Es indiscutible que durante los últimos años la figura de la Comisión de Auditoría ha adquirido un protagonismo y un peso en las organizaciones sin precedentes. Como consecuencia de las lecciones aprendidas tras la crisis, esta figura tiene la obligación de velar por que las empresas apliquen las mejores prácticas y medir y valorar posibles riesgos. De esta forma, los miembros que forman parte de este organismo han visto cómo se han ido sumando competencias y contenidos a su agenda de trabajo.
Como consecuencia, la labor de esta figura se ha tornado “esencial”, como resaltó Ignacio Faus, consejero delegado de KPMG en el evento con motivo de la presentación de la Guía Técnica para Comisiones de Auditoría de la CNMV. “Las comisiones de auditoría han adquirido un rol decisivo como auténtica comisión delegada del Consejo por la que pasan y se debaten las cuestiones que conforman la realidad financiera y no financiera de las organizaciones”, aseguró.
En la misma línea Borja Guinea, socio responsable de Auditoría de KPMG en España, destacó que “los consejeros han aumentado sus horas de dedicación y su preocupación, pero también su prestigio”. Tal es su relevancia que la propia CNMV ha optado por regular su labor, publicando para ello una guía técnica que aporta recomendaciones con la vista puesta en ayudar en el desarrollo de las funciones de estas comisiones, muchas de ellas recogidas en el Manual Práctico para Comisiones de Auditoría elaborado por KPMG.
Esta guía técnica tiene como objetivo homogeneizar el funcionamiento de las comisiones de auditoría e identificar y difundir buenas prácticas. Para ello, tal y como desgranó Jesús Jiménez, socio de GRC de KPMG en España, el documento está dividido en dos secciones: una compuesta por los principios básicos que deben regir las comisiones de auditoría y otra que aborda el desempeño y funciones de esta figura.
– Ampliación del ámbito de responsabilidades
Pese a que muchas de las recomendaciones del documento ya son prácticas habituales en numerosas compañías, la CNMV ha introducido algunos criterios novedosos. María Lacarra, socia de Auditoría de KPMG, apuntó que es recomendable que las empresas realicen un diagnóstico de cómo funcionan en la práctica sus comisiones, delimiten en qué nivel se encuentran en relación con la guía técnica y evalúen los cambios que resultarían necesarios y, si procede, realizarlos en la organización.
Uno de los aspectos es la ampliación del ámbito de responsabilidades de los consejeros. “Una de las conclusiones de la guía técnica es la mayor implicación de los miembros de las comisiones de auditoría”, afirmó Borja de la Cierva, consejero y presidente de la Comisión de Auditoría y Complimiento de DIA.
Un ejemplo es la equiparación de la labor de la comisión de auditoría en la supervisión tanto de la información financiera como la no financiera. “En numerosas ocasiones, la información no financiera tiene mucha relevancia cuando se publica en los mercados”, recordó Borja de la Cierva.
Por su parte, Rafael Piqueras, secretario del Consejo de Administración de Enagás, valoró la guía como un “catalizador” de acciones que ya realizan las empresas, por lo que el ejercicio de evaluación debe abordarse con “criterio de proporcionalidad, ya que algunas sociedades que no necesitarán realizar muchos cambios”.
– La figura del consejero experto en TI
Una de las principales novedades que introduce la guía técnica en el marco de la composición de la comisión de auditoría es la solicitud de la existencia de al menos un integrante con conocimientos y experiencia en Tecnologías de la Información (TI), dependiendo de las características de la compañía. Al respecto, Jesús Jiménez, socio de GRC de KPMG en España, recordó que en la actualidad solo 6 compañías del Ibex 35 cuentan con este perfil, por lo que supone una novedad relevante.
