La comunidad andaluza está creciendo en los últimos ejercicios a buen ritmo, aunque algo por debajo de la media nacional, y ese es precisamente junto a la reducción de la inasumible tasa de desempleo, el gran reto que tiene la economía andaluza, no quedarse descolgada del gran crecimiento experimentado por la economía española.
Desde nuestra experiencia, las medidas fundamentales que deberían ser adoptadas para incrementar la competitividad de la economía andaluza serían: en primer lugar, fomentar desde la iniciativa privada la creación de empleo, con unas tasas inasumibles del 28,3% de la población activa en una doble vertiente: de un lado, en un entorno globalizado y digital, definir estrategias encaminadas a incremento de tamaño de las empresas mediante alianzas que incrementen el tamaño la internacionalización de las mismas, y de otro, adaptar a las compañías mediante la mejora de sus procesos y estructuras a este nuevo contexto.
Por otro lado, desde los poderes públicos se debería facilitar esta estrategia, y hacer de Andalucía un territorio ágil, dinámico y atractivo para la inversión. Se ha avanzado mucho en el ámbito de las infraestructuras, que hay que seguir impulsando, pero hay aspectos que hay que mejorar, como la alta fiscalidad con la desaparición del polémico Impuesto sobre Sucesiones, cuya consecuencia fundamental es la ralentización de las inversiones y la deslocalización hacia otros territorios
en este entorno global, y la simplificación de trabas administrativas y agilizar los trámites de proyectos empresariales intensivos en la creación de empleo desde el punto de vista autonómico y local.
Además, es fundamental fomentar la industrialización y la educación en Andalucía. En este sentido, es loable la firma el pasado 30 de enero de este año, del Pacto Andaluz por la Industria entre la Junta, los sindicatos y la CEA, que debe ser concretado y desarrollado y prestar especial atención a la Industria 4.0 en un entorno global, interconectado y digital. Y finalmente, la mejora radical de la educación, que es una de las principales preocupaciones de los empresarios, fomentando así el emprendimiento y la formación cualificada.
Autor: Nicolás Sierra es socio responsable de las oficinas de KPMG de Andalucía y Canarias
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