El actual panorama empresarial está llevando a las empresas a cuestionar la fortaleza de sus programas de gestión de riesgos frente a los rápidos cambios, la competencia disruptiva, un imparable ciclo de noticias y una crisis global de confianza. A pesar de la necesidad crítica de agilidad en el riesgo, la evolución de los sistemas de gestión de riesgos es lenta.
KPMG US ha realizado un estudio benchmarking para evaluar el estado actual de las prácticas de gestión de riesgos en distintas industrias. Los resultados del estudio han servido para identificar algunas áreas de prioridad, retos y buenas prácticas.
El estudio mostró la importancia de una mayor participación de las partes interesadas y la conectividad de las organizaciones, manteniendo la fortaleza de los elementos básicos de los programas de gestión de riesgos (taxonomía común, evaluación anual de riesgos, reporting periódico, etc).
Reforzar el liderazgo y la participación de los órganos de gobierno y la Dirección en la gestión de riesgos se considera muy relevante y con margen de mejora por el 50% de los encuestados. Algunas medidas citadas para conseguir involucrarles son apoyarse en líderes que actúen como “influencers” en la organización, crear un comité de riesgos, evaluar la frecuencia y la duración de los debates sobre los riesgos, mejorar los cuadros de mando y conectar el riesgo y la estrategia para identificar oportunidades, examinar correlaciones de riesgos e impactos en prioridades estratégicas.
Otro aspecto relevante es fomentar una sólida cultura de riesgo a través de aprendizaje y conocimiento, intercambiando historias de éxito y lecciones aprendidas para comprender los efectos del riesgo y la conexión con la toma de decisiones rutinarias.
Finalmente, la integración de la función de riesgos con otras funciones de aseguramiento (calidad, seguridad y salud, compliance, legal, etc) y con la organización en su conjunto es considerada como un factor necesario para el éxito y madurez de los programas de gestión de riesgos dado que es una forma efectiva de consolidar diversidad de perspectivas y conseguir un alcance multidisciplinar del riesgo.
En el estudio se han identificado algunas buenas prácticas para conseguir una gestión eficaz de riesgos. Por una parte, las más comúnmente identificadas son:
Por otra parte, las prácticas más avanzadas en materia de riesgos son:
En definitiva, se observa que los programas de gestión de riesgos actuales están resultando en muchos casos inefectivos debido a un entorno cada vez más difícil e incierto. Una gestión de riesgos efectiva puede contribuir a generar valor, ayudando a las organizaciones a identificar riesgos y oportunidades. En nuestro estudio, las compañías están haciendo los movimientos correctos para gestionar el riesgo, pero la pregunta es, ¿se están moviendo lo suficientemente rápido? Consideramos que esta pregunta exige una reflexión en contexto actual marcado precisamente por la revisión de los planes estratégicos, planes de auditoría, mapas de riesgos, etc. tras el COVID-19.
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