Sobre esta medida, el consejero y presidente de la Comisión de Auditoría del Grupo DIA afirmó que “hace 20 años los sistemas de información servían como soporte para formalizar procesos y reducir costes, pero hoy en día forman parte del núcleo de la empresa”. “Hacen falta perfiles radicalmente distintos para valorar estos riesgos, que tienen consecuencias enormes”, subrayó.
En la misma línea, el secretario del Consejo de Administración de Enagás destacó “la rapidez con la que todo cambia, especialmente los riesgos tecnológicos”. Además, valoró de forma positiva el hecho de que la guía recoja una cuestión ante la que las compañías ya mostraban cierta inquietud.
– Homogeneización de las reuniones
Otro de los aspectos que aborda la guía técnica de la CNMV es el funcionamiento de las comisiones de auditoría, ante lo que establece cuestiones como la definición de aspectos clave para facilitar el acceso adecuado a la información por parte de la comisión, un mínimo de cuatro reuniones anuales –que deben ser preparadas con tiempo suficiente- y la determinación de recursos suficientes para la comisión, incluyendo la posibilidad de recurrir al asesoramiento externo.
María Lacarra valoró que “el número mínimo de reuniones no supone un cambio grande en la práctica, pero la guía técnica sí tiene impacto en cuanto a la calendarización, la duración, las reuniones previas e incluso la información que recibe la comisión”. Jesús Jiménez, socio de GRC de KPMG, recordó el principio de escepticismo y conclusión propia que debe guiar estas reuniones.
En opinión de Borja de la Cierva, “cuatro reuniones es un número bajo, se necesitan al menos el doble para cumplir con las funciones de la comisión”. Además, destacó que la comisión debe dedicar “más tiempo a preparar las reuniones”, y debe asegurarse de que dispone de suficiente tiempo para abordar los temas. “Las comisión debe ser un lugar en el que se discutan las presentaciones y se hagan preguntas”, subrayó.
Por su parte, el secretario del Consejo de Administración de Enagás destacó la importancia de organizar las reuniones y otorgar prioridades en base a los temas a abordar. “Los consejeros deben ser exigentes a la hora de solicitar la información necesaria con tiempo, y jugar con la excepcionalidad, aunque la excepcionalidad no debe ser la norma”, indicó.
– Programa bienvenida y formación continua
En el marco de la composición de la comisión de auditoría, Jesús Jiménez, socio de GRC de KPMG, explicó que la CNMV incluye en la guía la existencia de un programa de bienvenida a los nuevos miembros, así como uno de formación continua, una de las tareas pendientes de las compañías. Este tipo de programas permite actualizar los conocimientos de los consejeros sobre sectores y cuestiones específicas.
En concreto, el supervisor establece que los programas deberían cubrir las áreas contable, financiera, auditoría, gestión de riesgos, control interno y negocio. “Es positivo que los consejeros aprendan las peculiaridades del negocio, la regulación, cómo funciona la comisión de auditoría, sus funciones…”, afirmó Rafael Piqueras, al tiempo que aseguró que los propios consejeros solicitan estos programas de bienvenida y formación.
– Asistencia de terceros
Otro aspecto del funcionamiento de las reuniones abordado por la CNMV es la asistencia de terceros, que solo podrán producirse por invitación del presidente y para abordar temas determinados y concretos. En este sentido, podrá asistir el auditor interno y si aplica, el externo. Al respecto, María Lacarra, socia de Auditoría de KPMG en España, resaltó que para el auditor externo acudir a estas reuniones con presencia de departamentos como dirección financiera es de “mucha utilidad, ya que facilita y agiliza la interlocución”, con independencia de que puedan producirse otros encuentros sin la presencia de la dirección.
En este sentido, si bien Borja de la Cierva calificó de “útil y necesario” que en las comisiones exista interlocución sin directivos, indicó que es habitual que permanezcan durante toda la reunión figuras como el CFO. Además, calificó de “positivo” que los miembros de la comisión de auditoría puedan discutir, preguntar y hacer propuestas sin presencia de la dirección.
Deja un comentario