Desde un punto de vista comercial, no parece que los operadores de telecomunicaciones vayan a poder ofrecer masivamente la nueva tecnología de acceso móvil a Internet, la llamada 5G, antes de 2019. Previamente será preciso alcanzar un acuerdo acerca de las especificaciones del estándar técnico, el cual se cerrará como pronto en el periodo 2018-19.
Desde la perspectiva de la disponibilidad de espectro radioeléctrico, los operadores en Europa van a contar para 5G con las bandas de 1,5 GHz y 3,5GHz. En el caso de España, está previsto que el anuncio de la correspondiente subasta de espectro para dichas bandas se haga público coincidiendo con la celebración de Mobile World Congress (MWC) en Barcelona.
Sin embargo, en términos de coste, el desarrollo del 5G va a continuar exigiendo a los operadores continuar la carrera de fondo de su elevado esfuerzo inversor. Dado que no sólo deben asumir relevantes desembolsos de cara a adquirir nuevas frecuencias en las subastas de espectro, sino también como consecuencia del capex necesario para la actualización y ampliación del despliegue de red.
Así, de cara a poder proporcionar al usuario/objeto final el potencial de capacidad, velocidad y reducida latencia que ofrece el 5G, es preciso reforzar y ampliar la actual cobertura de red de acceso radio con la que cuentan los operadores. En este sentido, la operación comercial de 5G va a requerir contar con un despliegue radio de mayor densidad, de cara a poder absorber el incremento de tráfico y del número de dispositivos conectados, no sólo de los propios usuarios (móviles, tablets, relojes, wearables, etc.) sino también de los objetos conectados como consecuencia de la explotación del Internet de las Cosas -IoT- (TV inteligentes, contadores, frigoríficos, lavadoras, automóviles, plazas de parking, cubos de basura, papeleras, etc).
En España, los operadores de telecomunicaciones ya están comenzando a preocuparse en términos regulatorios por la necesidad de tener que desplegar una red de acceso radio mucho más densa y están comenzando a solicitar condiciones regulatorias que permitan reducir y agilizar la posible litigiosidad que pueda producirse con ayuntamientos (asociada a impactos medioambientales) y comunidades de vecinos.
En otro orden de cosas, el 5G, a través de los mencionados condicionamientos de su despliegue, va a impulsar el desarrollo de fórmulas de coopetición (acuerdos de colaboración entre competidores) en el sector de telecomunicaciones. Por una parte, los operadores de telecomunicaciones buscarán articular fórmulas de compartición de inversiones relativas no sólo a elementos pasivos de red (torres y emplazamientos físicos con acceso eléctrico y seguridad) sino también ampliándolas a elementos activos de red (equipos de radio, antenas, servidores). Este despliegue compartido cobrará fundamentalmente sentido en áreas geográficas en las que el retorno económico pueda ser menor bien por existir una previsión de tráfico reducido bien por conllevar elevados costes de despliegue (i.e: por factores orográficos). A su vez, la compartición de despliegues de red impulsará necesariamente el valor de negocio de compañías de infraestructura de red de telecomunicaciones, como por ejemplo Telxius o Cellnex Telecom.
Asimismo, el 5G va a requerir dotar a las estaciones base de comunicaciones móviles de mayor capacidad de almacenamiento, para permitir los mínimos niveles de latencia exigidos para la adecuada prestación de servicios IoT (i.e: tráfico de coches autónomos). Este condicionante impulsará la adopción de acuerdos entre operadores telco y las compañías tecnológicas líderes del negocio cloud, como Amazon, Google y Microsoft. Así, estas fórmulas de colaboración o asociación responderán a la necesidad de equilibrar el trade-off entre la capilaridad del despliegue con que cuentan los operadores telco y la oportunidad de comercialización de servicios de cloud pública de los players de Internet. Si bien, considerando el músculo financiero de éstos últimos, no cabría descartar en un futuro operaciones de adquisición directa de compañías con redes de emplazamientos inalámbricos.
En definitiva, la irrupción del 5G puede conllevar relevantes derivadas de dinamización del mercado de telecomunicaciones, pudiendo dar lugar a la aparición de escenarios de colaboración inéditos hasta la fecha en el sector.
Autor: Miguel Ederra es Director en el área de Telecomunicaciones de KPMG en España
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