El presidente de Alstom se muestra optimista ante el punto de partida de España en la Cuarta Revolución Industrial, y defiende las ventajas que obtendría el sector industrial español al completar su digitalización. De hecho, su compañía tiene este proceso en el eje de su estrategia: hace un año el centro industrial en Santa Perpetua se convirtió en una fábrica 4.0, donde conviven tecnologías como la impresión 3D o la realidad virtual. Aunque Antonio Moreno recuerda que la revolución no solo depende de las tecnologías sino de las personas. Pero sostiene que también es necesario abordar retos estructurales del sector, como el tamaño medio de las empresas. Un desafío para el que plantea medidas en su papel de presidente de la Comisión de Industria de la Cámara de España.
P – En su opinión, ¿cuál es la posición del sector industrial español en la Cuarta Revolución Industrial? ¿Conseguirá no quedarse atrás?
R – Tenemos un buen punto de partida: contamos con unas infraestructuras excelentes y la convicción necesario. El 100% de los CEOs son conscientes de la necesidad del cambio. Pero para realmente no quedarnos atrás tenemos que tener claras dos cosas: hay que innovar con un objetivo claro, el de dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes. La innovación o la transformación digital no es un fin en sí mismo, sino el medio para solucionar los retos de nuestras empresas a nivel de producto, procesos, eficiencia, competitividad…
“La innovación no es un fin en sí mismo, sino el medio para solucionar los retos de las empresas”
Además, no podemos olvidar que la Cuarta Revolución Industrial es, ante todo, un cambio cultural. Esta revolución está en las personas, que son quienes de verdad producen los cambios. Por ello, tenemos que conseguir evitar que el miedo al cambio, a lo nuevo, sea un freno en este proceso.
P – Como compañía inmersa en esta transformación, ¿cuál es el mayor reto para una empresa industrial que quiera subirse al tren 4.0?
R – Sin duda, como he comentado antes, es el cambio cultural. Esta revolución industrial traerá consigo un cambio en la forma de trabajar, de comercializar y en la forma de producir. Es una revolución lo cambia todo y nos afecta a todos. El reto, por lo tanto, está en las personas, y en nuestra capacidad de adaptación y transformación.
“El siglo XXI es el siglo de las personas”
No debemos olvidar que, si bien el siglo XIX supuso la revolución de las máquinas y el siglo XX la entrada de la tecnología, el siglo XXI es el siglo de las personas.
P – ¿Qué oportunidades estáis percibiendo en el marco de esta transformación?
“Europa ha vuelto a coger el testigo y el liderazgo industrial”
R – La transformación digital convive con un entorno cada vez más globalizado, y la digitalización nos permite competir a escala global. Gracias a las nuevas tecnologías podemos ofrecer soluciones a los clientes en cualquier lugar del mundo, desarrollar productos en un tiempo record, acceder a nuevos mercados… Pero no solo eso: la industria 4.0 nos permite también mejorar la competitividad y la productividad. De esta forma, Europa ha vuelto a coger el testigo y el liderazgo industrial. Gracias a las nuevas tecnologías, el coste laboral unitario no es un freno para la industria europea.
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