Cero emisiones
El creciente compromiso de países, gobiernos, organizaciones y sociedad en general con la sostenibilidad y la reducción de los efectos del cambio climático están entornando la puerta a los motores de combustión tradicional y abriendo el paso a los vehículos eléctricos. Su esperada revolución tomará forma a medida que sigan bajando los precios de las baterías y el precio de los vehículos eléctricos pueda competir en igualdad de condiciones con el resto de tecnologías. De momento, todavía hay que esperar. Las estimaciones apuntan a que en 2020 las ventas de coches eléctricos superarán los 2,2 millones de unidades, lo que supone el 8% de la flota mundial.
Los consumidores encuestados en el informe Global Automotive Executive Survey apuntan al precio, a la falta de infraestructuras de recarga de la batería y a la gama disponible en la actualidad, como los tres factores que, en ese orden, les frenan a la hora de comprarse un vehículo eléctrico.
Las proyecciones del informe de KPMG señalan que, en 2040, los vehículos eléctricos de batería (VEB) coparán un 30% del total de la producción mundial, seguidos de los híbridos (25%), vehículos eléctricos de pila de combustible (VEPC, 23%) y de los motores de combustión interna (MCI, 23%). Sin embargo, no habrá soluciones globales. Ante la diversidad de opciones tecnológicas existentes, los países en general, desarrollarán en mayor medida aquellas tecnologías relacionadas con sus recursos disponibles: se espera que Estados Unidos se centre en los motores de combustión interna (MCI) y China domine el mercado de e-movilidad.
Dicho de otra manera, la elección de una u otra solución dependerá no de los fabricantes de automóviles, que en las últimas décadas asumieron la responsabilidad de la agenda tecnológica, sino en mayor medida de los reguladores y de las políticas industriales que decida cada país.