La salida a Bolsa de la plataforma de reproducción de música Spotify ha generado bastante expectación entre inversores y otras compañías tecnológicas, y pone de manifiesto el planteamiento de numerosas compañías sobre el buen momento que atraviesa el mercado para abordar este tipo de operaciones.
Sin embargo, el debut en el parqué de Spotify puede no ser el ejemplo más representativo, dado lo poco usual de la operación. Como explica Noelle Cajigas, socia responsable de Mercado de Capitales de KPMG en España, la compañía sueca ha optado por listar sus acciones ya existentes en el New York Stock Exchange, sin colocar nuevos títulos ni fijar un precio de salida. “Esto permite a Spotify disponer de unas acciones sujetas al formato y la normativa de una cotizada en este mercado y, a través de ellas, dotar de mayor transparencia a su valoración y liquidez a sus accionistas, existentes y futuros”, explica. Spotify no obtuvo el debut soñado, al caer sus acciones más de un 10% en su primer día de cotización, nivel que ha mantenido en estos días.
En este sentido, Noelle Cajigas apunta a la salida a Bolsa de Dropbox como un ejemplo más representativo de una OPV “clásica” aplicada a una tecnológica en tiempos recientes. La compañía de alojamiento de documentos en la nube inició su andadura en el Nasdaq el pasado 23 de marzo, con una cotización de 21 dólares por acción, por encima de la banda de entre 18 y 20 dólares fijada tras una primera revisión (originalmente se situó entre $16-18). En este caso, las acciones de la tecnológica se revalorizaron cerca de un 38% en su debut debido a la amplia demanda generada, nivel que se mantiene casi un mes después. Aunque ni en uno ni en otro caso son ejemplos únicos, ya que el pipeline tiene a un rango amplio de sectores representados, podemos decir que si en Estados Unidos el mercado espera la salida a Bolsa de las grandes tecnológicas, en España el parqué tiende a mirar a las inmobiliarias. Este año la primera –y única- salida a Bolsa ha estado protagonizada por Metrovacesa, que no consiguió el inusual logro alcanzado por Dropbox de superar la banda inicial de precios en su salida.
Una cuestión que, en opinión de Noelle Cajigas, no debe desanimar a las compañías que se plantean apostar por una OPV. “Optar por una salida a Bolsa conlleva cierta incertidumbre, ya que es un proceso a varios meses y el mercado es difícil de prever. Sin embargo, no debemos olvidar que nos encontramos en un entorno de tipos aún bajos, perspectivas de crecimiento de resultados empresariales en Europa, múltiplos de valoración por debajo de los picos del 2017 pero aún muy elevados en un contexto histórico, y por lo tanto podemos decir que éste puede ser un gran momento, quizá uno de los últimos”, asegura.
Al respecto, recuerda que la Reserva Federal ya se encamina hacia la normalización de su política monetaria, con Jerome Powell estrenándose al frente de la Fed subiendo los tipos y pronosticando dos subidas más a lo largo de este año y tres para 2019. En Europa, pese a que Mario Draghi no ha puesto fecha para mover los tipos, los movimientos en los mercados apuntan hacia una retirada progresiva de los estímulos. En ambos casos el mercado ya se ha adelantado y los tipos están subiendo sin esperar a la acción explícita de la política monetaria.
En este sentido, la socia responsable de Mercado de Capitales de KPMG en España subraya que “estamos posiblemente ante un punto de inflexión. La vuelta de la volatilidad, y en general la vulnerabilidad que experimentan en la actualidad los mercados quiere decir que queda poco de esta fase histórica que hemos vivido en los últimos años”, sostiene, animando a las compañías a “aprovechar las oportunidades en el momento en el que están”.
Deja un comentario