En un entorno económico en constante evolución, las compañías deben lidiar con la incertidumbre y seguir trasladando aquellos aspectos y novedades más relevantes a sus estados financieros. A esto se añade el reto adicional que supone el impacto de la COVID-19 en la realidad económico-financiera del ejercicio 2021, que está sujeta a la labor de control y supervisión de los órganos de gobierno de las empresas.
Por ello, al acercarnos al cierre del ejercicio es momento para las comisiones de auditoría de poner foco en las novedades y exigencias que inciden en la gestión de la empresa y que se trasladará al reporting financiero y no financiero al cierre del ejercicio.
Esta es la idea central que guio el webinar ‘Update CAC: ante la recta final del 2021’, organizado por el Audit Committee Institute de KPMG. Los expertos en asesoramiento contable y financiero y valoraciones coincidieron en la necesidad de poner especial atención en las cuestiones clave de cara a desarrollar las labores de control y supervisión de la información financiera y no financiera.
Como indicó Borja Guinea, socio responsable de Auditoría y del ACI de KPMG en España, en periodos convulsos como el actual, cobra especial relevancia que los consejeros miembros de comisiones de auditoría conozcan cuáles serán las principales perspectivas de estas cuestiones clave de cara al futuro ante la transformación y los cambios regulatorios vinculados al reporting de la información corporativa.
En este contexto, resulta relevante analizar el efecto que la pandemia está teniendo en la economía en general y en cada actividad empresarial en concreto, ya que puede afectar a la valoración de activos. Al inicio de la crisis, España experimentó una gran contracción, como consecuencia principalmente de su estructura de pequeña y mediana empresa, así como una economía muy dependiente del sector servicios, especialmente del turismo.
El entorno invita hacia el optimismo, sobre todo ante el gran avance de los niveles de inmunización de la población, especialmente en la Europa continental. En esta línea, se estima un crecimiento robusto en 2021, aunque el dato reciente del segundo trimestre, en el que la economía española creció un 1,1% trimestral, por debajo del 2,8% estimado a finales de julio, rebajará probablemente las previsiones de superar el 6% y que tendrá continuidad el año siguiente, recuperando gran parte del nivel de la actividad previo a la pandemia.
Sin embargo, como apuntó José Ignacio Cerrato, socio de Valoraciones KPMG en España, están apareciendo ciertos riesgos que pueden ralentizar la recuperación económica. Entre otros destacó ; “la subida de los precios de la energía -tanto electricidad como de los suministros que pueden provocar aumentos significativos de inflación- ; la rotura de cadenas de suministro globales y el exceso de liquidez y tipos de interés bajos -que pueden alimentar la inflación, junto con unas políticas restrictivas de gestión del déficit público. Estas principales incertidumbres y su impacto conviene tenerlas en cuenta al valorar los efectos del análisis de deterioro y posibles reversiones de deterioros registrados. En este sentido, la evolución de los precios y los tipos de interés dependerá también de la decisión de los bancos centrales, aunque se prevé que estos cambios sean paulatinos para evitar la ralentización de la recuperación económica.
Respecto a los efectos de la pandemia en los estados financieros, se prevé que continúe impactando en el mundo de los préstamos en las mismas áreas: clasificación de los activos financieros, efectos en el conjunto del escenario macroeconómico, estimación de las pérdidas esperadas e información en la memoria. Como afirmó Javier Calvo, socio de Instrumentos Financieros y Regulación de KPMG en España: “no se espera un incremento sustancial de las provisiones, pero tampoco una reversión masiva, puesto que todavía existen determinadas incertidumbres sobre todo por los efectos de la variante Delta”.
Sin embargo, en la clasificación de los activos financieros se deberá considerar el impacto de los ERTE, que continúan en vigor y se encuentran en estado de negociación; la concesión de los avales ICO; y la supervisión del comportamiento de la población que ha recibido moratorias en los próximos años. Asimismo, Javier Calvo destacó la importancia de la asimetría sectorial de la crisis. Así, si bien el sector industrial es el que más rápidamente se está recuperando gracias al incremento de las exportaciones, apoyadas por la recuperación de las economías principales de nuestros socios comerciales, los niveles de recuperación del sector turismo siguen estando más retrasados.
En cuanto a la estimación de las pérdidas esperadas, se debe evaluar la necesidad de introducir ajustes adicionales a las provisiones para reconocer el efecto de la COVID-19. “Cada entidad debe evaluar si es necesario recoger estos ajustes y su importe”, explicó Javier Calvo.
Las comisiones de auditoría también deberán focalizar su atención en las novedades en regulación contable que, como explicó Marisa Pérez, socia de Accounting Advisory de KPMG en España, tendrán impactos de relevancia en el plan general de contabilidad. “En las cuentas de este año las compañías tienen que enfocar sus decisiones estratégicas en ser más sostenibles y esto va a tener un impacto en los estados financieros”, afirmó Marisa Pérez.
Cabe destacar que este año se produce un cambio de relevancia en cuanto al reporting de la información no financiera, pues aplicará también para las empresas de más de 250 empleados y PIE’s. “El espectro de compañías que van a tener que reportar información no financiera será mucho mayor que en el pasado”, adelantó David Hernanz, socio de Auditoría de KPMG en España. “Esta información deberá ser verificada externamente y el papel del auditor será únicamente identificar si existe tal información, por lo que la responsabilidad de su preparación descansará sobre los miembros del Consejo”, detalló.
Algunos de los aspectos clave que las compañías deberán considerar en el reporting de esta actividad es el impacto en las definiciones de CAPEX, OPEX e Ingresos y abordar cuál será la dificultad en la obtención de estos datos. David Hernanz definió otros posibles retos como prever la carga administrativa para la empresa, implementar cambios en los sistemas para recuperar los datos requeridos o saber integrar los informes de taxonomía de la UE y alinearlos con otros marcos normativos.
Sin duda, las comisiones de Auditoría deberán prepararse para un entorno económico en constante transformación, sin perder de vista los nuevos requerimientos en materia de contabilidad, reporting, riesgos y datos en su labor de supervisión de la información financiera y corporativa ante la recta final del 2021.
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