Transformación y rentabilidad seguirán marcando la hoja de ruta de las entidades financieras durante el 2019.
El sector financiero español se encuentra en una coyuntura compleja caracterizada por la simultaneidad de varias circunstancias excepcionales: la necesidad de acometer grandes inversiones para afrontar el reto de la transformación digital, el esfuerzo de implementar las nuevas exigencias regulatorias y un contexto de bajos tipos de interés, lo que presiona el margen financiero y limita su rentabilidad.
Adicionalmente, el sector está viviendo la creciente competencia de nuevos jugadores, FinTech y BigTech, que son competidores muy disruptivos y a los que las exigencias regulatorias les afectan en mucha menor medida. Esto crea situaciones asimétricas que los bancos reclaman igualar.