Consciente del papel esencial que tendrá que desempeñar el sector financiero en el proceso de transformación de la economía, Gonzalo Gortázar subraya la importancia de proporcionar certidumbre a todos los grupos de interés. Conocedor en profundidad de los entresijos del sector y sus retos, el directivo valora de forma positiva los avances en medición e información en materia de sostenibilidad y riesgo climático. Como apuesta de futuro, pone énfasis en la formación y capacitación continuas, y especialmente en el desarrollo de nuevas habilidades, con el objetivo de que nadie se quede atrás.
RESPUESTA. Las entidades nos encontramos en una fase inicial de incorporación y medición de los riesgos climáticos. En este sentido, los test de estrés deben entenderse como un ejercicio de aprendizaje tanto para el supervisor como para los bancos y la comunidad financiera con el fin de explorar los riesgos climáticos y su interacción con el resto de los riesgos financieros, así como para identificar mejoras en su gestión.
A futuro, la realización periódica y generalizada de estos ejercicios contribuirá a una gestión proactiva del riesgo climático con el fin de mitigarlo y reducirlo, contribuyendo a una mayor resiliencia tanto del sector financiero como de la economía en su conjunto.
Los proyectos más transformadores son los que tienen por objetivo la generación de valor para el cliente, anticipándose a sus necesidades, y cuentan con una definición de ese valor compartida por áreas clave de la organización. En la implementación, sus equipos necesitan un alto nivel de colaboración transversal y la suficiente autonomía y flexibilidad para poder diseñar, ejecutar, iterar y reenfocar cuando sea necesario.
Finalmente, necesitan ser posicionados en un marco no competitivo sino constructivo con otros canales o productos para poder luego escalar correctamente. Como en cualquier otro proyecto, luego necesitan el apoyo del management y el rigor de la gestión y el seguimiento de objetivos hasta sus fases finales.
Mejorar la capacidad de los ciudadanos y profesionales para adaptarse a un entorno cambiante es crítico ya que los conocimientos técnicos concretos pueden quedar obsoletos varias veces en la vida de una persona. El foco debería desplazarse hacia el desarrollo de habilidades, rutinas y actitudes tanto individuales como grupales que fomenten un aprendizaje permanente. Es decir, ayudar a “aprender a aprender”.
Son cambios de alcance significativo en los que hay que modificar toda una cultura y unas expectativas, pero sería necesario empezar a avanzar con decisión. Asimismo, ya está comprobado que la formación debe extenderse a lo largo de toda la vida profesional y personal. En este sentido, la colaboración intensa entre entidades educativas y empresa tiene algunas buenas experiencias, pero existe aún un enorme recorrido potencial.
Un avance especialmente significativo es la publicación de métricas no-financieras, elaboradas con el mismo rigor que las financieras, que permiten cuantificar y evaluar la actuación de las entidades en cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Conforme las métricas y los criterios de medición se consoliden, se profundicen y se estandaricen, la transparencia será aún mayor y la aportación de valor también porque será posible comparar proyectos y evaluar con mayor conocimiento la alineación operativa de cada entidad con el propósito y los valores que persigue.
La dirección de las empresas necesita también métricas sólidas para poder gestionar, por lo que disponer del mejor conjunto de indicadores no financieros es de vital importancia no solo para los inversores especializados en ASG, sino para las propias entidades que quieran seguir teniendo un papel relevante en el progreso de la sociedad.
El sector financiero tendrá un papel esencial. Primero, impulsando una economía más sostenible a través de la difusión activa de políticas y fondos europeos para la financiación de la transición energética, del asesoramiento y de la movilización de la inversión necesaria. Segundo, apoyando la generación de empleo de calidad cofinanciando aquellos proyectos de digitalización e internacionalización del tejido productivo hacia actividades de mayor valor añadido. Tercero, manteniendo el soporte financiero y acompañamiento a empresas fundamentalmente viables que hayan sufrido por la crisis, ayudándolas a volver a la rentabilidad. Por último, seguiremos siendo un agente social estratégico que apueste por la inclusión financiera de todos los sectores, con especial sensibilidad hacia los colectivos más vulnerables.
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