Desde el primer momento que apareció el término “Automatización Inteligente (AI) de Procesos” dentro de las organizaciones, surgieron las dudas. Acostumbrados hasta la fecha a un enfoque eminentemente práctico de automatización basado en Robotic Process Automation (RPA), donde la inversión estaba relativamente acotada y el retorno cuantificado, pasábamos a un escenario donde intervenían múltiples tecnologías y una mayor complejidad para demostrar el impacto y retorno.
Este cambio ha supuesto un cambio de paradigma en las organizaciones. Desde la optimización de las operaciones de back y middle-office hasta el incremento de los ingresos, o simplemente, dejar de pensar en eficiencia y proporcionar valor en la aplicación de AI a todos los niveles de la organización. A modo de ejemplo, según el informe Easing the pressure points: the state of Intelligent Automation, elaborado por KPMG, nos descubre por primera vez cómo el 28% de los directivos en España que han lanzado alguna iniciativa de AI, su principal objetivo era promover un incremento de los ingresos, frente al 25% que busca la pura eficiencia en costes.
¿Es fácil conseguir este cambio de paradigma? Más allá de las tradicionales barreras de inversión y la visión estratégica integrada, este cambio dentro de las iniciativas de AI suele encontrarse con 3 barreras fundamentales:
En términos generales, este contexto de falta de integración y convergencia entre las diferentes tecnologías, es posible encontrarla en la percepción interna dentro de sus compañías en más del 73% de los ejecutivos de las principales organizaciones a nivel mundial, frente al 63% en el caso particular en España.
Una de las principales herramientas que se están utilizando por las diferentes organizaciones para alcanzar este nivel deseado de convergencia a todos los niveles, operativo y tecnológico, son los Centros de Excelencia de Automatización, donde se aglutina el liderazgo, estrategia, conocimiento, capacidades y gran parte del expertise dentro del ámbito de AI, trabajando conjuntamente con el resto de áreas de la compañía, desde Negocio hasta IT. A pesar de la importancia de esta figura, únicamente un 8% de las organizaciones que ya han lanzado una iniciativa de AI en España han desarrollado estas capacidades.
Homogeneización de metodologías y formas de hacer, medición de resultados, y en términos generales, obtener un retorno efectivo de la iniciativa en toda la organización son sólo algunas de las justificaciones para intentar romper la frontera del enfoque actual basado en funciones y/o regiones específicas. Para entender la dimensión de la problemática actual de la AI y el escalado en las diferentes organizaciones, basta mirar qué sucederá en España durante los próximos 3 años. Según un estudio elaborado por KPMG, es previsible que durante los próximos 3 años, un 50% aprox. de las compañías españolas desarrollen un enfoque global integrado a través de un Centro de Excelencia de Automatización, mitigando así los problemas actuales de coordinación de las diferentes áreas de la organización y la integración tecnológica, entre otros.
Uno de los principales focos de atención de los Centro de Excelencia de Automatización, será gestionar y medir el impacto de la AI en las personas que componen la organización en el corto, medio y largo plazo, un área todavía en desarrollo. ¿Cuáles son las principales preguntas a las que se enfrentan los directivos?
A pesar del cambio que supone la AI dentro de las organizaciones y que una gran proporción de personas puede verse afectada (desde el 10% hasta el 50% de las personas dentro de la organización en más del 80% de las ocasiones(*)), la formación y la gestión del cambio de la plantilla actual es clave para una adopción ágil de la iniciativa.
A pesar de la inversión actual en AI, la descoordinación inicial y la falta convergencia entre las diferentes iniciativas de automatización existentes suele ser la nota predominante y el principal problema para el escalado dentro de la organización.
Las compañías necesitan en la actualidad una visión clara acerca del impacto de la automatización no sólo en las áreas corporativas y soporte al negocio, sino en toda la compañía. La AI es una herramienta efectiva para poder unir tecnología, talento, organización y liderazgo para conseguir resultados incrementales en términos de eficiencia y valor la negocio.
Por último, más allá de las operaciones, procesos y tecnología, la gestión de las personas dentro de la organización mediante la formación y re-skilling, junto a la necesaria atracción/retención de talento para su desarrollo debido a la alta velocidad de estas iniciativas, debe ser el principal foco de atención durante los próximos años.
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