Coincidiendo con su 25ª Asamblea, el pasado 9 de mayo, el Instituto de Empresa Familiar (IEF) presentó el informe La dimensión empresarial como factor de competitividad, en el que recogen las reformas que, desde su punto de vista, son necesarias para mejorar su rendimiento y aportación al crecimiento de la economía española.
Si tenemos en cuenta que, según los datos recogidos por el IEF, este tipo de negocios representa en nuestro país el 90% de las empresas, el 70% del empleo privado y el 60% del valor añadido bruto de la economía española, no cabe duda que atender sus necesidades resulta un factor clave para impulsar el desarrollo económico.
No obstante, y aunque es necesario abordar las barreras institucionales (legales, fiscales o regulatorias) que reclaman, es importante también hacer una reflexión acerca del papel que juega el tamaño de las empresas en el crecimiento de la productividad y la creación de empleo. Opinión que comparte Ramón Pueyo, socio responsable de Empresa Familiar de KPMG en España: “la oportunidad del informe es indudable. Ayudar a nuestras compañías a ganar tamaño es crítico no sólo para la competitividad de las compañías y nuestra economía sino también para la generación de empleo de calidad”, afirma.
Las peticiones de la empresa familiar al Gobierno
Sin embargo, las peticiones del IEF apuntan más hacia el ámbito institucional. A continuación recogemos las demandas más destacadas respecto a la educación, el mercado laboral, el sistema tributario, la Administración pública, regulación y financiación.
-Educación: la empresa familiar pide un pacto por la educación. El estudio destaca la necesidad de fomentar la cultura empresarial y emprendedora no solo dentro de la familia sino desde las instituciones y escuelas. Los directivos de la empresa familiar reclaman un sistema más individualizado, en el que se potencie el valor añadido de cada alumno. Una petición muy relevante teniendo en cuenta que, según una encuesta elaborada por KPMG, los jóvenes que buscan su primer empleo sitúan los valores y la visión de futuro de la organización como prioridades detacadas a la hora de elegir en qué empresa prefieren trabajar. Entre el resto de peticiones del IEF respecto a la educación detacan una mayor especialización de las universidades, más formación y prácticas en empresas y la formación dual como apuesta principal para las profesiones vocacionales.
-Mercado laboral: proponen un único contrato fijo que concentre las diferentes modalidades de indefinido u obra y servicio, o la flexibilidad del contrato a tiempo parcial donde las horas anuales se puedan repartir a lo largo del año según las necesidades de producción. Solicitan, asimismo, una mayor coordinación entre el mundo formativo y el ámbito empresarial.
-Fiscal: la empresa familiar reclama la simplificación y eliminación de aquellos tributos “sin relevancia recaudatoria”. De hecho, proponen la sustitución del sistema de autoliquidación, modelo que, según dicen, ha quedado demostrado su elevado nivel de dificultad y diferencias de interpretación. Para la empresa familiar lo ideal sería que, una vez el ciudadano y la empresa hayan proporcionado toda la información a la Agencia Tributaria, sea esta la que se encargue de realizar la liquidación de todos los impuestos (bien sean locales, autonómicos o estatales). La empresa familiar reclama, asimismo, una rebaja en las cotizaciones sociales por parte de la empresa que incentive las contrataciones.
-Administración pública: en este ámbito la empresa familiar lo tiene claro, nuestro país necesita mejorar la cultura de lo público. Poner en valor el trabajo de los empleados públicos, aumentando el nivel de cualificación de los funcionarios para que, apoyados en la digitalización, puedan acelerar sus procesos. Asimismo, solicitan un manual de procesos administrativos homogeneizado y sencillo (España con más de 8.000 ayuntamientos, no cuenta con un procedimiento estándar), con el foco siempre puesto hacia la administración electrónica.
– Regulación: simplificar el marco regulatorio y normativo, mejorar su transparencia y diseñar políticas orientadas a la empresas. Reclaman especial atención a las pymes, dada la alta representatividad de las mismas en el tejido empresarial español y porque, al fin y al cabo, son estas las que más sufren los costes de las trabas administrativas.
-Financiación: Aunque, tras el patrimonio, el crédito bancario se perfila como la principal fuente de financiación, los empresarios familiares consideran clave el fortalecimiento del acceso de las empresas a la financiación bancaria, aunque sin dejar de lado el impulso de otras vías de financiación como empresas con perfiles financieros o los business angels.
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