La pandemia que surgió a principios de 2020 ha puesto en marcha una transformación de la industria manufacturera mundial sin precedentes. Vivimos un momento de importantes cambios sociales y económicos a nivel global y son numerosos los fabricantes industriales que están aprovechando esta ventana de oportunidad para poner en marcha planes de transformación que hasta ahora habían sido aspiracionales.
En este contexto, los resultados recogidos en el informe ‘Global Manufacturing Oulook 2020: Covid 19 Special Edition: Adversity leads to opportunity’, elaborado por KPMG a raíz de una encuesta a más de trecientos CEOs globales de la industria manufacturera, pone de manifiesto cómo las empresas se están viendo obligadas a reimaginar el mundo tras la pandemia. La nueva realidad ha convertido la resiliencia en una competencia fundamental. Mantener la posición en el mercado requiere de respuestas rápidas en un entorno de incertidumbre y cambios continuos.
Tres son los temas que los CEOs consideran que deberán abordar en el corto plazo:
Además, tres de las cuatro principales amenazas para el crecimiento de la industria manufacturera durante los próximos tres años están relacionadas con la cadena de suministro. El 66% de los CEOs manifiesta haber tenido que redefinir sus cadenas de suministro, para ganar agilidad, mientras se enfrentan a la presión de los clientes y las comunidades para relocalizar su producción, diversificar proveedores confiando en los más cercanos y hacer más sólidas y flexibles sus cadenas de suministro.
Los fabricantes Tier 1 están focalizando sus trabajos en analizar las vulnerabilidades de su cadena de suministro, utilizando tecnologías como blockchain y analítica de datos para mejorar su visibilidad sobre toda la cadena y buscando incluso soluciones financieras que permitan afianzar su fortalecimiento.
La crisis económica surgida tras el Covid 19, ha acelerado las inversiones de las empresas en una variedad de tecnologías que forman parte de lo que se ha dado en llamar la cuarta revolución industrial. El 96% por ciento de los directores ejecutivos de fabricación dicen que el progreso para digitalizar sus operaciones se ha acelerado.
Como indica en el informe Grant. McDonald, Global Head of Aerospace & Defense de KPMG “un claro mensaje de la encuesta es que, para seguir siendo competitivas, muchas empresas que han acelerado sus esfuerzos de transformación digital deben moverse aún más rápido, y aquellas que no lo han hecho deben ponerse al día rápidamente o enfrentar el hecho de quedarse atrás”.
De hecho, el enfoque en la digitalización se refleja claramente en las decisiones estratégicas de los ejecutivos, con tres de cada cuatro priorizando la inversión en nuevas tecnologías.
Otra de las cuestiones que preocupa a los directivos es el impacto de la pandemia en la fuerza laboral, considerando el riesgo de talento como una de las amenazas más graves para el crecimiento de la organización en los próximos 3 años. El trabajo remoto dificulta abordar este riesgo a la hora de atraer talento, que a menudo escasea. Es difícil evaluar a los candidatos a un puesto de trabajo a través de videos en línea y capacitar a las personas de forma remota. Para la mayoría de los fabricantes, existen severos límites a la capacidad de trabajar desde casa, porque los trabajadores de la fábrica necesitan estar en la línea de producción y los equipos de I + D necesitan acceso a equipos y laboratorios para desarrollar nuevos productos.
“El impacto de la pandemia está haciendo que las empresas industriales reevalúen los riesgos que enfrentan, lo que afecta la gestión de la fuerza laboral, la cadena de suministro, las relaciones con sus clientes y su estrategia operativa. Las grandes interrupciones, como ésta, tienden a abrir la mente de los ejecutivos a considerar nuevas formas de abordar su negocio”
Por ello, la industria manufacturera deberá focalizarse en fortalecer sus organizaciones para estar mejor preparadas y ser más resistentes en un mundo más competitivo y vulnerable a nuevas y desconocidas amenazas.
Para ello, deberían llevar a cabo una evaluación más completa del riesgo, basada en el grado en que las amenazas están interconectadas. Establecer relaciones sólidas y flexibles con los proveedores y un método híbrido para optimizar la productividad de la fuerza laboral, tanto en teletrabajo como en la fábrica. Rediseñar modelos de negocio más resistentes con capas más profundas de preparación para una gama más amplia de amenazas y lo que es más importante, invertir en personas y tecnología que permitirán una toma de decisiones más ágil para ser más resilientes y competitivos ante futuras amenazas. El resultado más probable será una organización más fuerte, mejor preparada y resiliente, una vez que la pandemia haya pasado.
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