Los robo-advisors, robots que automatizan las inversiones sin apenas intervención humana, se consolidan como la forma de acercar más los fondos de inversión al cliente español y democratizar la gestión pasiva de activos. Sin embargo, esta tecnología presenta aún una escasa penetración en España, ante la fuerte vinculación del consumidor con la banca tradicional y de la necesaria ampliación de la cultura financiera en nuestro país. Pero, ¿qué es un robo-advisor?
De manera simple, los robo-advisors son apps que gestionan de manera automática las inversiones de sus clientes. Contestando a una serie de preguntas sobre sus intereses de inversión y el nivel de riesgo que está dispuesto a asumir, el algoritmo que maneja el funcionamiento de los robo-advisor decide el contenido de la cartera inversora de cada uno de sus clientes. Es decir, el cliente delega las decisiones a esta tecnología cuya programación ha sido determinada, previamente, por profesionales de la inversión.
No existe un único de perfil de cliente de robo-advisor, siendo las propias compañías que los gestionan las primera que no delimitan sus públicos objetivos. Sin embargo, a pesar de que herramientas como Finizens o CNP Morningstar tienen un mínimo de inversión de 50€, la inversión media a finales de 2016 se situó en 5.500 €, según datos de Statista. Estas cuantías y comportamientos les acerca más a la banca personal, también trabajan sobre cuentas encuadradas en el segmento de la banca privada. Así, por ejemplo, el decano español de esta actividad, FeelCapital, maneja cuentas desde 3.000 euros a 16 millones.
Y aunque el perfil del usuario mayoritario de robo-advisor es el de un hombre con estudios de 40 años en adelante; la cercanía y el interés por la tecnología de los nuevos profesionales, también les han situado en el punto de mira de estos gestores digitales.
En cuanto a su coste, la gestión pasiva y su preferencia de inversión en ETF´s y fondos indexados, con un menor coste de gestión, sitúan las comisiones por debajo de la inversión directa tradicional. Así, dependiendo del robot y la cuantía destinada en España se pueden encontrar comisiones de gestión desde el 0,1 al 0,9%, aproximadamente.
La aparición de estos nuevos competidores supone una disrupción en la industria de gestión de activos. Para Carlos Trevijano, socio responsable de Estrategia y de la práctica fintech de KPMG España, “los nuevos competidores generaran una mayor consolidación de los players tradicionales, eliminando a las gestoras que no logren rentabilidades diferenciales y que no posean una escala suficiente para ser competitivas en costes. La industria girará hacia grandes competidores o productos de nicho, como pueden ser los fondos de autor”.
A pesar de que esta tecnología ha nacido amparada por las disruptivas fintech, el crecimiento en Europa y, por tanto, en España, apunta hacia modelos en los que los robots se integrarán mayoritariamente en las ofertas de los bancos. De esta manera se elimina el recelo que puede generar en determinados inversores separarse de los actores tradicionales y ayuda a paliar el aumento de los costes de captación de nuevos clientes para las start-up.
Además, esta “asociación puede llevar a las grandes entidades a reducir el time-to-market, una necesidad que existe”, explicó Abelardo Pato, Global Chief Operating Officer de Santander Asset Management, sobre la complejidad en bancos como el suyo para integrar nuevas líneas de negocio, durante un desayuno sobre robo-advisors organizado en las oficinas de KPMG en Madrid.
Además, en opinión de Antonio Banda, CEO y fundador de Feelcapital, estos acuerdos “de marca blanca” y la competencia en este mercado aumentarán con la entrada en vigor de MIFID II, al ofrecer más información sobre las comisiones y la formación de precios, además de garantizar la seguridad de sus operaciones. Tanto la MIFID II como PSD II, las dos grandes normativas que regularán próximamente el mercado bancario, “buscan la entrada de nuevos operadores y de la banca abierta”, ha comentado Francisco Uría, socio responsable del sector Financiero.
A pesar de que, según recoge una encuesta de ING Direct, solo un 4% de los consumidores españoles se muestran cómodos cediendo la gestión total de sus decisiones financieras a un robot, las predicciones económicas de Statista esperan que esta industria crezca un 42% de manera anual hasta 2021.
Una perspectiva positiva compartida en el resto del mundo, apuntando a un volumen de gestión superior a 1 billón de dólares en 2020 y cuadriplicándose solo dos años después, apunta Business Insider.
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