2022 estaba llamado a ser el año de la recuperación. Arrancaba con los coletazos de dos años de pandemia y envuelto en un contexto de incertidumbre. Pero, aun así, la tónica general era de optimismo y la palabra más repetida era la de “recuperación”. Sin embargo, el estallido del conflicto en Ucrania provocó un giro de 180 grados en las previsiones y perspectivas tanto económicas como de negocio, agravando las disrupciones en la cadena de suministro y el encarecimiento de las materias primas, que ha acentuado el alza de una inflación que sigue alcanzando registros que no se habían visto en las últimas décadas. En este escenario, cabe preguntarse: ¿cómo han cambiado las perspectivas de los directivos en los últimos meses? ¿Han modificado sus planes estratégicos? ¿Cómo afrontan los próximos meses y qué medidas están tomando?
A todo ello responde Perspectivas España 2022, un informe elaborado por KPMG en colaboración con CEOE basado en las respuestas aportadas por directivos españoles en dos sondeos celebrados antes y después del estallido del conflicto. Así, se vislumbra un claro empeoramiento de las previsiones a 12 meses vista de la situación económica del país: el porcentaje de encuestados que preveía que la economía española iría a mejor o mucho mejor se ha reducido significativamente en el segundo sondeo, con respecto al primero, pasando del 43% al 21%, mientras que el de aquellos que anticipan que evolucionará a peor o mucho peor se ha incrementado en 26 puntos (del 19% al 45%).
Entre los riesgos que más preocupan a las empresas en el corto plazo se encuentra la inflación y sus efectos en el negocio. Tres de cada cuatro encuestados (77%) la sitúan entre las principales amenazas para la economía española de cara a los próximos 12 meses. Y la volatilidad de los precios, así como el riesgo de demanda, son considerados como principales riesgos para el negocio. “El entorno de incertidumbre actual impone la necesidad de hacer frente a retos inmediatos. Pero también es fundamental no perder de vista el largo plazo y consolidar los avances realizados en ámbitos como la digitalización y la sostenibilidad”, afirma Pablo Bernad, socio responsable de Mercados y Consulting Corporates de KPMG en España.
En este sentido, mientras los directivos toman las decisiones necesarias para afrontar y superar los retos que les plantea el corto plazo, también sus expectativas empresariales se mantienen positivas: el 77% de los encuestados espera incrementar su facturación, el 60% invertirá más en el conjunto del año y un 46% aumentará su plantilla mientras un 43% la mantendrá. Porque de cara al medio y largo plazo, las compañías están inmersas en procesos de transformación para lograr cumplir y dar respuesta a las expectativas y exigencias de sus stakeholders, y de un entorno incierto y cambiante.
Concretamente, la digitalización, la mejora de procesos y la sostenibilidad son los ejes en torno a los que se está articulando esta transformación, en la que las protagonistas indiscutibles están siendo las personas. Conscientes de que las capacidades y habilidades de los profesionales son su principal valor diferencial, las organizaciones sitúan el talento en el centro de sus agendas.
La transformación digital ha avanzado a un ritmo mayor del esperado en los dos últimos años, lo que ha provocado que comportamientos que no estaban previstos hasta dentro de varios años, ya formen parte del presente de las organizaciones. Por ello, ahora, más que un reto, los directivos encuestados la conciben como una oportunidad. Porque avanzar en la digitalización supone optimizar procesos, mejorar las estructuras de costes y responder a las expectativas de los clientes, entre otros aspectos claves, para seguir siendo competitivos.
En este sentido, también son conscientes de que queda camino por recorrer y trabajo por hacer. En la encuesta realizada entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, los encuestados otorgan una nota media de 6,6 al nivel de adaptación digital de sus empresas, una décima menos que en 2021 (gráfico 10).
Y, con respecto a las capacidades, habilidades y conocimientos de sus profesionales, pieza indispensable para avanzar en este proceso a un ritmo acorde a las necesidades del mercado, los directivos que participaron en la encuesta realizada entre diciembre de 2021 y febrero de 2022 otorgan una nota media del 6,5 a las capacidades digitales de su plantilla, la misma nota que en 2021.
En este sentido, llama la atención cómo ha crecido desde el año pasado el porcentaje de encuestados que sitúan el talento entre sus prioridades estratégicas: en 2021, era del 25%; en la encuesta realizada entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, del 35%; y en el último sondeo, del 40%. No cabe duda de que las personas han ganado un papel central en las estrategias de las compañías y que no hay plan de crecimiento en el que lo más importante no sean ellas. Por ello, cada vez se apuesta más por su formación, por su bienestar dentro y fuera de la organización y por implementar medidas que ayuden a retenerlo.
