“Necesitamos educar al mercado para que los reportes integrados sean el futuro del reporting corporativo”, afirma Richard Howitt, consejero delegado de International Integrated Reporting Council. No hay duda de que el reporte de la responsabilidad social corporativa ha crecido exponencialmente en los últimos años. De hecho, según el estudio de KPMG El camino por recorrer, en la actualidad el 93% de las compañías a nivel global incluye ya información no financiera en sus informes. Que el reporting no financiero sea una práctica cada vez más cotidiana es por sí sola una muy buena noticia. No obstante, habría que analizar hasta qué punto el reporte de estas cuestiones responde a una preocupación real o se ha integrado como una práctica más de compliance. En cualquier caso, como afirma Tim Mohin, consejero delegado de Global Reporting Initative, la obligación de las grandes compañías de notificar sobre sus iniciativas en materia de sostenibilidad ha sido una de las normativas más eficaces: “ninguna empresa quiere aparecer en lo más alto de la lista de compañías que más contaminan”.
Si bien el avance en este campo en los últimos veinte años ha sido muy relevante, aún queda mucho por hacer. Es necesario conseguir un conocimiento más profundo de la importancia que la responsabilidad social corporativa tiene para las compañías. “Debemos escuchar mejor las señales del mercado y ser capaces de mostrar el valor añadido que obtienen las compañías al incrementar su compromiso con la sostenibilidad. Este proviene de una visión más estratégica de los riesgos y oportunidades, así como de un mayor énfasis en el valor que obtienen al incrementar la transparencia de los resultados obtenidos”, sostiene José Luis Blasco, socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España y responsable global de Sostenibilidad.
Según Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales, los riesgos en materia de sostenibilidad no están relacionados únicamente con los cambios derivados de la tecnología o la innovación sino que se debe abordar desde una perspectiva más social. En su opinión, incluso los grandes responsables de la sostenibilidad no disponen en la actualidad de una respuesta concreta a cuestiones como la brecha salarial o la producción y consumo sostenible. “Es necesario ayudar a las grandes compañías a construir una respuesta, a crear una visión para que puedan liderar este cambio a nivel mundial ya que son realmente ellos quienes tienen la capacidad de producir un transformación real”, sostiene Ribera.
La aparición de nuevos políticos como Trudeau, en Canadá, o Macron en Francia, más preocupados por este tipo de cuestiones está facilitando en cierta medida el cambio de paradigma. Sin embargo, “aunque el compromiso de los líderes políticos es determinante, estos no serán capaces de llevar a cabo el cambio sin el apoyo de otros agentes, como las grandes organizaciones”, añade Ribera.
Los patrones de consumo –más responsables- de los más jóvenes están teniendo también un impacto en el modo en el que las organizaciones se aproximan a la RSC. Pero, “¿existe una preocupación real entre ellos por la sostenibilidad o estamos ante una moda pasajera? se pregunta Dirk Forrester, presidente de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (International Emissions Trading Association, IETA).
Diferentes idiomas
Atravesamos un momento en el que la disrupción tecnológica presenta a partes iguales una nueva realidad cargada de oportunidades y amenazas para las compañías. Esta nueva realidad ha provocado una diferencia entre lo que la sociedad entiende por sostenibilidad y lo que a los directivos les viene a la mente al ser preguntados por ella. “Las empresas están más preocupadas por gestionar cómo van a sobrevivir en un entorno en el que pueden ser eliminados por un app”, sostiene Forrester. Si bien es cierto que la de la sostenibilidad es una conversación difícil de abordar para todos, debemos caminar hacia un futuro en el que la sociedad y las compañías entiendan la sostenibilidad desde una misma perspectiva, en la que al hablar de responsabilidad social corporativa se esté hablando el mismo idioma.
Quizás,hara falta aclarar a los shareholders que la información no financiera es más que la simples información sobre políticas ambientales y puede resultar muy útil para comprender la real situación patrimonial de la empresa y de su gobierno, para allá de la información financiera que es por naturaleza limitada y muchas vezes no refleja una imágen veraz de la empresa y de las políticas seguidas por sus representantes.