En los últimos tiempos la auditoría, y como consecuencia los auditores, enfrentan a constantes retos en el desarrollo de su trabajo: clientes globales, regulaciones exigentes, nueva información a verificar más allá de las cuentas anuales, nuevos perfiles profesionales y, más recientemente, situaciones complejas como auditar casi sin presencia física como ha provocado la COVID-19.
En este contexto y para dar respuesta a esta realidad resulta imprescindible contar con la tecnología como aliado. Una tecnología que permita a los auditores ser ágiles, fiables y cumplir con todos los requerimientos regulatorios y metodológicos de la profesión, y contribuir a la transparencia y confianza como factores que impulsan la actividad empresarial y, como consecuencia, un mayor bienestar socioeconómico.
Una tecnología que cada día es más innovadora, con realidades ya consolidadas como la gestión integral de las tareas de la auditoria, donde es posible definir la estrategia, inventariar tareas, relacionarlas, priorizarlas, asignar flujos de revisión e integrar la información en formato digital, garantizando que el proceso es controlado de inicio a fin con una gestión de indicadores que permita validar que todo se hace en tiempo y forma.
Y donde la inteligencia artificial empieza a ayudar en el proceso, realizando comprobaciones para asegurar la integridad del enfoque con experiencias acumuladas de forma sectorial o geográfica; y el tratamiento masivo de datos reivindica una posición de relevancia.
Estas capacidades de tratamiento y análisis de la información se integran en cuadros de mando -como hace nuestra la plataforma KPMG Clara que utilizamos en la firma- donde la visualización dinámica está empezando a jugar un papel creciente de cara a trabajar en lo que realmente es importante, los riesgos relevantes, como objetivo prioritario en el enfoque del trabajo. Ya es posible obtener información de las empresas a revisar y generar modelos con datos de forma dinámica en diferentes áreas de la auditoría: compras, ventas, inmovilizado, proceso de cierre contable… y día a día estos modelos se amplían tanto en capacidad de análisis como en facilitador de información. Un salto cuantitativo, y sobre todo cualitativo, muy relevante.
En un mundo cada vez más global, se trabaja sin ninguna dificultad en diferentes localizaciones compartiendo en tiempo real enfoques, programas de trabajo y conclusiones haciendo que el trabajo sea más homogéneo independientemente de donde se opere.
En definitiva, la tecnología en la auditoría ya está aquí, facilitando avances para seguir trabajando de una manera totalmente ágil, coordinando a los equipos y también de una forma segura entre los equipos y con el cliente, afrontando con éxito el reto que abrió la pandemia en marzo de 2020 de auditar en remoto.
Pero hacia donde nos encaminamos… Nuevas funcionalidades y herramientas están empezando a aparecer y serán parte normal del proceso. Por ejemplo, el uso de drones, que ya se están utilizando en las pruebas de inventario, analizando la información de una forma muy precisa, segura y eficiente. La exactitud y la agilidad en la captura de información es realmente relevante y beneficiosa para todos los que utilizan la información auditada.
O el uso de BOTs para pretratar la información o integrando piezas de software en los procesos de las empresas que son auditadas para hacer una auditoria más amplia y continua. Imaginemos un proceso de auditoria en la que los equipos de auditoria obtienen la información de forma autónoma al tener sus BOTs conectados al cliente, generando un flujo continuo de información, cada vez más autónomo, que nos permita empezar a utilizar herramientas de minería de datos. Esto ayudará en el proceso de análisis de los flujos de la información, detectando posibles situaciones anómalas donde los controles existentes en los procesos no están tan orientados a la detección temprana de potenciales anomalías.
Vislumbremos también el desarrollo que tendrá el análisis predictivo y la inteligencia artificial dentro del tratamiento masivo de datos. Los avances que están a la vuelta de la esquina nos permitirán identificar diferencias entre transacciones estándar y no estándar o esperadas y no esperadas. Todo ello como base para definir la estrategia, el enfoque de trabajo y las conclusiones por parte de los equipos de auditoría.
Estas capacidades analíticas también avanzarán en la integración de toda la información proporcionada en las diferentes áreas de la auditoria, con independencia de si los sistemas que la generan están conectados o no, proporcionando una visión extrema a extremo del negocio y de su información
Y, por último, otro de los ámbitos en los que se avanzará de forma notable en los próximos años será el relacionado con herramientas basadas en tecnología blockchain, que permite utilizar las bondades del modelo para crear nuevas formas de trabajo más descentralizadas, ganando en eficiencia.
Como vemos, la tecnología aplicada a la auditoría sirve como aliado para trabajar de una forma estructurada, gestionar mejor los flujos de información, apoyar en el análisis para la toma de decisiones y ayudar al auditor en la necesidad de analizar las operaciones y transacciones complejas. Mayor capacidad de almacenamiento, de tratamiento y de conectividad en entornos seguros favorecen un enfoque y conclusiones más robustas reforzando la calidad como elementos prioritario. En definitiva, una (r)evolución en cómo auditar la información financiera que extiende múltiples ventajas a la propia empresa, a sus inversores y otros grupos de interés y al auditor, cuya función esencial de contribuir a generar confianza se renueva y potencia.
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