La situación no podría ser más favorable. La economía mundial y la europea cogen oxígeno. Los empresarios auguran un gran año en los mercados. Los tipos de interés se mantienen bajos. El PIB crece prácticamente en todo el mundo. La confianza del consumidor está en puntos máximos de la Eurozona. La tasa de desempleo en Europa sigue bajando y ya está por debajo de la media histórica. El exceso de capacidad productiva que se generó durante la crisis por fin se ha cubierto. Y los máximos directivos miran con confianza al futuro inmediato, según recoge nuestro último informe CEO Outlook 2018.
Tras la crisis financiera que arrancó en 2008 y la mejoría de los últimos años enmarcada en el apoyo de los bancos centrales con sus políticas monetarias expansivas y de recompra de activos, ahora se inicia una nueva etapa para los mercados con su retirada que implica, básicamente, un punto de inflexión. Una vuelta a la normalidad en un contexto de mayor volatilidad en el que habrá que estar atentos para ver cómo evolucionan las variables clave. Veamos de dónde venimos y dónde apunta cada una de ellas de la mano de Noelle Cajigas, socia responsable de Mercados de Capitales de KPMG en España.
El indicador de sentimiento económico, que mide la confianza de los consumidores y empresarios europeos, está en su punto más alto desde el año 2000, dejando atrás los registros más bajos de la crisis. Pero como nada sube eternamente, no sería extraño que se diera alguna corrección en el futuro aunque, de momento, no se percibe ningún atisbo. Todo dependerá de cómo evolucionen el resto de las variables macroeconómicas y la complejidad que pueda introducir en los mercados la creciente volatilidad geopolítica.
Mario Draghi, presidente de Banco Central Europeo (BCE), ha hecho los deberes. Todo parece indicar que las medidas que ha tomado el BCE están dado unos frutos muy positivos: “nos encontramos ya cerca del anhelado objetivo oficial del 2% y la política de compra activa de bonos en el mercado también ha funcionado. Es el momento de ponerle freno e incluso darle la vuelta, como de hecho está pasando y muestran las cifras de compras agregadas, año a año, y, activo por activo”, dice Cajigas. El fin de la compra de bonos por parte del BCE es una cuestión que se puso sobre la mesa a mediados de junio del presente año y se acordó acabar con la compra de bonos en diciembre.
Los tipos de interés oficiales del BCE continúan en cero, lejos de la marca del 4,25% anterior a la crisis. Pero los mercados ya anticipan subidas. De hecho, los tipos de interés swap –el tipo al que se referencia el precio de la financiación corporativa en mercados- ya están subiendo, no mucho en términos numéricos pero sí en términos porcentuales dado el bajo punto de partida, explica Cajigas, que aconseja echar un vistazo a la curva de tipos de interés para ver cómo ésta está adquiriendo una pendiente cada vez más positiva. Lo mismo se observa en los diferenciales de crédito y en los índices High Yield o activos de alto rendimiento dentro de la renta fija. Dicho de otra manera, “en el futuro, financiarse en los mercados de capitales va a salir más caro que ahora. Eso es seguro. Y no solo por el hecho de que los tipos de interés están subiendo, sino también porque se está dando una valoración más estricta del riesgo de crédito tanto en mercado primario como secundario. Es el momento de aprovechar la oportunidad. Esperar puede resultar una estrategia muy cara”, dice la socia de KPMG.
También es clave vigilar la evolución de la bolsa americana, por el efecto contagio que ésta siempre ha tenido sobre las bolsas europeas. Y lo que puede condicionar la bolsa americana es que la política monetaria tenga que contrarrestar con un tono más restrictivo el enfoque expansivo de la política económica, aunque los efectos de ésta última tendrán un horizonte a corto plazo.
La subida de las principales bolsas del mundo ha llevado las valoraciones de las compañías a niveles muy altos, impulsadas por las buenas expectativas de crecimiento de los beneficios empresariales y la calidad de los mismos. “Es la cuadratura del círculo: tipos de interés muy bajos, una macroeconomía bien anclada y la sensación de que merece la pena seguir pagando esos precios por la generación de beneficios e ingresos futuros de las compañías”, señala Cajigas, para quien es importante seguir de cerca estas variables. “Lo que ocurre es que llevamos demasiados años seguidos de “bull market” y el nerviosismo ante lo que parece una inevitable corrección es elevado”, añade.
Tras los años de sequía que siguieron a la crisis de 2008, la actividad de fusiones y adquisiciones (M&A) ha vuelto a coger nuevos bríos hasta el punto de que lleva un par de años acumulando récords de operaciones. Estamos en un punto álgido y es probable que veamos alguna corrección suave, pero no hay razones para pensar que el fondo no siga siendo firme, como recoge el informe Consolidación del M&A en España en 2018: Crecimiento vía adquisiciones, elaborado por KPMG. Los directivos y todos los participantes del mercado de M&A han aprendido las lecciones del pasado.
“Además, aunque las empresas han vuelto a apalancarse y los niveles de endeudamiento están muy en línea con los picos históricos, se trata de un endeudamiento más sano porque tiene una vida media a más largo plazo y con tipos de interés más reducidos que en el pasado. Las empresas han aprovechado bien las condiciones positivas del mercado estos años para cancelar deuda existente y reemplazarla por otra a más largo plazo y menos costosa en términos de tipos de interés”, explica la socia responsable de Mercados de Capitales de KPMG en España.
De la evolución de todas estas variables dependerá lo que veamos en los mercados de capitales en un horizonte cercano. Y, como siempre ocurre en los mercados, hay gente más optimista y más pesimista. A la pregunta sobre cuándo tocará la bolsa el pico más alto, podemos encontrar diferentes respuestas. Unos apuntan 2019. Otros piensan que ya lo hemos dejado atrás. No hay una respuesta clara pero parece evidente que por primera vez desde hace tiempo la sensación de un ciclo agotado es dominante entre los inversores.
Lo único sobre lo que hay consenso es que no estamos ante un punto de inflexión con forma de V invertida, es decir, ante un descalabro de los mercados. Estamos ante una nueva etapa en la que desaparecerán los efectos exógenos y los mercados se moverán al compás de la volatilidad de los hechos que se vayan sucediendo. Eso sí, “quien tenga necesidad de acudir a los mercados de capitales ya sea con emisiones de bonos o con ampliaciones de capital, quizá sea el momento de aprovechar este tramo por si es el final de esta era de precios”, dice Cajigas. Dicho esto, lo importante es seguir de cerca las variables apuntadas y saber que el mercado y el dinero van seguir ahí en el momento en el que se necesite, aunque sea algo más caro. Todo dependerá del grado de necesidad y del coste de oportunidad que uno esté dispuesto a asumir.
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