erróneamente con un delincuente digital. Pero para nosotros no es lo mismo. Para nosotros el hacker es alguien muy curioso que nunca se conforma cuando encuentra una barrera y siempre la quiere penetrar.
Según concluye el informe Global CEO Outlook, recientemente publicado por KPMG, los próximos tres años traerán consigo un periodo de transformación sin precedentes para las empresas y sus sectores. El sector de telecomunicaciones, por su parte, ha visto ya cambiar radicalmente el escenario: digitalización, foco en cliente, construcción de oferta integral, simplificación y crecimiento. ¿Qué papel tiene la actividad digital y de innovación para afrontar dichos retos?
Es un papel clave. La digitalización y, de su mano, la innovación, es el principal reto que afrontan ahora mismo los primeros ejecutivos, sea cual sea el sector, incluso los gobiernos. Es un error creer que la digitalización se puede abordar desde un departamento de innovación o de transformación digital puesto que impulsar la transformación y la innovación es una responsabilidad principal del presidente. Tal vez, una unidad específica, en una fase inicial, puede funcionar como catalizador o impulsor de esa transformación, pero si no tiene el apoyo de la alta dirección de la compañía y no se propaga rápidamente a toda la organización es muy difícil que logre su objetivo. Telefónica lo hizo hace unos cinco años al crear Telefónica Digital, que facilitó que muchas de las iniciativas que se estaban planteando pudieran prosperar. No obstante, la misión de un departamento digital debería ser morir una vez que el ADN digital se expande a toda la organización.
En Telefónica esto también se ve a nivel estructural. Todas las áreas se han tenido que adaptar al mundo digital. Actualmente, el 99,9% de nuestra red se utiliza para trasladar datos, mientras que histórica y naturalmente nuestra red se había empleado para transmitir voz. Ahora, incluso muchas de las personas que hablan vía voz lo hacen utilizando aplicaciones de datos. Este cambio afecta al departamento de redes, al departamento de sistemas, al departamento de recursos humanos que también tuvo que buscar nuevos perfiles… Es un cambio de extremo a extremo.
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