Que la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático son asuntos prioritarios para gobiernos, compañías y sociedad es un debate más que superado. Ahora, el reto es otro: poner en marcha medidas de calado que lleven al cumplimiento de los ambiciosos objetivos climáticos. Es decir: establecer una hoja de ruta que culmine en un impacto positivo y en resultados tangibles. Las empresas son conscientes de que su papel es imprescindible en este camino. Y, en el caso de las compañías cotizadas, la iniciativa y liderazgo en esta materia debe venir dado desde el Consejo de Administración, de manera que permee en el resto de la organización y personas involucradas.
Las crecientes exigencias que sufren las compañías por parte de la regulación, los inversores y la sociedad han desembocado en que el Consejo de Administración tenga ante sí el reto de promover la definición de un objetivo y un plan de transición Net Zero, de asignar los recursos necesarios y de supervisar la implantación de dicho plan. Un reto que se abordó en el encuentro ‘La transición al Net Zero. La labor del Consejo de Administración’, organizado junto al Board Leadership Center de KPMG. Y en el que también se destacó la necesidad de establecer objetivos que conduzcan hacia la neutralidad climática o Net Zero es crucial para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París ya que los compromisos de los distintos países al final declinarán en los emisores.
Fue precisamente este asunto el objeto del acuerdo con el culminó hace escasas semanas la 26ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), con el que los países firmantes se comprometieron a actualizar sus planes climáticos para 2022 y reducir para 2030 en un 45% las emisiones de dióxido de carbono respecto a las del año 2010.
Llevado a la práctica, en lo que respecta a la carrera hacia el Net Zero de las compañías, aún queda trabajo por hacer. Según el ‘Net Zero Readiness Index 2021’, elaborado por KPMG, únicamente el 14% de las organizaciones analizadas ya se han comprometido a alcanzar cero emisiones netas para 2050 o antes, tal y como ha establecido la Unión Europea.
Todo ello culmina en una única conclusión: los Consejos deben contar con las herramientas necesarias para tomar las decisiones adecuadas en este ámbito. El objetivo es que estas herramientas sirvan de ayuda e impulso para establecer los indicadores clave en la supervisión del cambio climático, así como de la hoja de ruta previamente establecida a través de su inclusión en el cuadro de mando de la compañía.
En este sentido, las reflexiones desde el Consejo de Administración deberían tener el foco en los siguientes aspectos:
Aunque las reflexiones son necesarias, también deben ser fructíferas y desembocar en resultados. Y, sobre todo, es crucial comprender que las compañías no se encuentran ante un reto, sino una oportunidad. El camino hacia el Net Zero es necesario para capitalizar las inversiones en la adecuada dirección, adoptando una actitud de anticipación al mercado para aprovechar todas las oportunidades que traerá consigo esta nueva era.
De este modo, el proceso de transición al Net Zero está empezando a ser una prioridad en las agendas de los Consejos de Administración, estando presente en todas las comisiones delegadas del Consejo para establecer el cumplimiento de las inversiones a realizar. En este sentido, es imprescindible que la Comisión de Nombramientos esté implicada, para asegurar que se cuenta con los perfiles adecuados para poder acometer los objetivos preestablecidos. Aunque sin dejar a un lado la necesaria implicación de la Comisión de Auditoría y Control de Riesgos ante el análisis necesario de los riesgos que esta implantación conlleva.
Sin embargo, en este camino, conviene tener presente que el plan de transición no conlleva cambiar todo el modelo de negocio, sino incorporar el modelo de Net Zero en el ya existente ya que, tomando como base la definición del IPCC, el Net Zero se alcanza cuando las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero a la atmósfera son equilibradas con retiradas antropogénicas en un periodo de tiempo determinado. Esto quiere decir que, para alcanzar el Net Zero, no deberemos tener emisiones 0, sino que debemos reducir las emisiones todo lo posible y neutralizar aquellas emisiones que las compañías no sean capaces de reducir o evitar.
Si algo hay que tener en cuenta al abordar estas cuestiones es cómo se va a desarrollar la lucha contra el cambio climático en los próximos años. Así, si bien es cierto que actualmente sigue habiendo una necesidad básica de combustible que va a generar caja y, en paralelo localizar parte del Cash Flow en otros negocios que nos llevan en otra dirección diferente dentro de la hoja de ruta de Net Zero, poco a poco se irá cambiando el modelo hacia un entorno bajo en emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que las estrategias de neutralidad de emisiones cobrarán gran relevancia.
En definitiva, para llevar a cabo esta transformación, el Consejo necesita de las herramientas necesarias para poder decidir y priorizarlo en sus agendas las medidas encaminadas a la neutralidad en carbono y, por ello, debe ser muy ejecutivo, muy estratégico y contar con los medios para poder tomar decisiones.
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