España ha batido en 2017 un nuevo récord histórico en número de turistas internacionales.
En realidad, ya en noviembre habíamos superado las cifras de 2016, pero la marca de 82 millones de visitantes y los 87.000 millones de euros de gasto total que avanzó el Gobierno hace unos días nos convierten, además, en la segunda potencia mundial tanto en número de turistas como en ingresos.
No cabe duda de que la confirmación de que nos hemos superado de nuevo es una excelente noticia para el sector y la economía en su conjunto, un motivo de celebración que nos recuerda también que ser uno de los principales polos turísticos del mundo implica una enorme responsabilidad, sobre todo a la hora de planificar el desarrollo equilibrado del sector y gestionar el impacto de un volumen creciente de visitantes.
Hoy por hoy, según el World Economic Forum, España es el destino turístico más competitivo del mundo.
Y no lo es por factores coyunturales, sino porque posee una combinación única de recursos naturales y culturales, infraestructuras, conexiones y políticas de apoyo. Además, tiene al frente un tejido empresarial sólido e innovador que se siente fuerte ante el futuro y que está apostando por la digitalización, el desarrollo del talento y una oferta de calidad.
Según los resultados de la encuesta Perspectivas España-Edición Turismo que KPMG realiza con CEOE, 7 de cada 10 empresarios del sector esperan que la facturación de su compañía aumente durante 2018, más de la mitad de ellos por encima del 5%. Además, señalan que en los próximos 12 meses invertirán sobre todo en herramientas tecnológicas y en la contratación y formación de recursos humanos, una prueba clara de la apuesta del sector por la innovación y la calidad, el camino adecuado para fomentar una industria competitiva y sostenible.
¿Qué implica lograr un modelo sostenible? Significa trabajar en evitar la masificación de algunas zonas –el 90% de los turistas extranjeros que llegan a España lo hacen a seis comunidades autónomas (Canarias, Cataluña, Andalucía, Madrid, Baleares y Comunidad Valenciana)– y fomentar otros destinos y tipos de turismo como el de interior, el cultural, el gastronómico o el de compras.
Conlleva proteger la reputación de España como destino estable y seguro, mitigar la estacionalidad y, como se está haciendo ya, estimular la oferta de valor añadido enfocada en la rentabilidad a través de la innovación.
En este sentido, las empresas están demostrando una gran capacidad de anticipación.
La prueba está en cómo las grandes cadenas hoteleras españolas, muchas de ellas entre las mayores del mundo, están invirtiendo en mejorar la oferta y llevar a cabo operaciones e inversiones. Algunas previsiones auguran que en 2017 se podría batir un récord en volumen de inversión hotelera, superando los 3.000 millones de euros.
En la hoja de ruta del sector, se encuentra también tomar las riendas de su transformación digital, una revolución que ha cambiado la base de las relaciones con los clientes. La digitalización ha mejorado la eficiencia en los procesos, ha impulsado nuevas formas de prestar servicios y ha creado la necesidad de encontrar nuevos perfiles profesionales. De la mano de las nuevas tecnologías se derivan algunas de las mayores oportunidades de la industria, sobre todo para diferenciarse a través de mejores experiencias y cada vez más personalizadas. Hablamos del Big Data para conocer a los usuarios y desarrollar ofertas individualizadas; del Internet de las Cosas, a través de wearables o pulseras inteligentes; o de tecnologías que pueden añadir un valor diferencial a la experiencia del turista construidos sobre la geolocalización, la realidad virtual o la realidad aumentada.
En paralelo, la transformación digital también ha elevado el nivel de exigencia sobre la transparencia y el cuidado del cliente de la mano del impacto de las opiniones de usuarios en las redes sociales o de los nuevos influencers en la reputación –e incluso en los resultados– de las empresas.
Sin duda, son retos que se deben afrontar y que se suman a otros en materia regulatoria o incertidumbres geopolíticas como el Brexit. La buena noticia es que contamos con empresas líderes y con todos los ingredientes para que el sector turístico español siga batiendo récords y cosechando éxitos.
Autor: Hilario Albarracín es presidente de KPMG en España
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