Nunca antes los riesgos climáticos y sus repercusiones empresariales habían atraído tanto la atención de los lectores de informes anuales como ahora. Pero ¿están las compañías avanzando en el reporte de esta información? En el caso de las entidades bancarias a nivel global, su progreso en la divulgación de cuestiones climáticas ha perdido fuelle en 2021. Es una las principales conclusiones del informe Bank’s Climate-related desclosures, que analiza y compara los desgloses climáticos incluidos en los informes anuales de las bancos durante el 2021.
Entre las 35 grandes entidades financieras analizadas, se observaron grandes diferencias entre los países donde hoy en día ya existe una normativa consistente en materia de divulgaciones climáticas y donde (aún) no la hay. Así, el informe constata una conexión entre la normativa y la presentación de información en esta materia.
Sin embargo, aunque el avance en términos generales se ha ralentizado, sí que hay algunos países en los que el nivel de base de desgloses en los informes anuales era históricamente bajo y ahora se están poniendo a la altura de otros países que estaban más avanzados en la materia.
En este proceso, la constitución del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB™) ha supuesto un hito fundamental en el proceso hacia una base mundial de presentación de información sobre sostenibilidad relevante para los inversores, incluida la información climática. Y es muy posible que, en previsión de las nuevas Normas de Información sobre Sostenibilidad NIIF del ISSB, –cuyas dos primeras normas ya se encuentra en fase de borrador– algunas entidades bancarias hayan adoptado una actitud más pasiva hasta esclarecerse exactamente cómo van a aplicarse estas nuevas normas.
En este sentido, del citado informe se extraen tres grandes conclusiones:
El 77% de los bancos analizados está integrando los riesgos climáticos en su marco general de gestión de riesgos, como consecuencia de la mayor conciencia que hay en el sector en torno a estos asuntos. El mismo porcentaje asegura que está empezando a adoptar procesos más sistemáticos de identificación, valoración, gestión y comunicación de riesgos climáticos.
Un alto porcentaje de entidades también reconoce que el riesgo climático afecta a otros incluidos en su mapa de riesgos. El riesgo de crédito, el riesgo para la reputación, el riesgo de cumplimiento y el riesgo operativo son algunos en los que más incide la incertidumbre climática.
Concretamente, dentro de la gestión de riesgos, el riesgo de crédito es el que más atención recibe en los desgloses, ya que las entidades detallan cómo integran los riesgos climáticos en sus políticas y procesos de crédito, incluidas las evaluaciones de crédito de los prestatarios.
Con todo, aunque los desgloses en materia de riesgo de crédito se detallan en la primera parte de los informes anuales, muy pocas entidades relacionan esa información con los efectos en los estados financieros.
Concretamente, solo el 37% de los bancos analizados en el informe hace mención al “clima” en las notas a los estados financieros. En general, la naturaleza y alcance de la información divulgada por estas entidades es mínima hoy en día. Y, sin embargo, los usuarios de los estados financieros buscan cada vez más información sobre el efecto financiero de los riesgos climáticos. Quieren entender cómo los cambios en la predisposición al riesgo y las estrategias empresariales inciden en los estados financieros. Por ello, mejorar la conexión entre los estados financieros y la primera parte del informe anual es fundamental y una tarea pendiente para la mayoría de las entidades.
Para las entidades, el lugar lógico para ubicar el debate sobre los riesgos climáticos en los estados financieros sería en las notas relativas al cálculo de las pérdidas crediticias esperadas (ECL), ya que los riesgos climáticos pueden afectar a los flujos de efectivo esperados y, por ende, a la exposición de los bancos a las pérdidas crediticias. Los atributos específicos de los prestatarios, los riesgos físicos y los riesgos de transición, tanto individualmente como en conjunto, pueden afectar no solo a los flujos de efectivo futuros sino también a la gama de posibles hipótesis económicas futuras previstas en el cálculo de las ECL.
En este sentido, el 23% de los bancos incluidos en el informe declara que han tenido en cuenta los riesgos climáticos en su cálculo de las ECL, aunque no se identificaron desgloses cuantitativos, más allá de una minoría de entidades que informaron haber evaluado los impactos en las ECL como insignificantes. Esta falta de desgloses cuantitativos podría deberse al periodo temporal más reducido que generalmente se tiene en cuenta a la hora de calcular las ECL en comparación con los horizontes temporales más amplios utilizados normalmente para los riesgos climáticos.
Los bancos han adquirido compromisos significativos con las finanzas verdes o sostenibles, y algunas entidades han destinado miles de millones a estos proyectos en los próximos años. Sin embargo, en 2021 aún no se han visto los efectos de estos productos en los desgloses de los estados financieros, como los relativos a las políticas contables y a la incertidumbre de las estimaciones o los instrumentos financieros.
Además, aunque el 80% de las entidades financieras recogidas en el informe revela información sobre sus parámetros y objetivos en los informes anuales, la naturaleza y alcance de esta varía considerablemente. Y, por lo general, el desglose de parámetros y objetivos se divide en tres ámbitos:
En marzo de 2022, el ISSB publicó dos propuestas de Normas de Información sobre Sostenibilidad NIIF (las propuestas) y la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (la SEC) publicaron propuestas de normas de divulgación de información climática. El Grupo consultivo europeo en materia de información financiera (EFRAG) también está desarrollando un conjunto de normas para las empresas europeas y acaba de publicar a primeros de mayo sus borradores de normas.
Así, las propuestas del ISSB exigirían la realización de desgloses climáticos en el marco de la presentación de información general de la empresa y pondrían el acento en la importancia de conectar los estados financieros y otra información sobre cuestiones climáticas. Por su parte, la propuesta de la SEC exigiría publicar determinados parámetros y otros desgloses en el Modelo 10-K y en los estados de registro, incluidos los estados financieros auditados.
Por todo ello, ahora más que nunca es fundamental que las instituciones adopten un enfoque proactivo con respecto a los desgloses climáticos, brindando así más transparencia y coherencia a los inversores y a la comunidad de grupos de interés en general.
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