El alza prolongada de la inflación, que vuelve a subir hasta el 8,7% en mayo, junto al impacto del conflicto en Ucrania y los recortes en las perspectivas de crecimiento y recuperación, revisten de gran complejidad el actual entorno de recuperación económica. A las puertas de las primeras subidas de tipos de interés, ya anunciadas, y el fin de los estímulos por parte del BCE, las organizaciones necesitan pertrecharse y trazar planes de acción certeros en torno a la optimización de las operaciones y la continuidad de negocio. Sin dejar de lado los riesgos que tendrán que confrontar en torno a las relaciones contractuales de las empresas.
Este complejo escenario por el que transitan las empresas fue abordado en el segundo webinar de ‘Las empresas ante el escenario inflacionista’, organizado por KPMG, que puso especial foco en el impacto de la inflación en las operaciones y los contratos. Además de reflexionar de la mano de Rafael Doménech, catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Valencia (UV), sobre los principales hitos que están determinando la actual situación geopolítica.
Lejos de encontrarnos inmersos en un escenario de estanflación, Rafael Doménech explicó que la subida continuada de los precios podría llegar a disiparse en 2023, siempre y cuando “las autoridades económicas controlen los efectos de segunda ronda y eviten un segundo episodio de espiral inflacionista”. En este sentido, el camino hacia la normalización monetaria por parte de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo pondrá a prueba su “capacidad para asegurar un aterrizaje suave en términos de actividad económica y para eso es muy importante que las expectativas de inflación queden claramente ancladas y que no se produzcan estos efectos de segunda ronda y espirales de precios, salarios y otras rentas”, detalló Rafael Doménech.
La incertidumbre que caracteriza al entorno económico apremia a las empresas a tomar acciones que les ayuden a prepararse y anticiparse ante potenciales riesgos y dificultades, como podría ser necesario en el caso de que se produjera un posible shock de la demanda. A tal fin, el socio responsable de Turnaround, Transformación & Working Capital de KPMG en España, Alfonso Junguitu, incidió en “la necesidad de reflexión estratégica en torno a los planes de acción, especialmente ante el impacto de la inflación en los márgenes, los resultados y, por ende, en la menor capacidad de las empresas para hacer frente a los pagos”. Este escenario plantea la necesidad de aplicar medidas correctoras en dos departamentos clave, como son los equipos de ventas y compras.
En relación con las acciones en el ámbito de las ventas, Alfonso Junguitu incidió en la necesidad de repensar y redefinir, desde una mirada estratégica, el porfolio de productos y servicios. Todo ello con el objetivo de adaptarse al actual entorno inflacionista y mantener la competitividad y atractivo de los productos y servicios ofertados. Por consiguiente, será conveniente “replantear cómo se acomete el acercamiento a un mercado cada vez más proclive a entrar en recesión”, subrayó.
En el ámbito de las compras, por su parte, será crucial asegurar el suministro de productos para evitar la paralización de las fábricas. En este sentido, recurrir a proveedores de proximidad ante los problemas de suministro podría garantizar el cumplimiento de unos lead-times más ajustados, aunque si bien es cierto también repercutirá en un aumento de los costes, advirtió el socio responsable de Turnaround, Transformación & Working Capital de KPMG.
Adicionalmente, las compañías deberán realizar una revisión general de todos sus costes para dotarse de una mayor flexibilidad y lograr acometer producciones más cortas y ajustadas a la demanda real del mercado, poniendo especial foco en maximizar la disponibilidad de activos, recursos, máquinas y equipamiento. En base a estos objetivos, la apuesta por la digitalización y la innovación, explicó Alfonso Junguitu, deberá centrarse en la optimización y la eficiencia de las empresas para así poder tomar decisiones más acertadas.
‘Prepararse para tomar decisiones complicadas’ es la máxima con la que inició su exposición Javier Zuloaga, socio responsable de Procesal y Concursal de KPMG Abogados en España. En el marco contractual de las relaciones con clientes y proveedores “es el momento para que las empresas se preparen y realicen un correcto mapa de riesgos, al tiempo que acometan medidas preventivas o de remediación”.
Así, desde el punto de vista contractual cobra protagonismo la cláusula de fuerza mayor. Se trata de un mecanismo legal que evita que un incumplimiento contractual pueda dar lugar a una responsabilidad por daños y perjuicios, lo cual no significa que exonere del cumplimiento de los contratos. Por otro lado, se encuentra la doctrina de rebus sic stantibus que, como explicó el socio responsable de Procesal y Concursal de KPMG, consiste en un mecanismo de restablecimiento del equilibrio de las prestaciones cuando, por circunstancias sobrevenidas, a una de las partes le resulta imposible o gravoso su cumplimiento.
Otras herramientas alternativas para incluir en estas posibles modificaciones contractuales comprenden desde la indexación de precios hasta la inclusión de la estimación de la inflación en el precio o la redacción de cláusulas que prevean la renegociación atada a índices, entre otras palancas disponibles.
Asimismo, entre las acciones que pueden implementar las empresas para mitigar el impacto de la inflación, se deben considerar elementos relacionados con la parte de Compliance procesal, como es la revisión y transformación de la cultura probatoria, así como la generación, gestión y preservación de pruebas. En relación con la gestión de incumplimientos, Javier Zuloaga insistió en la relevancia de “cuidar la forma en la que se lleven a cabo las comunicaciones”. Adicionalmente, las compañías deberán dotarse de mecanismos de detección temprana de situaciones de incumplimiento contractual ante la falta de liquidez o de solvencia por parte de los clientes.
Javier Zuloaga destacó, a su vez, la importancia de reforzar la gestión procesal ante un escenario en el que previsiblemente se incrementará la litigiosidad. Otro de los puntos recomendables es ayudar a monetizar carteras completas de pleitos en curso en los que la empresa sea demandante, con el objetivo de liberar así a las Asesorías Jurídicas de una parte del trabajo.
En suma, es el momento de que las empresas realicen un mapa de riesgos completo en materia contractual e implementen acciones de optimización operativa para paliar el impacto del actual escenario inflacionista. Dada la magnitud de los cambios económicos, la anticipación, adaptación y gestión de riesgos deberán ser los ejes sobre los que focalizar el esfuerzo de las compañías ante un escenario de creciente complejidad.
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