Para Demetrio Carceller Arce, los periodos complejos sirven para extraer aprendizajes con los que alcanzar un futuro más próspero. No en vano, la resiliencia es uno de los atributos más reconocidos de las empresas familiares. En su visión a largo plazo, el directivo sitúa la digitalización como un elemento fundamental con el que mantener la cercanía con los clientes, los colaboradores y con la propia sociedad. Y con el que desarrollar nuevos modelos de negocio, proyectos innovadores y con la sostenibilidad como atributo indiscutible. Todo ello impulsando la formación, las capacidades y las habilidades de su activo más valioso: los colaboradores.
RESPUESTA. Durante los últimos años, nuestra sociedad ha tomado consciencia de que sin sostenibilidad no hay futuro. Por ello, los criterios ESG son actualmente una pieza fundamental en la estrategia de cualquier compañía puesto que sociedad, gobierno e inversores demandan que las empresas mantengan un compromiso real en materia de sostenibilidad.
En el contexto actual, es imperativo que las empresas tengan un propósito claro y que trabajen dando siempre prioridad a la aplicación de criterios sostenibles en su operativa diaria. Solo así lograrán seguir creciendo de una forma sostenible y asegurar una colaboración positiva con nuestro entorno.
La pandemia ha consolidado la digitalización como la herramienta más eficaz para asegurar que las compañías puedan responder con la flexibilidad y agilidad que requiere el mercado. Y, explícitamente en el sector de la alimentación, la digitalización ha sido imprescindible para poder competir en el mercado.
Durante el último año, hemos sido testigos de cómo la transformación digital, además de contribuir a la evolución de la cultura organizativa de las compañías, nos permite estar más cerca de nuestros equipos, clientes y de la sociedad en general, a la vez que refuerza nuestros negocios, ofreciéndonos la posibilidad de implementar innovadores sistemas que actúan como palanca de crecimiento y desarrollo del negocio. En muchos casos, como el de la fábrica Damm en El Prat de Llobregat en Barcelona, se ha apostado por la sostenibilidad y la transformación digital, las cuales creemos que son claves para alcanzar los objetivos marcados.
En momentos críticos es esencial que las compañías cuenten con líderes capaces de actuar con agilidad, anticipándose a lo que vendrá, poniendo en marcha planes de contingencia y continuidad que permitan que la compañía siga funcionando a pesar de la adversidad.
En un contexto volátil como el actual, las compañías deben apostar por líderes que sean capaces de tomar decisiones con rapidez desde la flexibilidad y la resiliencia, pero sin perder nunca de vista la estrategia a largo plazo de la compañía. Debemos ser capaces de adaptar nuestra visión de futuro, respondiendo a los problemas del presente y aprendiendo de los momentos difíciles del pasado para prosperar en el futuro.
En Damm, tenemos muy claro que las personas son nuestro mayor activo y la clave de nuestro éxito. Por ello, creemos que es imprescindible poner a su alcance herramientas que aseguren su desarrollo profesional y fomentar medidas que favorezcan su bienestar laboral y personal.
La pandemia ha acelerado la transformación de la relación entre empresa y empleado. Debemos promover la existencia de una cultura corporativa líquida, donde fluyan las ideas y las personas tengan mayor oportunidad de participación, a la vez que ofrecer todas las herramientas existentes para introducir los cambios de forma transversal, sin que nadie se quede atrás.
Desde la industria alimentaria, hemos de ser muy conscientes de que la consolidación de la transformación digital va a ser uno de los factores determinantes en nuestra competitividad. Solo la digitalización nos asegura poder actuar con la flexibilidad y agilidad que requiere operar en mercados complejos e inciertos, marcados por la alta competitividad.
Además, desde el sector privado tenemos el reto de actuar contra el cambio climático. Y, para eso, debemos trabajar para cumplir con los ODS de la agenda 2030 y adaptar nuestros procesos para conseguir trabajar aplicando criterios sostenibles, que tengan en cuenta nuestro planeta y nuestra salud. Para ser competitivos, la sociedad nos demanda que, en primer lugar, seamos sostenibles.
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