El primer incremento de las emisiones de CO2 en cuatro años, el tercer año más caluroso de la historia y una temporada de huracanes extremadamente activa. El cambio climático continúa dejando patente su avance, y el mundo no es indiferente. Prueba de ello es que los riesgos derivados del cambio climático copan tres de los cinco mayores peligros para el mundo en 2018, tanto en probabilidad como en impacto.
Así lo pone de manifiesto el Informe Mundial de Riesgos 2018, que cada año publica el Foro Económico Mundial y en el que han participado cerca de 1.000 expertos y tomadores de decisiones. Para determinar la lista de riesgos a nivel mundial, se han analizado una treintena de riesgos en términos de probabilidad e impacto en un plazo de 10 años.
Al analizar el histórico de principales peligros para el mundo de la última década, se observa cómo los fenómenos meteorológicos extremos, los desastres naturales y el fracaso en la adaptación y mitigación al cambio climático han ido sustituyendo paulatinamente a factores económicos o geopolíticos en el mapa de riesgos de la última década. Todo ello en un contexto en el que la tendencia de determinados países al proteccionismo y la unilateralidad hace más complicado abordar una respuesta global a largo plazo.
Pero las cifras no dejan lugar a la improvisación: la contaminación es responsable de una de cada diez muertes a nivel mundial y más del 90% de la población vive en zonas con niveles de polución superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el informe. Además, la contaminación supone un coste a la economía mundial de 4.600 billones de dólares anuales.
Ante estos datos, el Foro Económico Mundial es determinante en su informe, al afirmar que “hemos ido empujando al mundo al precipicio y los daños se están haciendo cada vez más claros”. “La biodiversidad se está perdiendo en índices de extinción masiva, los sistemas agrícolas están bajo presión y la contaminación del aire y del mar se están convirtiendo en una creciente amenaza para la salud humana”, advierte.
Pese a que el Acuerdo de París de 2015 y las sucesivas Conferencias de las Partes de Naciones Unidas han conseguido aunar el esfuerzo de numerosos países, entre ellos algunos hasta entonces reticentes como China, el proteccionismo de otras naciones ha puesto en riesgo el objetivo común de reducir las emisiones y alcanzar una economía baja en carbono.
El papel creciente de las empresas
Sin embargo, ante este contexto han ido emergiendo nuevos actores como empresas, las organizaciones y la propia sociedad, que adoptan un papel cada vez más activo en la consecución de un mundo más sostenible. El propio Foro Económico Mundial destaca que este tipo de red de colaboración puede suponer un importante medio de contención del cambio climático.
En este sentido, José Luis Blasco, responsable global de Sostenibilidad de KPMG, destaca la importancia que han tenido los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) en la toma de conciencia de actores como las compañías, aunque pone de manifiesto cómo las compañías también ponen foco en el cambio climático y la sostenibilidad para mitigar sus posibles riesgos financieros. “Los aspectos no financieros tienen efectos sustanciales en la capacidad de protección del negocio a corto y largo plazo: las empresas sostenibles son menos volátiles”, sostiene.
De hecho, los inversores exigen cada vez más información no financiera en los reportes de las compañías, y durante los últimos años se ha puede observar cómo las propias empresas han ido incrementando –y mejorando- su información sobre responsabilidad corporativa. Una evolución que también ha ido de la mano de cambios normativos, al constatarse que los aspectos no financieros tienen impacto en el negocio y resultado de las empresas.
Ante la relevancia que está adquiriendo la lucha contra el cambio climático, es previsible que la sostenibilidad cada vez esté más presente en la agenda mundial y, como consecuencia, de las compañías. “Las empresas se están focalizando progresivamente en la sostenibilidad y están alineando sus políticas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, valora José Luis Blasco.
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