La elevada incertidumbre que caracteriza al contexto actual exige de estrategias corporativas que respondan de forma rápida y eficiente a los cambios y disrupciones que se suceden. Los criterios ESG, la gestión del talento o la ciberseguridad y la privacidad de los datos, entre otras cuestiones, requieren de una mayor reflexión sobre cómo impactan en los riesgos y la estrategia de las empresas. Ante esta realidad, la aportación del consejo de administración adquiere un papel crucial a la hora de repensar y replantear el negocio, al tiempo que plantea nuevas oportunidades sobre las que aprender, fortalecerse y reposicionar el futuro de la corporación.
A tal efecto, como subraya Pedro León y Francia, socio responsable del Board Leadership Center de KPMG en España, el consejo debe asegurar que “el propósito, la cultura, los valores y la estrategia de la empresa estén alineados”. Especialmente en un momento en el que los inversores reclaman cada vez más participación del consejo en la reflexión estratégica y su capacidad para ajustarla a los cambios de mercado. En este sentido, se pueden distinguir siete puntos de relevancia que los consejos deben tener en cuenta en sus agendas de este año.
Impulsar debates de calidad y adoptar un compromiso real sobre los mismos exige cada vez más una mentalidad colaborativa en el seno de los consejos de administración. De acuerdo con el informe ‘Claves de la agenda del Consejo de administración y de la Comisión de auditoría para 2022’, realizado por el Audit Committee Institute de KPMG en España, la necesidad de dedicar mayor tiempo a la reflexión estratégica es una de las cuestiones susceptibles de mejora más habituales.
Al respecto, se pueden aplicar algunas prácticas como la revisión periódica por parte de la dirección de la planificación estratégica. De igual modo, resulta esencial desarrollar una imagen clara de futuro ante los cambios que se suceden. Para ello, será propicio reservar tiempo suficiente para que el consejo pueda debatir sobre los diferentes escenarios de negocio, incluir la resiliencia en las conversaciones sobre estrategia y valorar el punto de vista del consejo, cuyos miembros pueden aportar perspectivas más amplias.
“Los aspectos ESG, incluidos el riesgo climático y las oportunidades que plantea la transición al Net Zero y las cuestiones relativas a la gestión del talento, deben formar parte del debate general sobre riesgos y estrategia”, detalla Pedro León y Francia. Se trata de cuestiones de máxima relevancia que determinan la sostenibilidad y la creación de valor de las compañías en el largo plazo.
Por su parte, será de vital importancia garantizar que los ‘riesgos de transición’ que afrontan las empresas en sus labores son abordados de forma adecuada por la dirección, junto con los riesgos relacionados con el cambio climático. Se trata de adaptar de manera ágil la estrategia de las compañías al rápido cambio de la normativa climática, asegurando que existe un Plan de Transición al Net Zero a partir de indicadores e hitos concretos y que se reporta de manera periódica.
Garantizar transparencia y transmitir confianza no solo es relevante para los inversores, sino también cada vez más para los empleados, clientes, proveedores y la sociedad en su conjunto, que elevan su preocupación por el riesgo climático y las cuestiones ESG. En este sentido, la relación con los principales grupos de interés y los reguladores debe considerarse un asunto de prioridad para el consejo.
Asimismo, la estrategia, la retribución de los ejecutivos, el desempeño de la dirección, el riesgo climático, otras iniciativas ESG, DEI y de gestión del capital humano, así como la composición y el desempeño del consejo, serán elementos que probablemente permanecerán en el punto de mira de los inversores en las juntas generales de este año.
Sin duda, la actual coyuntura pone de manifiesto la importancia y el replanteamiento de la estrategia sobre la gestión del capital humano (HCM) y el desarrollo del talento, cruciales para el buen funcionamiento y reputación de las empresas. En palabras del socio responsable del Board Leadership Center de KPMG en España: “la incorporación de talento con capacidades diferentes, adecuadas a los nuevos retos, y comenzando por el consejo, debe ser una consecuencia de esa revisión de la estrategia”. Por ende, el reto de encontrar, desarrollar y fidelizar a los mejores profesionales debe considerarse un pilar fundamental para impulsar la cultura, afrontar los riesgos y crear valor a largo plazo para la empresa.
El teletrabajo y el creciente uso de plataformas online han facilitado la entrada a un mayor número de ciberataques y amenazas cada vez más sofisticadas y de mayor alcance, cuyas consecuencias pueden comprometer el devenir de las compañías. Por ende, “la ciberseguridad, la privacidad y el gobierno de los datos son elementos que deben llegar a la agenda del consejo, por el riesgo que una gestión no adecuada de los mismos puede suponer para la reputación y la confianza en la empresa, e incluso para su propia supervivencia”, detalla Pedro León.
A tal efecto, el consejo debe asegurar la existencia de un sólido marco de gobierno de los datos, así como definir quiénes serán los responsables que se encarguen del mismo. Igualmente, será necesario reexaminar cómo el consejo a través de sus comisiones asigna y coordina la responsabilidad de supervisión del marco, tanto de ciberseguridad como de gobierno de los datos, incluida la privacidad y la ética de la empresa.
Revisar y supervisar las políticas y criterios marcados por la dirección y la cultura de toda la organización es tan relevante como prestar atención a los comportamientos y señales de alerta en relación con la supervisión de los riesgos. Por consiguiente, los consejos están adoptando una actitud cada vez más proactiva en torno a la cultura, el liderazgo y la construcción de la reputación corporativa.
Establecer ‘tolerancia cero’ en torno a conductas que se alejen de la ética de la compañía, verificar que la empresa cuenta con mecanismos de denuncia sobre tales irregularidades o supervisar los sistemas de presentación de información para entender cómo se resuelven las reclamaciones e identificar tendencias son solo algunas de las acciones en las que el consejo debe profundizar.
Abordar las amenazas competitivas y la disrupción del modelo de negocio exige un enfoque proactivo en cuanto a la composición y la diversidad del consejo, lo que se traduce en una mayor diversidad y enriquecimiento de nuevas perspectivas e ideas. En este sentido, aunque en los últimos años se haya avanzado en cierta medida en torno a la composición, diversidad y renovación del consejo, aún esta esfera sigue siendo un área de mejora sobre la que mantener especial atención en las agendas del consejo para 2022.
Finalmente, como incide Pedro León y Francia, “la reflexión sobre la estrategia de la compañía debe ocupar cada vez más tiempo en la agenda del consejo” especialmente ante un entorno cada vez más incierto y volátil. La innovación tecnológica y los cambios digitales, los riesgos climáticos y ESG, el ciberriesgo o la captación del talento, exigen un replanteamiento de las estrategias corporativas a fin de prepararse para encarar los retos presentes y futuros. Por tanto, uno de los mayores retos que afrontará el consejo en 2022 será asegurar que la compañía cuenta con la capacidad para ajustar su estrategia e implementar los cambios necesarios de forma rápida y eficiente en un entorno de lo más exigente.
Deja un comentario