2021 se presenta como un año completamente récord en cuanto a inversión se refiere. Después de dos o tres meses de parón durante el confinamiento de 2020, la actividad volvió con fuerza, superando todas las expectativas y de manera mucho más acelerada. Hay mucha liquidez en el mercado, valoraciones altas, sectores que han salido fortalecidos y gestores dispuestos a vender sus compañías. En definitiva, todos los ingredientes necesarios para pronosticar que, en 2022, los niveles de inversión se seguirán manteniendo muy elevados.
Es posible que esa actividad tan fuerte que estamos viviendo responda a variables como la liquidez o la recuperación económica, pero, según apunta José Antonio Zarzalejos, socio de Corporate Finance y M&A de KPMG en España, “se debe principalmente a que había una demanda embalsada. Ha habido muchas operaciones atascadas o procesos que no llegaron a desencadenarse durante 2020 y se están realizando ahora”. Todo ello, sumado a que España se ha convertido en un nicho interesante de atracción para inversores internacionales, ha provocado un aumento fuerte de la competencia en el segmento de capital privado que ha hecho que los fondos tengan que renovar sus estrategias para diferenciarse y resultar más competitivos.
Por su parte, Jordi Alegre, Managing Partner de Miura Partners, asegura que “todas las gestoras se están sofisticando, reinventando y afinando estrategias de inversión que les permitan tener una oferta diferenciada”. En este sentido, hay fondos que han optado por estructuras más agresivas, que les permitan asumir precios más elevados y llevarse las subastas. Otras gestoras están optando por la especialización sectorial, que les permite ser más competitivos en esos sectores porque se anticipan a tendencias y tienen una red de gestores y asesores más especializada.
Por otra parte, según Alegre, “en los sectores más tradicionales, el valor añadido de un fondo es dar una solución a los empresarios que quieran hacer un proceso transformacional, de internacionalización o Buy & Build, acompañarles y ser el mejor socio. No solo se trata de competir en precios”.
En este sentido, José González- Aller, socio de Private Equity de KPMG en España, está de acuerdo en que “uno de los principales aspectos que diferencian a algunos fondos del middle market es, precisamente, ese acompañamiento a largo plazo, en procesos de build up y de internacionalización que permiten sacar mucho más valor a la empresa familiar”.
Es evidente que ha habido algunos mercados que han estado menos impactados por la COVID-19 y, de hecho, algunos han salido favorecidos de esta crisis. Durante muchos meses, los fondos han puesto su punto de mira en estos sectores, pero, poco a poco, están saliendo de esa zona de confort. Jean François Guicheteau, Head of Leveradge Finance de BBVA, explica que, “durante un tiempo han estado muy centrados en los mercados menos impactados por la COVID-19, sobre todo por un tema de visibilidad y previsibilidad de los resultados”. En este sentido, Sanidad, agrobusiness, food, IT y telecom han sido especialmente activos. “Hoy en día, con la vuelta a la normalidad y las buenas perspectivas de la economía, volvemos a trabajar sobre un panel de sectores más amplio”, añade.
Pero lo cierto es que esos sectores más proclives a atraer el interés inversor no son nuevos. La pandemia no ha hecho otra cosa sino acelerar tendencias que ya existían en la economía, con industrias que ya registraban viento de cola, como la sanidad, el Life Science o la educación. No es nada disruptivo, pero sí una aceleración.
Por su parte, el mercado de deuda es especialmente activo y las condiciones de financiación son óptimas, tanto en términos de precio como de volumen. “Para los sponsors es un momento estupendo a la hora de levantar deuda, porque hay mucha oferta, de calidad elevada, muy flexible y con precios muy atractivos”, en palabras de Guicheteau.
La competencia, los elevados niveles de liquidez y este acceso fácil de la deuda han provocado un aumento importante de las valoraciones. Según Zarzalejos, se trata de un proceso de maduración del mercado: “venimos de un entorno en el que España ha registrado valoraciones más bajas que el resto de Europa. El tejido industrial se ha ido sofisticando, lo que supone que el acceso a esa liquidez sea más fácil y empuje las valoraciones. Ese proceso ha hecho que muchos fondos del middle market extranjeros vengan a España imponiendo estructuras que estaban antes reservadas a grandes fondos, calando y filtrándose a las capas intermedias del mercado”.
Sin embargo, este contexto que podría parecer idílico, tiene una doble cara. Y es que se están dando procesos especialmente competitivos con valoraciones muy altas. Según Víctor Virós, Principal de Portobello Capital, “esa elevada liquidez, con mucha competencia y tipos de interés bajos, está dando lugar a una pérdida de disciplina y reducción de la expectativa de retorno, que nos hace daño a todos”. Y es que esos sobreprecios que se están pagando, ¿pueden penalizar al fondo en el momento de salida? Manuel Carrera, Socio Transaction Services de KPMG en España, lo tiene claro: “los precios están elevados, con un mercado favorable al vendedor, por lo que, en el futuro, es posible que cueste obtener los retornos que los fondos tienen planificados”.
