El interés de las compañías por cuestiones de tipo ambiental, social y buen gobierno no ha parado de crecer en los últimos años. Normativas como la Directiva europea 2014/95/UE sobre divulgación de información no financiera e información sobre diversidad que ha entrado en vigor este año continuará impulsando el cambio en este sentido. En España, la inclusión en el reporing de aspectos relacionados con la responsabilidad social corporativa es bastante alta. De hecho, el 87% de las cien mayores empresas por ingresos cuenta con un informe que incluye información no financiera, según el estudio de KPMG El camino por recorrer.
La Directiva europea y la trasposición que de ella se está haciendo en nuestro país no es la única normativa que persigue aumentar la transparencia y confianza de los grupos de interés en las compañías. El nuevo Informe de Auditoría, que plantea una nueva estructura y más contenido, persigue precisamente esto: una información más completa y de mayor utilidad para los inversores más generalistas, aquellos que tienen acceso a las cuentas financieras pero para los que el propósito de la compañía también resulta de gran interés.
Es evidente, por tanto, que el compromiso de las organizaciones con la RSC ha crecido. La cuestión a analizar aquí es si existe realmente una implicación con estas materias o son entendidas como elementos accesorios en sus estrategias, un aspecto más a tachar en su lista de cumplimiento legal.
Para que una política de RSC sea realmente efectiva, esta ha de calar en todos los niveles de la organización y ha de ser interiorizada por los órganos de gobierno. La buena noticia es que los consejeros son conscientes de ello. Según la publicación de KPMG y la Fundación Seres, La visión de la responsabilidad social corporativa desde el consejo, los consejeros creen que la presencia de materias de RSC en los consejos de administración es aun relativamente pequeña y, aunque se sienten preparados y cómodos a la hora de desempeñar labores relacionadas con estas temáticas, ellos mismos demandan la incorporación de nuevos perfiles extra-financieros en sus equipos.
Las empresas necesitan conocer la influencia que sus estrategias de responsabilidad corporativa tienen en el valor que alcanzan en el mercado y en la percepción de los inversores. El mayor reto en este sentido es contar con una herramienta que permita medir el retorno y efectividad de las acciones de RSC implementadas. De hecho, el establecimiento de KPIs es el aspecto que mayores dificultades presenta para la mayoría de encuestados en el estudio.
“El éxito de las compañías en el futuro estará ligado a su capacidad de generar un valor añadido para la sociedad. Los patrones de consumo están cambiando. Las nuevas generaciones no eligen una compañía únicamente por tener el mejor producto sino que se decantan cada vez más por un consumo responsable y sostenible. De ahí que la RSC deba ser entendida por las compañías y por los consejos de administración como un elemento diferenciador en su estrategia en el largo plazo”, sostiene José Luis Blasco, socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España y responsable global de Sostenibilidad de KPMG en España.
No obstante, la posibilidad de atender en mayor o menor medida a la RSC depende, en la mayoría de los casos, de la dimensión de la organización. “Los consejos de administración de las grandes compañías están más acostumbrados a incluir en sus debates la importancia de la responsabilidad social corporativa. Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas – en su gran mayoría familiares- encuentran más dificultades, cuentan con menos recursos y menos especialización para afrontar estas cuestiones”, sostiene Ramón Pueyo, socio en consultoría de riesgos en el área de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España y socio responsable de Empresa Familiar de KPMG en España.
El rol del director de RSC
Para conseguir que el propósito de la organización cale en todos los niveles de la empresa y la implicación se extienda desde las áreas corporativas hasta la alta dirección, los consejeros creen que es importante que el área de RSC dependa directamente del CEO y consideran crucial el papel del director de responsabilidad social corporativa. Preguntados por el perfil que este debería tener, la mayoría piensa que este rol ha de estar desempeñado por un profesional interno. Según los consejeros este será el responsable máximo de impulsar la transversalidad de la RSC, siendo la cualidad más valorada por ellos precisamente su capacidad de interlocución con la alta dirección, su capacidad de comunicación y persuasión y su pensamiento estratégico. Consideran además que existe un amplio desconocimiento en los consejos respecto a la labor del director de RSC, por lo que lo que piensan que lo ideal sería contar con la presencia del director de RSC en sus reuniones al menos de forma trimestral.
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