El compromiso de neutralidad climática en 2050 promovido por la Comisión Europea ha significado el pistoletazo de salida para que las empresas definan y/o reestructuren sus estrategias de descarbonización, según el estudio “Towards net-zero” elaborado por KPMG, una de cada cinco de las 250 mayores compañías del mundo ya se han comprometido a alcanzar la neutralidad climática en 2050 o antes.
Con este objetivo de neutralidad y el aumento del compromiso de reducción del 40% al 55% en 2030 respecto a 1990, Europa está dejando claro que la acción climática es una de las prioridades de su agenda. También, China y EEUU, que junto a la UE suponen el 41,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales, han definido, o se espera que lo hagan pronto, objetivos de neutralidad climática.
Por tanto, el reto se centra en la transición hacia unala neutralidad climática en carbono a la par que se mejora la competitividad y se incrementa el EBITDA, en definitiva, se impulsa la recuperación económica.
Pero… ¿cuáles son los pasos que deben dar las compañías hacia la neutralidad?
Hoy en día, es difícil encontrar compañías que no calculen su huella de carbono considerando, al menos, sus emisiones directas (alcance 1) aquellas vinculadas al consumo eléctrico (alcance 2). Sin embargo, aún hay grandes aspectos de mejora en la exhaustividad del cálculo, en el desarrollo de un sistema de control de esta información (Sistema de Control Interno de la Información No Financiera, SCIINF), y en la medición de las emisiones indirectas generadas en su cadena de valor (alcance 3).
El desarrollo de procedimientos, responsabilidades y controles homogéneos para el perímetro completo de la compañía, asegura la obtención de indicadores fiables. Este hecho cobra mayor relevancia en la medición de emisiones de alcance 3 donde la gran diversidad de fuentes y casuísticas hace imprescindible contar con pautas para conocer las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del uso de los productos/servicios vendidos, de la cadena de suministro, de la gestión de los residuos que generas e incluso de las inversiones y financiación, entre otras.
Una vez conocido el impacto en materia de emisiones de gases de efecto invernadero, llega el momento de definir el plan de reducción de emisiones que permita el avance en el cumplimiento de los objetivos de reducción de manera coste-efectiva, mejorando la competitividad y el EBITDA.
El plan de reducción de emisiones se enfoca en 4 drivers diferenciales:
Las metas de reducción de emisiones deben ser definidas de acuerdo con la estrategia interna de la compañía, y alineadas con marcos internacionales como Science Based Target (SBTi) cuyo propósito es movilizar al sector privado para que tome compromiso y defina objetivos de reducción de emisiones para mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC y trabajar para limitarlo en 1,5ºC. En apenas 5 años este organismo ha adquirido gran relevancia haciendo que más de 1000 compañías, de 60 países y de casi 50 sectores estén trabajando con SBTi para reducir sus emisiones
En septiembre de 2020 la iniciativa publicó el informe Foundations for Science-Based Net-Zero Target setting in the corporate sector, donde se marcan las bases de lo que será el procedimiento técnico para establecer objetivos Net-Zero a 2050 (disponible en noviembre de 2021).
Aprovechar las nuevas tecnologías, las oportunidades de financiación existentes, invertir en infraestructura y en las herramientas correctas, convierte a esta década en decisiva a la hora de impulsar la recuperación económica hacia un futuro sin emisiones.
En la segunda parte de este artículo, haremos foco en las estrategias de compensación/neutralización que permitan alcanzar el ansiado net-zero.
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