El private equity ha experimentado una gran transformación y crecimiento en poco más de dos décadas. Desde un contexto caracterizado por inversiones minoritarias en las que no se realizaban prácticas tan extendidas en la actualidad como el due diligence a otro que permite hablar de un “private equity maduro”, como apuntó Jorge Riopérez, socio responsable de Corporate Finance de KPMG en España, en la mesa redonda Big Picture Private Equity en el marco del evento CAPCorp 2017.
Pero, ¿cuáles son los aspectos que más han cambiado? En primer lugar, el número de actores. “Somos muchos más, hay mucho más interés y la gente conoce lo que es el capital privado en comparación a los años 80 y 90, cuando empezábamos a invertir en operaciones minoritarias”, explicó Juan Luis Ramírez, founding partner de Portobello Capital.
Otro cambio importante pasa por la profesionalización y la sofisticación. Fernando Torrente, socio de M&A y mercado de capitales de Allen & Overy, consideró estos aspectos “clave en la evolución”, recordando que antes no se hacían due diligence. “Si echamos la vista atrás quizás incluso nos quedásemos un poco alarmados”, indicó. Además, destacó las “lecciones aprendidas” tras la crisis financiera, un punto de inflexión que modificó actores, operaciones e hizo surgir fondos de distinta tipología.
Tras este largo camino, ¿cuál es la situación actual del private equity? Pese a que el sector es optimista, no es ajeno a algunas de las incertidumbres que afectan a las empresas. “Este es sin duda el mejor año del private equity, pero en ocasiones las incertidumbres aparecen como una amenaza”, explicó Jorge Riopérez.
Al respecto, Pedro López, responsable en España de Permira, consideró que la situación actual, marcada por unos bajos tipos de interés y operaciones elevadas, continuará en los próximos años, siempre y cuando no se produzca un shock financiero “que de momento no parece que vaya a producirse”, afirmó.
En opinión de David Santos, socio private equity de Alantra Private Equity, la crisis no ha modificado el número de players, aunque sí la aproximación a las distintas compañías. “Ahora es más sencillo diferenciar las compañías buenas de las malas al poder analizar cómo han navegado en la época de crisis, una cuestión que da pistas sobre la calidad de los equipos y las propias empresas”, subrayó.
Al plantear la cuestión de la competencia, Juan Luis Ramírez apuntó que, pese a que el nivel depende del rango en cuestión, sin duda el nivel de competencia es mucho mayor en otras regiones como los países nórdicos, Francia o Reino Unido. “La competencia la notaremos en unos años si las operaciones continúan en el nivel actual”, afirmó.
De cara al futuro y para garantizar el crecimiento, el founding partner de Portobello Capital hizo referencia a la necesidad de la entrada de un mayor número de mujeres al sector, aunque destacó como principal reto la entrada en la industria de gestoras globales. “Para seguir creciendo durante otros 10 años, es necesario que haya gestoras españolas de mayor tamaño y que inviertan en otros países”, subrayó.
De hecho, la internacionalización también fue una de las prioridades dibujadas por David Santos, que afirmó que a la industria le falta “dar el salto” y salir fuera de las fronteras nacionales. “Si no damos ese salto, nos encontraremos con un tope”, advirtió.
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