En este momento de cambio, es necesario reflexionar sobre qué economía queremos promover para garantizar un crecimiento sostenible a medio y largo plazo, que haga de España un país resiliente. Los aprendizajes derivados de la disrupción vivida en el último año permiten identificar las tres palancas que impulsarán esta transformación, y con ello, la competitividad del tejido productivo del país: la salud, la sostenibilidad y la digitalización.
Estas palancas fueron el objeto de análisis de la mesa redonda ‘Iniciativas clave para transformar la economía española’, celebrada en el marco de la reunión anual del Cercle d’Economia. Moderada por Hilario Albarracín, presidente de KPMG en España, la mesa contó con la participación de los presidentes de las tres comisiones, una por cada una de las palancas, que el Cercle d’Economia puso en marcha para abordar la recuperación y la transformación de la economía española: Andreu Mas-Colell, Ángel Simón, y María Jesús Almazor. La pyme, principal generadora de empleo en nuestro país, estuvo representada por Toni Cañete, presidente de PIMEC.
Tal y como destacó Hilario Albarracín, en este momento de reflexión “el objetivo es fomentar una economía de futuro, más resiliente, moderna y competitiva, lo que obliga a elevar la mirada hacia el futuro y huir de soluciones cortoplacistas porque las decisiones que tomemos hoy determinarán la evolución de la sociedad”.
El presidente de KPMG en España recordó que así lo entienden las autoridades europeas, cuyo Plan de Recuperación pone el foco en una transformación verde y digital, que ponga en el centro el bienestar de los ciudadanos y garantice que “nadie se quede atrás”.
La salud ha logrado posicionarse como un elemento motor en la recuperación de la actividad económica. En este sentido, Andreu Mas-Colell, presidente de BIST y de la Comisión Life Sciences del Cercle d’Economia, insistió en la necesidad de apoyar y potenciar la actividad del sector de la salud, pues confía en que existe un elevado potencial “para dar un salto que ponga a España en primera línea respecto al resto de países europeos”.
Asimismo, Mas-Colell manifestó la necesidad de impulsar la colaboración público-privada en el este sector. “En un mundo tan competitivo no podemos permitir que reine la desconfianza, pues pondría en riesgo el dinamismo y la eficiencia de la actividad”, señaló.
Administraciones públicas y empresas han integrado el reto climático en sus estrategias. Así, el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050 se posiciona en la primera línea de las agendas gubernamentales y corporativas como tendencia generalizada. “Las empresas están muy focalizadas en cómo han de avanzar en esta transición y cuáles son esos costes”, apuntó Ángel Simón, presidente de Agbar y de la Comisión de Green Deal del Cercle d’Economia, quien hizo hincapié en la necesidad de avanzar hacia un modelo óptimo de economía circular. “La sociedad debe hacer una transición entre la economía lineal y la economía circular y se debe trabajar adecuadamente para evitar que la transición perjudique a los más desfavorecidos”, detalló.
De igual modo, Simón abogó por la transición energética como un elemento imprescindible con el que focalizar especialmente los recursos de la economía, para disminuir al máximo las emisiones de efecto invernadero. Se trata de una estrategia vehicular que deberá articular un nuevo modelo económico en base a estos objetivos sostenibles, avanzando así hacia estrategias que no solo contemplen la compensación por los gases de efecto invernadero, sino también la remediación de esas emisiones.
La adopción de nuevas herramientas y tecnologías facilitará en gran medida el proceso de recuperación y transformación de las compañías. “La tecnología tiene la llave para promover la transición energética, la reindustrialización y la sociedad de los cuidados o para reequilibrar social y territorialmente nuestra economía”, explicó el presidente de KPMG en España.
Sobre esta línea, María Jesús Almazor¸ CEO de Ciberseguridad & Cloud de Telefónica y presidenta de la Comisión Digital del Cercle de Economia, destacó la significativa repercusión positiva de la digitalización en la recuperación. “Podrá suponer un incremento del 3% en el Producto Interior Bruto hasta el año 2025 y que impacte así hasta en un 20-25% en la actividad de las pymes. Por ello, necesitamos un plan urgente y común para conseguir el impacto que queremos a tiempo”. Además, destacó la importancia del desarrollo de las infraestructuras, que “serán la base en el camino hacia la digitalización”.
Almazor valoró como fundamental que tanto instituciones como empresas aúnen esfuerzos para que el 100% de la población obtenga cobertura de fibra como objetivo para el año 2025, así como avanzar en habilidades digitales y aprovechar las oportunidades que ofrece el 5G. De igual modo, abogó por “acelerar y priorizar los sectores que tienen un mayor impacto en la economía, que al mismo tiempo podrán ayudar a otras áreas de actividad en su proceso de digitalización”. En esta etapa de capacitación tecnológica será fundamental ofrecer un adecuado asesoramiento a la integración de las pymes.
Se presentan, además, una serie de retos que tanto empresas como gobiernos deberán afrontar, tales como la desconfianza de las empresas sobre la seguridad y la protección de datos, la resistencia al cambio o la ausencia de normas concretas. Ante estas cuestiones, la CEO de Ciberseguridad & Cloud de Telefónica alentó a incorporar la ciberseguridad prioritariamente en las compañías, mejorar las capacidades para los profesionales del futuro, así como definir las reglas de este nuevo entorno competitivo.
“Las pymes suponen el 99% de las empresas de nuestro país y aportan más del 70% del empleo y del 60% del PIB”, recordó el presidente de PIMEC, Antoni Cañete. La pequeña y mediana empresa juega un papel esencial en la efectiva transformación de la economía, por lo que deberá incorporar determinados procesos y mecanismos con el objetivo de mejorar su competitividad y productividad en el escenario económico.
Como resultado, el presidente de PIMEC explica que “se necesitarán cambios estructurales de gran calado y no puntuales para convertir nuestros recursos en inversión en lugar de en gasto”. Asimismo, señaló la importancia de “homologar la representación de las pymes, potenciando así su presencia en la toma de decisiones” durante el proceso de transformación. “Si no usamos los fondos de recuperación como inversión, habremos perdido uno de los últimos trenes para cambiar”, apuntó Cañete.
Ante este marco de transformación, los fondos europeos Next Generation se presentan como una oportunidad decisiva en la mejora de la eficiencia, productividad y competitividad del conjunto del tejido empresarial español. En este sentido, tanto las grandes empresas como las pymes deberán realizar cambios de gran calado estructural, especialmente en materia de digitalización y sostenibilidad, para impulsar el camino hacia la recuperación y transformación económica.
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