Antonio Huertas ha sido testigo privilegiado de cómo el sector asegurador ha sabido transformarse y dar respuesta a una sociedad cambiante. Para continuar esta senda de crecimiento, el directivo pone énfasis en aprovechar las oportunidades que brinda la tecnología y en adaptar la formación a las aptitudes que requiere el entorno. Entre los aprendizajes con los que construir un futuro más resiliente y sostenible, el primer ejecutivo valora la colaboración y el trabajo conjunto de todos los actores de la sociedad.
RESPUESTA. En los últimos tres años de la década anterior, una vez superada la crisis económica desencadenada a partir de la caída de Lehman Brothers, el mundo había acelerado la sensibilización global de que había que parar la destrucción del planeta, que se debería hacer un nuevo contrato social más justo, inclusivo e igualitario, y que los modelos de gobernanza de todo tipo de instituciones tenían que ser más transparentes y equitativos. Y que la reorientación de las finanzas hacia una vocación de sostenibilidad podían ser el cauce de esta transformación junto con acciones globales como las Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Todo eso no puede pararse. Hemos tenido un punto y seguido, y hay que continuar con ese compromiso de sostenibilidad global que habíamos empezado a asumir. Y una de las lecciones de la pandemia, es que ningún Estado ni Institución ha podido salir en solitario, el mundo se ha unido para combatir un virus y esto es lo que explica que tengamos ya unas vacunas que en el pasado habrían necesitado lustros para desarrollarse.
El análisis del dato se ha convertido en un reto apasionante para todas las empresas, instituciones, gobiernos e incluso partidos políticos, que gestionamos información de clientes, potenciales, o ciudadanos. Junto con la inteligencia artificial, el big data nos puede ayudar a transformar nuestros procesos, para hacerlos más eficientes, lo que a su vez permitirá reducir los tiempos de atención del cliente y ofrecerle una atención más personalizada.
En Mapfre estamos trabajando en el potencial de los datos desde todas las vertientes, desde el gobierno y la calidad del dato, hasta la explotación de los mismos a través de modelos predictivos. Este es un camino abierto que no se va a cerrar, y lo que tiene que haber es regulación sobre el mismo exigente y, sobre todo, homogénea en todos los puntos del planeta, porque tenemos que competir todos con condiciones similares, ya que el mercado es global.
Lo que mejor protege la reputación de una compañía es la transparencia y el establecimiento de relaciones de confianza con todos los grupos de interés. La exigencia es siempre bienvenida, los accionistas porque te están confiando su dinero, los empleados y colaboradores, porque son copartícipes de su futuro, los medios de comunicación, la sociedad en general, son los que nos evalúan y dan pistas para entender mejor nuestra actividad y valorarla.
Las empresas deben tener un rumbo, un plan estratégico que garantice rentabilidad sostenible para el presente, con todas sus dificultades, pero también para el futuro. Nosotros trabajamos para ser siendo en el futuro una aseguradora global con identidad propia y perdurable, rentable para sus grupos de interés y, muy especialmente, socialmente rentable allí donde estamos presentes.
El talento es el nuevo “patrón oro” de la economía. No solo tienes que ser capaz de atraerlo, sino sobre todo de retenerlo y que además esté alineado con los principios y valores de tu compañía. España, como casi todo lo relacionado con la educación y con la formación, tiene en esto una asignatura pendiente. Sigue habiendo una brecha entre el modo en que invertimos los recursos de formación, y el resultado que se obtiene, especialmente en relación a las nuevas profesiones.
Los profesionales que no estamos formando bien, los tendremos que importar, pero además estaremos invirtiendo en una generación de personas frustradas que verán cómo, a pesar del esfuerzo, los puestos mejor retribuidos quedan fuera de su alcance. La formación tiene que orientarse a la empleabilidad presente, pero sobre todo a la futura.
Durante la pandemia, el sector asegurador ha tenido un comportamiento ejemplar. Las aseguradoras hemos demostrado que nuestra labor no se limita solo al fin económico que debe perseguir cualquier empresa, cubrir las necesidades de nuestros clientes y generar un beneficio para nuestros accionistas, sino que va más allá. Trabajamos para, además, generar un dividendo social cuando la sociedad más lo necesita.
Hemos destinado numerosos recursos para contribuir a luchar contra la pandemia y paliar los graves efectos económicos y sociales que está generando. Somos un sector confiable, pase lo que pase, el seguro siempre estará ahí cumpliendo con todos sus compromisos. Esto es una garantía especialmente valorada cuando todo se desestabiliza, como ha sucedido en las últimas crisis económicas globales. Somos también soporte de otros sectores en la medida que aseguramos sus riesgos y compensamos o atenuamos sus daños. Creo que otros muchos sectores tienen actuaciones similares y no se trata tanto de aprender unos de otros, sino sobre todo de sumar esfuerzos.
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