Tras un 2020 complicado, el sector consumo se ha recuperado, consiguiendo cifras récord en fusiones y adquisiciones durante 2021. El mercado es cada vez más atractivo para los inversores financieros, pero también para corporates estratégicos. No son pocos los grupos que han decidido realizar carve outs de actividades non core, que son aprovechados por compradores de toda tipología. Las valoraciones altas hacen que sea un buen momento para desinvertir, eso sí, solo para empresas que presenten crecimientos y márgenes sostenibles.
2021 ha sido un año especialmente interesante para el mercado de consumo. La recuperación de la confianza del consumidor tras la pandemia trajo consigo un importante repunte del número y volumen de fusiones y adquisiciones, alcanzando máximos históricos y dejando unas perspectivas para 2022 totalmente prometedoras. En concreto, el mercado mundial de M&A creció un 22%, alcanzando los 6.789 acuerdos por valor de 357.000 millones de dólares (+29%), un aumento del que son protagonistas geografías como EE.UU., Reino Unido y China, que representan, en conjunto, el 39% de todas las operaciones.
Por otra parte, se ha podido percibir que los inversores financieros cada vez están más interesados en este mercado, representando prácticamente la mitad de los deals. En este sentido, José Antonio Zarzalejos, socio de Corporate Finance y M&A de KPMG en España, asegura que “volvemos a observar un marcado interés por la industria del consumo que, en definitiva, no deja de ser el resultado de la existencia de una serie de tendencias favorables en determinados segmentos como, por ejemplo, todos aquellos relacionados con la alimentación responsable y sostenible, el bienestar, el cuidado de la salud y el ocio, entre otros”.
En efecto, entre los subsectores que más interés han despertado, los alimentos y bebidas han registrado una alta actividad, al igual que el sector salud y bienestar. Esto es debido, en parte, a que el mercado ha vivido una total evolución durante estos dos últimos años. Enrique Porta, socio responsable de Consumo y Distribución de KPMG en España, explica que “la crisis ha generado un trasvase del consumo de la calle al hogar, de los canales físicos a los digitales y de categorías discrecionales a esenciales.
En consecuencia, los segmentos que mejor desempeño han tenido han sido los relacionados con el equipamiento y entretenimiento en el hogar, la distribución alimentaria y los productos de alimentación con carácter de primera necesidad o con características alineadas con las nuevas tendencias en los consumidores (por ejemplo, alimentos que favorezcan la salud, el bienestar, la inmunidad o la mejora de las defensas, así como el consumo local) o la venta online, entre otros. Por otro lado, segmentos como la restauración, el cuidado personal o la moda han estado especialmente afectados por la coyuntura, pero han mostrado gran dinamismo y capacidad de recuperación cuando la amenaza sanitaria y las restricciones han disminuido”.
Una vez más, los factores ESG se han convertido en un criterio importante de inversión, ya sea a través de la alimentación saludable, los ingredientes de origen vegetal, cadenas de suministro sostenibles o prácticas laborables éticas. La tecnología también se ha convertido en una tendencia, tras la importancia de los canales digitales y la venta online. Y es que, en general, los inversores están mirando a todas aquellas empresas que cuenten con un viento de cola más allá de la coyuntura de recuperación del consumo tras la pandemia. Zarzalejos comenta que “muchos negocios están registrando altas tasas de crecimiento tras el impacto del año 2020 y primera mitad de 2021, pero abundan los casos en los que tal evolución es un rebote de actividad más que el resultado de una demanda sostenible en el largo plazo. Por eso es especialmente relevante identificar qué segmentos del mundo del consumo se ven favorecidos por cambios estructurales y no meramente coyunturales”.
Por otra parte, sectores como la alimentación y bebidas se enfrentan a una serie de desafíos, como la seguridad de la oferta, el cambio climático, la inflación y la volatilidad de los precios de las materias primas. Pero, en general, ¿cómo está afectando esta inflación al mercado? Enrique Porta asegura que, “durante buena parte de 2021, los distribuidores y las marcas han realizado un esfuerzo ímprobo para no repercutir los incrementos de costes al consumidor y, con ello, no penalizar la recuperación económica a corto plazo. No obstante, desde finales de 2021 se está produciendo un incremento inevitable en los precios de productos básicos y alimentos no elaborados (aceite, harinas, leche), en los que los costes de producción crecientes (energía o transporte) representan una parte importante del coste total del producto.
Además, está situación, más prolongada en el tiempo de lo previsto, está generando recientemente una tendencia al alza también en la inflación subyacente (que descuenta el efecto de la energía y los alimentos no elaborados). Es así como se está mermando el poder adquisitivo del consumidor, que tiene que dedicar más esfuerzo económico a gastos básicos y esenciales, siendo más sensible al factor precio. Este escenario no dispone de referentes cercanos, por lo que marcas y distribuidores carecen de herramientas afinadas para evaluar la elasticidad al precio y se exponen a un entorno de mayor volatilidad y riesgo a la hora de tomar decisiones de negocio”.
