Hace ya tiempo que venimos analizando cómo está siendo la inclusión de métricas ESG en los sistemas de remuneración de las sociedades cotizadas y, si bien cada vez son más las compañías que las están integrando, todavía queda camino por recorrer, especialmente a la hora de impulsar una visión más a largo plazo de estas y una mayor transparencia y concreción. En este sentido, las áreas de Compensación de Consejeros y ESG de KPMG, en colaboración con Juan Pedro Gómez, profesor del IE University, publicamos en enero el primer estudio realizado en España en el que se ha analizado de manera sistemática la inclusión de Métricas ESG en los Sistemas de Remuneración de las Sociedades Cotizadas Españolas. Para ello, analizamos los Informes Anuales de Remuneraciones publicados por 124 compañías del IBEX y del resto del mercado continuo en 2020, último dato disponible.
Los resultados del análisis son positivos, particularmente si los comparamos con los de otros países de nuestro entorno, si bien hemos encontrado algunas áreas de mejora que podrían ser consideradas por las compañías a futuro en caso de desear reforzar las métricas ESG en sus sistemas vigentes.
En 2020, únicamente un 32% (40) de las compañías incluyen este tipo de métricas. Principalmente, lo hacen las compañías del IBEX y, muy especialmente, aquellas que se encuentran en el sector energía y construcción.
El 68% de las compañías que ha incorporado estas métricas, lo ha realizado fundamentalmente en el corto plazo, mientras que un 32% las ha tenido en cuenta tanto a corto como a largo plazo. En el corto plazo, su ponderación se sitúa en torno a un 10%, mientras que en el largo plazo cerca del 20%.
La información pública presentada por las compañías sobre la utilización de métricas ESG, principalmente en compañías que no pertenecen al IBEX 35, presenta claras oportunidades de mejora. Se ha detectado una escasa transparencia y poca concreción a la hora de reportar la información, lo cual nos ha llevado a no poder analizar información de un 12% de las compañías. Esta situación no ayuda a una buena comprensión por parte de los accionistas y el resto de Stakeholders sobre lo que está haciendo la compañía en este ámbito, siendo esta una materia de su máximo interés en el momento actual.
Las métricas ESG más comúnmente utilizadas son las relacionadas con la seguridad y la salud de los trabajadores en la retribución variable a corto plazo y las relacionadas con el cambio climático en la retribución variable a largo plazo.
Comparando nuestra situación con el entorno internacional, de acuerdo con un estudio realizado por ISS en 2021, seríamos los segundos en el ranking de países, por detrás de Francia (país donde su Código de Buen Gobierno, revisado en 2020, sugiere incluir en la política de remuneraciones una o más métricas relativas a la responsabilidad social y medioambiental). También la frecuencia de inclusión de métricas en España estaría por encima de UK y USA. En conclusión, el resultado del análisis es que nuestra posición es buena, pero existe margen de mejora.
Los inversores están pidiendo reforzar y vincular las remuneraciones con los objetivos ESG, por lo tanto, la primera recomendación sería tener en cuenta qué están diciendo los inversores y escucharlos. Además, el rol del consejo como impulsor es indiscutible.
El primer paso es tener una estrategia ESG claramente definida que concrete los objetivos prioritarios para la compañía adecuados a su realidad, por lo que el punto de partida sería construirla.
Además, hay que tener en cuenta que hay que revisar el paquete retributivo completo ya que cualquier modificación en la compensación puede incidir en los comportamientos en otros ámbitos, por tanto, es necesario estudiar posibles interacciones.
Uno de los grandes retos es poder vincular las métricas a objetivos concretos, especialmente a ser posible, que sean cuantitativos. A menudo esta labor es la más complicada porque muchas de las métricas ESG son difíciles de cuantificar o muy cualitativas, pudiendo ser complicado establecer escalas en ese caso.
También es necesario tener en cuenta que los objetivos que se persiguen en ESG son, sobre todo, de largo plazo, por lo que, con el tiempo, lo que ocurrirá con gran probabilidad es que progresivamente estas ganen peso en los incentivos a largo plazo.
En todo caso, es muy importante, debido a las implicaciones que tiene, hacer simulaciones sobre los incentivos y los diferentes grados de consecución, para entender su impacto y revisarlos periódicamente a fin de valorar si siguen teniendo sentido. También el Consejo debe evaluar cómo se están cumpliendo los objetivos planteados, y si no se está haciendo, valorar qué mejoras se pueden introducir.
Finalmente, los inversores esperan que la información acerca de las métricas, la ponderación aplicada y los umbrales de consecución sea clara y transparente. Por lo tanto, de cara al reporte de la información en los informes anuales, tratar de ser lo más claros y trasparentes posibles. A día de hoy, este es uno de los aspectos que hemos observado que es más débil en nuestras sociedades cotizadas, siendo donde hay mayor campo de mejora.
Este estudio puede ayudar a aquellas compañías que se estén planteando avanzar sobre esta cuestión explicando cuál es la situación real actual. No obstante, lo más importante es entender la realidad de cada compañía y sus circunstancias, y buscar estrategias, métricas, modelos y sistemas que se adapten a su realidad particular llevando a cabo una reflexión conjunta de compañía que, sin duda, aportará nuevas formas de hacer las cosas y multiplicará el impacto de la empresa en su entorno.
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