Artículo escrito por Pedro González.
Cobega es un grupo societario familiar con amplia presencia internacional y dilatada trayectoria profesional. Alfonso Líbano (Barcelona, 1954) encarna a la perfección la sagacidad, perseverancia y tenacidad necesarias para que este linaje tenga una etiqueta con denominación de origen. Un origen que se remonta hasta 1900, cuando Santiago Daurella fundó la fábrica de refrescos Bebidas Carbónicas D. y persuadió a The Coca-Cola Company para la distribución en España. Medio siglo después, en 1951, nació Cobega S.A. y se convirtió en el primer embotellador en nuestro país de la bebida más famosa en el mundo.
En la década de los 90, la tercera generación tomó el mando y continuó ampliando líneas de negocio. En 1993 se fundó Daba –el distribuidor exclusivo de Nespresso en España–, en 1997 Equatorial Coca-Cola Bottling Company y en 2012 se incorporó la gestión del Grupo Cacaolat, fruto de la asociación entre Cobega y Damm. En 2013, tras la integración de las distintas embotelladoras en la península ibérica, se articuló Coca- Cola Iberian Partners, lo que les aupó como líderes alimentarios de España. Tres años después, se ha constituido Coca-Cola European Partners –el mayor embotellador de Coca-Cola del mundo por ingresos–, que resulta de la alianza entre Coca-Cola Enterprises, Coca-Cola Iberian Partners y Coca- Cola Erfrischungsgetränke.
El Grupo cerró el pasado ejercicio con un valor de negocio superior a los 3.000 millones de euros. Este año Coca-Cola Iberian Partners ha protagonizado el mayor salto al parqué español y su valoración le permitiría cotizar en el Ibex 35. La visión a largo plazo, el compromiso, la lealtad y motivación de los empleados o el deseo de preservar el control son ingredientes de la receta del éxito de cualquier empresa familiar. Y de eso sabe mucho Alfonso Líbano, quien ocupa desde hace un año la presidencia del European Family Businesses.
A poco de cumplir su primer año al frente de la institución, realiza un diagnóstico positivo sobre la radiografía de estas compañías. Asegura que son “el motor del crecimiento europeo y el mayor empleador, con un 60% de la creación de los puestos de trabajo”. Sin embargo, algunas amenazas –sobre todo en materia fiscal- podrían poner contra las cuerdas su supervivencia. Y es que mientras que en Estados Unidos, por ejemplo, el tipo medio del IRPF se sitúa en el 28% y la presión fiscal permite tener renta disponible como para hacer frente a los pagos que se han de efectuar al erario público en el momento de heredar, en Europa el tipo medio escala hasta el 45%. Y el coste fiscal es uno de los aspectos más significativos que afectan al traspaso intergeneracional de las compañías. En este sentido, Alfonso Líbano Daurella lamenta que la infinidad de figuras tributarias que existen, así como la elevada carga fiscal sobre determinadas plusvalías, provoquen que “casi todo el mundo inicie sus negocios con un porcentaje de deuda que lleva al fracaso a corto plazo”.
El presidente de European Family Businesses hace hincapié en la relevancia de aligerar tan tremenda carga fiscal y se regocija de lograr, poco a poco, que el concepto de empresa familiar empiece a ser reconocido por la Unión Europea. “Somos los que creamos el empleo”, recalca.
El 72% de las empresas familiares europeas se muestra optimista sobre su situación económica a un año vista. Y entre sus principales prioridades destacan la rentabilidad, la facturación y la innovación, según se desprende de la quinta edición del Barómetro europeo de la empresa familiar, realizado por European Family Businesses y KPMG. Líbano Daurella reconoce un buen estado de forma y que “la solvencia es cada día mayor”. No obstante, el tamaño importa. Al menos, en cuanto a la productividad de las empresas se refiere. Y el de las europeas resulta demasiado pequeño como para competir en un mundo cada vez más global. Por ello, al margen de reiterar que la política fiscal favorece la sucesión generacional en un momento en el que hasta el 18% de las empresas familiares europeas baraja la posibilidad de traspasar su gestión, el presidente de EFB insiste en que el reducido tamaño conlleva serios problemas competitivos.
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soy un trabajador de cocacola y traabaje muy agusto en esaempresa norbega
integran de una forma eficaz a los trabajadores veo que el hijo de alfonso libano sigue mejorando lo que alfonso lego un saludo