Muchas iniciativas en materia de Compliance han nacido impulsadas por organizaciones internacionales que, aunque no disponen de la capacidad para emitir normas con efectos legales directos ni capacidad vinculante, han conseguido que sus pautas y recomendaciones se conviertan en referentes como buenas práticas. Esto, sin duda, ayuda a que las organizaciones desarrollen práticas generalmente aceptadas para supervisar el cumplimiento de sus obligaciones de una manera más natural y efectiva, sin que exista un sentimiento de imposición.
Este fue el caso de la Cámara de Comercio Internacional (ICC por sus siglas en inglés), una organización que representa a empresas de todos los sectores a nivel global. La ICC fue la primera asociación de negocios en emitir un marco general de reglas anticorrupción con la publicación en 1977 de las Reglas de Conducta para combatir la extorsión y el soborno, que han sido revisadas en varias ocasiones con posterioridad. El objetivo de estas Reglas es ayudar a las organizaciones a cumplir con sus obligaciones legales y con las numerosas iniciativas anticorrupción a nivel internacional. Al ser recomendaciones sugeridas por una organización que representa ampliamente al sector empresarial, son ampliamente reconocidas y aceptadas, al haber tenido en cuenta la problemática habitual a la que se enfrentan muchas organizaciones.
De esta manera, las Reglas de Conducta para combatir la extorsión y el soborno están destinadas a facilitar la autoregulación de las propias organizaciones en el mundo de los negocios, donde las organizaciones deciden libremente someterse a a unas reglas estrictas pero claramente definidas por ellas mismas, y adaptadas a sus valores. Cada organización deberá decidir entonces si incluye todas o selecciona solo algunas medidas que considere más adecuadas a sus circunstancias.
En el siguiente video analizo el contenido y características de este estándar internacional.
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