El modelo de trabajo híbrido es una de las consecuencias más claras de todo ello. Porque lo que se impuso como una obligación para salvaguardar la salud de los profesionales durante los meses más duros de la pandemia, ha derivado en un cambio en el modelo de trabajo, que se ha vuelto más flexible y que ahora combina el trabajo presencial y el remoto para fomentar el espíritu colaborativo y el sentido de pertenencia a la vez que facilita la conciliación.
De acuerdo con las respuestas recabadas entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, tres de cada cuatro empresas (77%) cuentan con un sistema mixto que combina trabajo presencial y remoto. Casi la mitad del total (48%), dispone de un sistema mixto en el que predomina el trabajo presencial.
Otra de las grandes preocupaciones de las compañías es la sostenibilidad. Los asuntos ESG, en los que también se enmarcan las cuestiones sociales y de gobernanza, están adquiriendo una creciente relevancia en las agendas corporativas. De hecho, entre los dos sondeos en los que se basa el informe, el porcentaje de encuestados que ha manifestado su interés por estos ámbitos ha aumentado en tres puntos porcentuales (26%).
Y es que las compañías están cada día más convencidas de la necesidad de evaluar y mitigar el impacto que tiene su actividad en el entorno. Y a esta convicción por parte de las organizaciones se suma la creciente exigencia de los grupos de interés.
Aun así, las compañías tienen trabajo por delante y margen de mejora en este ámbito: más de la mitad (55%) de los encuestados señala que sus empresas habían integrado su estrategia de sostenibilidad en la estrategia corporativa, mientras que un 37% afirma que aún no tiene una estrategia de sostenibilidad definida.
Y, como consecuencia de todo ello, cada vez es mayor la exigencia a la hora de reportar la información no financiera de las compañías. Porque en los últimos años los requisitos de adecuación, rigor y utilidad exigidos a la información financiera se han hecho extensivos a la información no financiera, a la que accionistas, inversores, financiadores, reguladores y ciudadanos cada vez otorgan una mayor relevancia.
“La calidad y la transparencia en la gestión de las entidades se ha convertido en un activo intangible cada vez más observado y demandado por los grupos de interés. Y ha cobrado especial relevancia con la irrupción de acontecimientos externos que elevan la incertidumbre y requieren de una mayor reflexión sobre cómo impactan en los riesgos y las estrategias de las empresas”, asegura Borja Guinea, socio responsable de Auditoría de KPMG en España.
Pero para poder llevar a cabo estas transformaciones, hace falta contar con los recursos necesarios, entre los que se encuentran, además de la propia financiación, las capacidades y habilidades de los profesionales que las llevarán a cabo. Así, las empresas ven en las adquisiciones y en el cierre de alianzas vías para incorporar las capacidades profesionales que van a necesitar para mejorar su desempeño en un entorno cada vez más competitivo. A pesar de la subida prevista de tipos de interés o del impacto de factores que se han visto agravados por el conflicto en Ucrania como la inflación o la subida de precios de energía y materias primas, las previsiones relacionadas con las operaciones corporativas se mantienen.
En esta línea, tal y como se desprende del sondeo realizado entre abril y mayo de 2022, un 29% de los encuestados realizará fusiones o adquisiciones, un dato que coincide con el recabado en la encuesta realizada entre diciembre de 2021 y febrero de 2022. Además, un 34% cerrará alianzas en los próximos 12 meses, porcentaje que, aunque es cuatro puntos inferior al de hace tres meses, revela la apuesta decidida por este tipo de acuerdos.
Así lo confirma Noelle Cajigas, socia responsable de Deal Advisory y Fondos Europeos de KPMG en España: “como estamos viendo, los bancos centrales (y el mercado) han comenzado a subir los tipos de interés en respuesta a una inflación que ha alcanzado registros que no habíamos visto en décadas. Sin embargo, el mercado de transacciones permanece activo y, a tenor de las respuestas recabadas en este informe, esta tendencia se mantendrá a lo largo del año”.
flacEn definitiva, a corto plazo, las empresas se muestran preocupadas por la inflación, que volvió a repuntar en el mes de mayo y se situó en el 8,7%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y cuyo impacto en el negocio es una de las grandes inquietudes de los directivos. Aun así, las compañías se muestran decididas a seguir invirtiendo y apostando por las grandes transformaciones que deben abordar para hacer frente a los retos que les plantea un mundo cambiante en el que la incertidumbre se ha convertido ya en una constante.
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