En la actualidad, todos tenemos la mirada puesta en los niveles de inversión, pero, durante los primeros meses de esta crisis sanitaria, muchos fondos se centraron en la gestión de las participadas. Las medidas iniciales estaban enfocadas a garantizar la seguridad laboral de los empleados, reducir costes, así como a gestionar el circulante y la tesorería.
Natividad Sierra, Head of Investor Relations & ESG de Corpfin Capital, explica que, en un siguiente paso, se han centrado en asegurar la cadena de suministro de las empresas industriales, gestionar inventarios y materias primas con el objetivo de asegurar no quedarse sin proveedores ahora que la demanda ha crecido mucho. Además, “hemos acelerado la digitalización y la innovación, adelantando dos años los procesos e implementado incluso sistemas de inteligencia artificial. Y, una vez que hemos comprobado que las compañías no están siendo afectadas, nos hemos enfocado en hacer add ons y poder internacionalizar las participadas para generar valor para los inversores. Por último, estamos trabajando con toda la cartera consiguiendo que todas las compañías tengan una política ESG blanco sobre negro, adaptada para cada empresa y con un plan de acción”.
Hace algunos años, unos pocos fondos comenzaron a prestar atención a los criterios ESG pero, ahora, ya no se trata de un elemento diferenciador, sino que la propia regulación está haciendo que la búsqueda de la sostenibilidad en las inversiones se convierta en un “must”. Ramón Pueyo, socio responsable de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España, considera que “el mercado español va por el buen camino y cada vez son más fondos los que entienden la importancia de estos criterios, no solo desde el punto de vista del riesgo, de comprar compañías más robustas respecto al modelo de gestión en sus aspectos sociales, ambientales y de buen gobierno, sino que también entienden la sostenibilidad como una oportunidad de inversión en sí”.
Y es que estos criterios de inversión se han convertido en una absoluta palanca de valor porque es fundamental analizar la sostenibilidad desde el punto de vista de la oportunidad. “Lo que va a suceder en el mundo en los próximos 20 o 30 años va a estar muy ligado a tendencias marcadas por el cambio climático o la protección del medioambiente. Aquellos inversores que sean capaces de interpretar esas tendencias, se verán beneficiados”, asegura Pueyo.
De hecho, los inversores, cada vez más, piden que los fondos tengan en cuenta estos criterios a la hora de elegir en qué compañías ponen su capital. Es así como se convierte en un elemento fundamental a la hora de realizar un buen fundraising.
A la hora de levantar fondos, es fundamental mostrar un buen track record, con un equipo estable, un buen reporting y el cumplimiento de los criterios ESG. En general, nos encontramos ante una tendencia positiva porque estamos ante un sector que cada vez es más maduro y se considera menos un activo alternativo. Durante los últimos años se ha probado la rentabilidad del activo, por lo que, cada vez más, los inversores están aumentando su porcentaje de inversión.
Rocío Fernández, Chief Risk and Compliance Officer de Altamar CAM Partners, considera que el capital privado está ganando peso en las carteras. Y es que “todos hemos visto como estos activos se han visto beneficiados en estos momentos de pandemia porque tienen una volatilidad muy inferior a la de los mercados públicos”. En este sentido, Javier Lendines, director general de Mapfre AM, asegura que la posición en Private Equity cada año es mayor debido a los compromisos contraídos durante los últimos años. “Creemos que el capital privado va a seguir teniendo una rentabilidad alta, aunque tiene sus riesgos porque son activos con menor liquidez. Eso sí, al haber tanto dinero disponible pendiente de ser invertido, posiblemente las rentabilidades que se vayan a obtener sean menores que en años pasados”.
No obstante, el capital privado seguirá estando en el punto de mira de los LPs, de hecho, incluso de inversores internacionales. Fernando García Ferrer, Chairman de Private Equity de KPMG en España y responsable de EMA, comenta que “España goza de una salud enorme a nivel de gestión y eso influye en la calidad de los activos, algo que se deja notar. Es por ello que los LPs están viendo a España como un país clave para la inversión en capital privado”.
En definitiva, estamos ante un mercado en completo auge. Hay mucho apetito inversor pero, al mismo tiempo, las altas valoraciones hacen que muchas empresas estén dispuestas a vender. La conjugación de ambos factores supone una clara reactivación del mercado, que ya tiene deuda disponible y LPs interesados en seguir apoyando gestoras con buen track record. Eso sí, todo parece apuntar que los elevados precios repercutirán en una bajada de las rentabilidades, aunque será necesario esperar unos años para comprobar los resultados de esta añada. En cualquier caso, 2021 ha sido un éxito para la recuperación del sector y todo parece vislumbrar que el año que viene seguirá el mismo camino.
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