El sector logístico español constituye hoy día una industria estratégica que, según los últimos datos del INE, representa casi el 3% del PIB. La posición competitiva de España a nivel geográfico y el nivel de infraestructuras desarrollado junto al crecimiento exponencial del comercio electrónico y las nuevas tendencias de consumo sitúan a este sector en un momento crucial de desarrollo y consolidación.
Precisamente el alto crecimiento del comercio electrónico en España que, según las últimas cifras de la CNMV, incrementó su facturación en un 16% en el último trimestre de 2016 respecto al mismo periodo del año anterior, supone uno de los grandes desafíos. En este sentido, el eslabón de recogida y entrega efectuado por las empresas logísticas es un pilar crucial para que continúe el desarrollo del e-commerce en España. Las compañías logísticas deberían experimentar una sofisticación operativa sustentada en la eficiencia, en la aplicación de tecnología y en los análisis predictivos para atender los requerimientos de un usuario final cada vez más exigente. “Las empresas logísticas tienen ante sí una gran oportunidad de crecimiento pero también deben asumir los retos que se les plantean: flexibilidad, inmediatez, adaptación a la demanda, calidad de servicio y fiabilidad de entrega, etc.”, aconseja David Samu, socio responsable de Transporte de KPMG en España.
La fragmentación y tamaño medio de las empresas, factor característico del tejido empresarial español, es otro de los retos que afecta directamente a este sector, especialmente en el caso de las que prestan servicios de transporte. “En un entorno donde el consumidor es cada vez más sofisticado y la demanda de servicio es cada vez más alta, no disponer de los recursos necesarios para invertir en tecnología y responder a las demandas de empresas y consumidores es un factor clave a considerar”, sostiene Samu.
En este sentido, “el desarrollo de los vehículos de transporte autónomos para transporte de larga distancia supondrá un reto relevante para el sector en unos años, tanto a nivel de infraestructuras como a nivel de empleo”, indica Samu. Es una cuestión que tendrán que afrontar todos los países de nuestro entorno pero que en nuestro caso tendrá un impacto más relevante teniendo en cuenta el gran peso que tiene el transporte de mercancías por carretera en España.
Por su parte, el transporte de mercancías por ferrocarril no acaba de despegar por dos razones principales: la falta de infraestructuras intermodales adecuadas y la poca competitividad en términos de coste del tren frente a la carretera, un sector este último muy fragmentado, con un gran número de autónomos que les ha permitido garantizar unos costes muy competitivos.
No obstante, la aplicación de la Directiva Euroviñeta, establecida ya en diferentes países, por la que se aplican gravámenes a los vehículos pesados por usar las infraestructuras de transporte podría potenciar el uso del transporte de mercancías por ferrocarril al aumentar los costes del transporte por carreteras. No obstante, según las declaraciones del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, en el Consejo de Ministros de Transporte de la UE celebrado en Luxemburgo en junio, el Gobierno español no tiene intención de aplicar la Euroviñeta en nuestro país en estos momentos.
“A futuro, el desarrollo de infraestructuras adecuadas, la mejora de competitividad del ferrocarril (para lo que el Gobierno tiene abierto un proceso para buscar un socio industrial para Renfe Mercancías), y la limitación de emisiones de CO2 podrían ayudar a que la situación del transporte de mercancías por tren evolucione positivamente”, sostiene Samu.
En este sentido, el Ministerio de Fomento lanzó en abril una convocatoria dirigida a los diseñadores y fabricantes de material rodante para el establecimiento de dos Autopistas Ferroviarias (AF) entre España y Francia, rutas que facilitarán el transporte de camiones con mercancías que cruzarán los Pirineos a bordo de trenes. Hasta el momento cinco compañías –dos francesas- han mostrado su interés por esta convocatoria que servirá de base para una segunda en las próximas semanas que se dirigirá a los interesados en la prestación de estos servicios.
Asimismo, el desarrollo de un proyecto multimodal como el corredor del mediterráneo, que conecta los puertos mediterráneos y se integra en la red europea de transporte, establecerá el marco adecuado para el desarrollo de mayores y más consistentes operadores logísticos, que sean capaces de dar el nivel de servicio y utilizar sistemas de gestión acordes con las necesidades de las empresas del litoral. “El corredor del mediterráneo contribuirá a mejorar la posición competitiva y favorecerá la flexibilidad de las exportaciones de las empresas que se sitúan en el eje mediterráneo”, apunta Samu.
La intermodalidad, principal reto
España cuenta con centros de transporte por carretera, estaciones ferroviarias, puertos conectados por ferrocarril, puertos secos, zonas de actividades logísticas vinculadas a puertos cercanos y terminales intermodales privadas. Sin embargo, “no existen como tal grandes hubs logísticos intermodales que permitan satisfacer de manera eficiente, integral y sostenible las necesidades actuales de transporte”, subraya Samu.
De hecho, el principal reto del sector pasa por alcanzar una intermodalidad real, para lo que será necesario un transporte de mercancías por ferrocarril más competitivo y eficiente, mejorando determinadas infraestructuras, especialmente en el caso de las terminales ferroviarias en los grandes puertos, para lo que “ya existe un plan de desarrollo y financiación.”
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