Las perspectivas del sector financiero evolucionan de la mano de la economía, con una recuperación que se asienta, pero a la que acecha una innegable incertidumbre. Como explicó Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, en el ‘XII Encuentro Financiero’ organizado por Expansión y KPMG, estamos asistiendo a una “clara recuperación” en la eurozona, aunque marcada por una gran incertidumbre por factores que se espera tengan naturaleza transitoria.
“El segundo y primer trimestre del año han sido especialmente fuertes como consecuencia de la reapertura de la economía, pero en el cuarto la evolución ha perdido un poco de fuelle debido fundamentalmente a los problemas de suministro, los cuellos de botella, las dificultades desde el punto de vista de la oferta…”, recordó Luis de Guindos al compartir su análisis del entorno macroeconómico, en el que, pese a los retos, auguró que 2021 será “un buen año”.
“El elemento más preocupante es la inflación”, reconoció, aunque incidió en que “tiene una naturaleza temporal y transitoria porque los factores que están detrás de los últimos datos –el IPC se incrementó un 4,9% en la eurozona en noviembre, ocho décimas por encima del mes anterior- también son transitorios, e irán desapareciendo con el tiempo”. De este modo, las proyecciones del BCE estiman que la inflación comience a descender el año que viene, siempre y cuando no continúen las dificultades desde el punto de vista de la oferta experimentadas en los últimos meses.
De este modo, pese a que las perspectivas en torno al crecimiento de la economía de la eurozona y, como consecuencia, española, sean positivas, la incertidumbre acecha. Los rebrotes y la aparición de nuevas variantes de COVID-19 ponen en riesgo la apertura de restricciones, aunque los índices de vacunación de la región son elevados. “Además, las medidas que están adoptando los gobiernos son mucho más quirúrgicas, centradas en objetivos y segmentos específicos de la población”, afirmó Luis de Guindos.
Esta balanza entre las perspectivas optimistas y los retos que se han de abordar también están presentes en el sector financiero. “Los riesgos a corto plazo han caído considerablemente como consecuencia de la recuperación, y se han evitado con todos los riesgos de cola que se proyectaban hace un año”, valoró el vicepresidente del BCE. “Pero también contamos, y quizá este es el lado más amargo, con que las vulnerabilidades del sector financiero se han incrementado”, matizó.
De un lado, la recuperación se visualiza con la caída de las insolvencias corporativas, un 15% más bajas en la actualidad que en 2019 aunque, como explicó Luis de Guindos, esta cifra “puede estar relacionada con las medidas adoptadas por determinados países de limitar el acceso a los procedimientos concursales”. “Los gobiernos han jugado un papel fundamental, asumiendo parte de los riesgos, financiando a tipos bajos o alargando los plazos de las emisiones. Pero cualquier shock puede afectar a las condiciones de financiación y replantear la situación actual”, afirmó.
Otro aspecto que ha generado cierta inquietud por su influencia en la estabilidad financiera y sobre la que el vicepresidente del BCE compartió sus reflexiones es la evolución del precio de la vivienda. “En Europa la demanda continúa alta, y así ha sucedido incluso durante la pandemia, en una situación que tiene que ver con la buena situación de las familias europeas, donde las protecciones puestas en marcha por los gobiernos han ayudado junto al aumento importante del ahorro y las condiciones favorables de la financiación”, afirmó. “De hecho, al analizar el perfil de las hipotecas concedidas se refleja que está habiendo una relajación importante de las condiciones de financiación”, afirmó. Un aumento del precio de la vivienda que es “especialmente intenso” en países donde ya se producía una sobrevaloración antes del inicio de la pandemia. Ante esta situación, Luis de Guindos subrayó la importancia de poner en marcha “políticas macroprudenciales”, que ya han sido abordadas por algunos países de la zona euro.
Entre los retos persistentes de la banca se encuentra la rentabilidad, que en el último año ha experimentado una recuperación importante. “La rentabilidad de la banca europea se ha elevado a mediados de este año un 5,2%, cuando a finales del año pasado se encontraba poco más de por encima del 1%”, valoró Luis de Guindos. Sin embargo, recordó que estas cifras responden a una importante heterogeneidad entre bancos y que la rentabilidad europea “continúa siendo inferior a otras zonas geográficas del mundo”.
“No podemos olvidar que siguen existiendo factores estructurales que limitan la rentabilidad de los bancos: niveles de baja eficiencia, escasa diversificación en un entorno de tipos de interés muy bajos, y exceso de capacidad. Además, sabemos que tenemos que financiar la transformación medioambiental, por lo que a medio plazo los márgenes y la rentabilidad de la banca continuarán estando sometidos a presiones”, vaticinó Luis de Guindos, que apuntó a la consolidación del sector como alternativa.
Otro aspecto fundamental de cara al futuro del sector es el peso que está adquiriendo el sector financiero no bancario. “Fondos de inversión, gestión de activos… están adquiriendo cada vez más importancia, tanto desde el punto de vista de la financiación como de la actividad económica. Siempre se ha dicho que la economía europea estaba muy bancarizada, no como el modelo estadounidense, y esta tendencia se está invirtiendo”, aseguró Luis de Guindos, que aseguró que más de 1/3 de la financiación total actual se obtiene de los fondos de inversión.
En este sentido, recordó que este sector está “más expuesto” a la exuberancia de los mercados y no cuenta con una supervisión equiparable a la de la banca. “En los últimos meses, ante el entorno de bajos tipos de interés, se ha ido asumiendo un riesgo cada vez mayor de liquidez, términos y financiación”, afirmó, recordando que los bonos BBB ya suponen el 55% de las carteras de inversión. De este modo, recordó la “necesidad de desarrollar un marco prudencial para este sector, dada su importancia notable en la financiación de la economía real”.
En definitiva, la economía de la eurozona en general y el sector financiero en particular continúa con una perspectiva optimista en cuanto a su recuperación, aunque debe mirar muy de cerca los riesgos a corto plazo, que podrían reducir el crecimiento y evitar que la inflación se desacelere al ritmo previsto. Un contexto ante el vicepresidente del BCE quiso enviar un mensaje tranquilizador, subrayando que “la política monetaria seguirá cumpliendo su papel con una posición acomodaticia”.
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