La Información No Financiera y los sistemas de control que aseguran su integridad y exactitud sigue siendo un tema de primer orden para las compañías y foco de los reguladores. Como ejemplo de ello, en el último mes y medio, tanto el ESMA como la CNMV han publicado dos informes sobre su supervisión de los informes financieros anuales, en los que incluyen un amplio análisis de su revisión de los Estados de Información No Financiera (EINFs).
Desde KPMG, resumimos, con una visión crítica, los cinco principales aspectos de mejora identificados, así como los mecanismos que pueden ayudarles en su desarrollo de cara al año 2020.
Las empresas deben mejorar la explicación de cómo determinan qué información es material, los criterios, la metodología y los resultados de este análisis. Deben identificar claramente qué información se considera material y no material, justificando los motivos y evitando inconsistencias entre los resultados del análisis de materialidad y la información que se proporciona en el EINF. En caso de omitir información prevista en la Ley 11/2018, debe justificarse que no es precisa para comprender adecuadamente la situación, rendimiento y evolución de la entidad y el impacto de su actividad en los distintos grupos de interés.
Desde KPMG recomendamos documentar el proceso de definición de la materialidad, incluyendo los responsables, criterios para definir el alcance, fuentes, personas clave, diálogo con grupos de interés y criterios de ponderación de las valoraciones. Este procedimiento debería revisarse con periódicamente.
Los reguladores recomiendan que la información no financiera sea específica de la entidad o su grupo, relevante y material en sus circunstancias concretas y que los desgloses sean concisos, presentando información fiel, equilibrada, comprensible y orientada a las partes interesadas. Se considera útil aportar información comparativa que ayude a los usuarios a ver la tendencia y evolución de todos los aspectos recogidos en él. Se recomienda una mayor interrelación y coherencia interna, entre el modelo de negocio, las políticas y objetivos establecidos en cada ámbito, los resultados obtenidos, los riesgos y los indicadores para su seguimiento y evaluación.
Con el objetivo de disponer de unas instrucciones claras para el reporte y presentación de la información, KPMG propone la formalización de una Política General de reporte de información no financiera, así como unas instrucciones de elaboración de los indicadores reportados en el EINF que incluya un calendario, responsabilidades, etc.
ESMA recomienda identificar el marco o marcos de referencia aplicados así como su grado de aplicación, debiendo ser ampliamente aceptados y de alta calidad. La CNMV recomienda identificar adicionalmente qué marco se ha aplicado en el desglose de cada elemento o indicador específico requerido en el EINF. Asimismo, en el propio contenido del texto del EINF deberían señalarse los estándares o criterios de reporting utilizados, identificados en la tabla, para su mejor seguimiento. Esto cobra relevancia porque es probable que las empresas para cumplir con la ley tengan que incluir desgloses adicionales y utilizar de manera complementaria otros marcos.
Ante la multitud de requerimientos de información no financiera que se solicitan en diferentes momentos del año por diferentes actores (legislador, inversores, clientes, etc), desde KPMG recomendamos la elaboración de un mapa de información no financiera.
Los reguladores recomiendan que se mejore la información sobre el perímetro del EINF que debe ser consistente con el de las distintas políticas y los indicadores clave. En casos excepcionales en los que haya exclusiones en el perímetro utilizado para algún aspecto o indicador clave, debería proporcionarse información que permita a los usuarios valorar el impacto de la información excluida y explicarse los motivos de dicha exclusión. Deberían explicarse las variaciones en el perímetro en cada ejercicio e informar si se incluyen o no actividades más allá del grupo, como podría ser el caso de las cadenas de suministro.
Definir un alcance adecuado es un elemento crítico para desarrollar el SCIINF en términos de coste-beneficio y con una hoja de ruta clara a implementar en el corto y medio plazo. Para ello, desde KPMG consideramos fundamental elaborar una matriz de alcance basada en factores cualitativos y cuantitativos que permita realizar esa priorización.
ESMA recomienda incluir KPIs tanto específicos de la propia entidad como generalmente aceptados en su sector de actividad. Es importante que sean consistentes con los utilizados internamente en control de gestión, en los sistemas de gestión de riesgos y con los parámetros utilizados para establecer la remuneración variable de directivos y consejeros. También deben utilizarse sistemáticamente de un periodo a otro y, en su caso, explicar las razones por las que han cambiado. Asimismo, se considera de utilidad que se explique el perímetro de las actividades cubiertas por cada KPI, su definición y método de cálculo, así como los principales inputs y fuentes utilizadas.
De cara a asegurar la integridad de los datos desglosados para cada indicador, desde KPMG recomendamos que se identifiquen los riesgos y controles asociados a cada uno, aprovechando los marcos de control interno ya implementados en el Grupo y que se elaboren matrices de controles que permitan una evaluación a posteriori de su efectividad.
En resumen, consideramos que 2020 es buen momento para que las empresas revisen estos aspectos y trabajen sobre ellos con el fin de proporcionar una mayor transparencia y responder a las necesidades tanto del regulador, como de los inversores y otras partes interesadas.
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