Ante este contexto, algunas empresas están vendiendo activos non core o de nicho, lo que ofrece oportunidades a potenciales compradores. Las valoraciones están altas, lo que, a todas luces, podría parecer que es un buen momento para vender. En este sentido, Zarzalejos apunta que sí, pero “esto no significa que lo sea para cualquier empresa de la industria del consumo. Es un buen momento para vender en aquellos casos en los que el negocio se está viendo favorecido por tendencias en la demanda que cimienten sólidamente su crecimiento y ofrezcan, tanto crecimientos, como márgenes sostenibles”.
En general, durante 2022 las valoraciones seguirán altas, similares a las que hemos podido encontrar en el ejercicio pasado. “No obstante, cabe esperar un mayor interés hacia sectores refugio (como la distribución alimentaria, especialmente en cadenas regionales y locales), de alto crecimiento y potencial (como es el caso de la restauración organizada), o de mayor encaje con las nuevas tendencias de distribución (preparación y entrega ultrarrápida de pedidos) y consumo (sostenibilidad, salud, alimentos funcionales o de base vegetal), aprovechando la transformación (inversión y desinversión) de las carteras de las grandes compañías internacionales, lo que puede suponer la puesta en mercado de activos muy diferenciados y atractivos para los inversores”, en palabras de Enrique Porta. En general, se puede decir que los principales players siguen optimizando sus carteras, utilizando el M&A para pivotar a mercados adyacentes y escalar, con el objetivo de satisfacer la creciente demanda de los consumidores.
En cuanto al comercio minorista non food, se está recuperando poco a poco, aunque el mercado sigue sufriendo la bajada de la demanda y el aumento de los precios del algodón. Por otra parte, la consolidación del mercado es inminente, dado que las empresas necesitan unirse para crear valor en mercados altamente competitivos.
El mercado de M&A tuvo una evolución diferente en las distintas geografías mundiales, siendo EEUU, Reino Unido y China los países que mejores cifras han presentado. En concreto, el primero disfrutó de un aumento del 19% en el número de acuerdos cerrados, siendo el segmento de alimentación y bebidas, así como la venta minorista las actividades que han centrado más deals. Las principales tendencias de inversión se centran, una vez más, en el sector salud (nutrición y alimentos dietéticos), negocios sostenibles e, irónicamente, la “comida confortable”.
Del mismo modo, los criterios ESG han ocupado un lugar importante, por lo que algunas empresas han desinvertido de activos con el fin de alinearse mejor con sus compromisos de sostenibilidad. Además, la actividad de M&A se ha convertido en una herramienta muy valiosa para las empresas que quieren adquirir ciertas capacidades o tecnologías, permitiendo su expansión para satisfacer las demandas siempre cambiantes de los consumidores.
Por su parte, la evolución en Europa está siendo positiva, aunque los volúmenes de inversión aún no han llegado a los niveles de 2019. Es así como la salud y la sostenibilidad, el ocio y el cuidado de las mascotas son nichos especialmente atractivos. En concreto, Reino Unido ha vivido un año record, sustentado por varias tendencias, como el aumento de la demanda de capital en empresas de alto crecimiento (comercio electrónico o negocios D2C), el incremento de productos más saludables, así como la recuperación del ocio, tras la desaparición de los bloqueos en 2021.
En general, los private equities están mirando oportunidades en Europa en compañías con margen de crecimiento o donde puedan adquirir plataformas en categorías como la comida para mascotas o la repostería. Y es que, el mercado de fusiones y adquisiciones en Europa se encuentra en un momento muy positivo, esperando que los niveles de actividad se mantengan a pesar del coste de la inflación en ingredientes, mano de obra y logística. En este contexto, las transacciones cross border entre EE.UU. y Europa han crecido un 117% en 2021, cifra que se prevé aumente aún más durante 2022. En general, geografías como Francia, Alemania e Italia aumentaron su volumen de operaciones de M&A en el sector.
En cuanto a España, el número de transacciones se alzaron un 58%, alcanzando los 168 deals, valorados en 3.500 millones de dólares (+37%). El crecimiento fue encabezado por alimentos y bebidas, venta minorista y otros productos de consumo para mascotas y cosméticos. La inversión entrante experimentó un impresionante salto del 79%, con 52 transacciones, gracias al interés de países vecinos, especialmente Reino Unido, con compradores tanto corporativos como financieros. En este sentido, Zarzalejos asegura que existe “una tipología variada de inversores: financieros, que aprovechan las oportunidades que ofrecen las ventas de grandes divisiones de grupos multinacionales de consumo, pero también, a nivel local, inversores que persiguen empresas familiares que afrontan cambios generacionales. Seguimos igualmente viendo activos en el mercado a grupos de consumo que para ampliar cartera de productos o dar el salto a mercados exteriores, aprovechan las oportunidades de crecimiento inorgánico que se les presentan”.
En definitiva, los inversores de capital privado siguen confiando en las perspectivas del sector de consumo y se centran en las empresas que tuvieron una mayor resiliencia durante la crisis del COVID-19. Con indicadores macroeconómicos prometedores, estos players seguirán desempeñando un papel muy activo. Si bien persiste la incertidumbre, todo apunta a que las inversiones continuarán aumentando en un mercado que se ha adaptado a las condiciones de la pandemia. Incluso con las potenciales subidas de tipos de interés y presiones inflacionarias, 2022 debería ser un año prometedor para las fusiones y adquisiciones del sector consumo.
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